Reportaje

Apagón en Córdoba: "Pasé ocho horas encerrada en un tren; cuando salí, me llevaron al Reina Sofía y luego me dejaron tirada en la calle"

Otra afectada denuncia que su hotel revendió la habitación que había reservado días antes. Los afectados por el drama del apagón relatan cómo vivieron una noche caótica

Colas de viajeros en la estación de autobuses.

Colas de viajeros en la estación de autobuses. / A. J. González

Adrián Ramírez

Adrián Ramírez

"Pasé nueve horas encerrada en un tren, cuando salí me llevaron a Reina Sofía y después me dejaron tirada en la calle". En la larga cola de personas que intentan conseguir un billete de autobús en la estación de Córdoba para regresar a casa se encuentra Ascensión Gallo, una barcelonesa de 55 años que vivió ayer una auténtica odisea, tanto física como emocional.

El apagón le sorprendió a bordo del tren que partía de Málaga con destino a Barcelona. El convoy quedó detenido en Villanueva de Córdoba, donde los pasajeros permanecieron más de nueve horas atrapados, hasta que la Unidad Militar de Emergencias (UME) logró remolcar el tren hasta la estación de Córdoba.

Un grupo de viajeros logra subir a un autobús en Córdoba.

Un grupo de viajeros logra subir a un autobús en Córdoba. / A. J. González

Ascensión comienza agradeciendo la atención recibida en ese municipio de Los Pedroches: "Nos dieron agua, bocadillos y, sobre todo, compañía. Nos ayudaron mucho, tanto física como mentalmente", cuenta con una tenue sonrisa.

Sin embargo, el gesto se le endurece al relatar lo que vino después. Diabética, no pudo tratarse adecuadamente durante el encierro en el tren, lo que agravó su situación. “Me agobiaba ver pasar las horas sin recibir ayuda. Tenía miedo de que me ocurriera algo grave”, relata. Tras ser evacuada en ambulancia al Hospital Reina Sofía, recibió asistencia médica y logró estabilizarse. “Ahí me trataron bien y me recuperé. Fue un alivio”, explica.

Un drama que no cesa

El problema surgió al terminar la atención médica. “Pensé que podría quedarme en el hospital, pero cuando acabaron de atenderme me dijeron ‘búscate la vida’”, cuenta malhumorada. Logró contactar con su hijo, quien le reservó y pagó una habitación de hotel. Sin embargo, al llegar, le informaron que no había plazas disponibles. “Por suerte, me dejaron pasar la noche en recepción junto a otras personas que estaban en una situación parecida”, dice con resignación.

Muchas personas tratan de alquilar un coche para regresar a sus casas.

Muchas personas tratan de alquilar un coche para regresar a sus casas. / A. J. González

El rostro de Ascensión, como el de centenares de afectados, refleja el cansancio y el hartazgo. “Estoy más agotada que enfadada”, resume. Tras dejar su maleta en el hotel —que por fin tenía habitación libre— se dirigió a la estación de autobuses. “He perdido la esperanza de conseguir un tren”, asegura. Ha podido hablar con sus seres queridos, especialmente con su madre, que está enferma, y en su trabajo le han concedido la semana libre. “Han sido comprensivos, al menos eso”, añade. Ahora intenta comprar un billete para regresar a Barcelona el miércoles. “Hoy va a ser imposible. Necesito calmarme y descansar”, comenta con la voz entrecortada para después añadir: “A ver si esto se acaba ya”.

“Revendieron mi habitación de hotel”

A su lado, Mertixell Guinjuan, natural de Tarragona, también quedó varada en Córdoba en pleno apagón. “Nos echaron de la estación y nos dijeron que, si no salíamos, vendría la Policía”, denuncia.

Pasó horas sin saber qué hacer, hasta que decidió dirigirse al hotel donde había reservado una habitación con antelación. “Llegué de madrugada. Era difícil orientarse sin luz, sin mapa y en una ciudad desconocida”, explica. Al llegar, la respuesta fue devastadora: su habitación había sido revendida. “Es indignante”, lamenta con enfado.

Centenares de personas pasando la noche en la estación ayer en Córdoba.

Centenares de personas pasando la noche en la estación ayer en Córdoba. / Manuel Murillo

Tras esto, regresó a pie a la estación, preguntando en cada hotel que encontró en el camino si había disponibilidad. Tras no lograr habitación, tuvo que “hacerse un hueco” entre la multitud para dormir a duras penas en el suelo de la estación. Ahora busca un billete hacia Madrid, donde un familiar podría acercarla a su ciudad.

Tanto Mertixell como Ascensión coinciden en su crítica: denuncian la falta de información por parte de Renfe y del Gobierno. “Nos tienen abandonadas”, concluyen.

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