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Cinco años del estado de alarma por el covid

«El campo más o menos mantuvo su producción»

Ignacio Fernández de Mesa, exsecretario provincial de Asaja

Cinco años del covid en Córdoba

CÓRDOBA

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Córdoba

Durante la pandemia del covid-19 hubo numerosos sectores de la economía que fueron considerados esenciales, lo que supuso que su actividad nunca se paralizó, si bien hubo casos en que las restricciones hicieron que bajara la producción. Entre los menos afectados estuvo probablemente el de la agroindustria, que tiene en Córdoba uno de sus mejores exponentes. Puede que hubiera una crisis internacional sin precedentes, pero incluso en un caso así es necesario alimentarse. Y si es con productos de calidad, mucho. Por eso los trabajadores y empresarios del campo nunca detuvieron su actividad. 

Cinco años después recuerda aquella situación Ignacio Fernández de Mesa, quien por entonces era el secretario provincial de Asaja -hoy está ya jubilado tras años de intensa actividad-. «Más o menos el campo mantuvo su producción, con complicaciones y medidas de seguridad, además de las advertencias a las personas para que tuvieran cuidado con las situaciones de riesgo», rememora.

Al aire libre

En ese sentido, las medidas no fueron diferentes a las que se implementaron en otros sectores, pero hubo una salvedad: en el campo el trabajo es al aire libre «y el virus era más complicado en esa situación que contagiase», en palabras de Fernández de Mesa. Incluso en los momentos de compartir vivencias, como a la hora del bocadillo o en los descansos de las fatigosas jornadas laborales, «se hacía manteniendo la distancia», asegura quien dirigió a la patronal durante la etapa del coronavirus y aquellos duros años.

No obstante, Fernández de Mesa apunta que en aquel tiempo el covid «fue un tema bastante complicado, una sorpresa y obviamente en el campo repercutió, en cuanto que hubo situaciones complicadas». Por ejemplo, recuerda Fernández de Mesa, «había que llevar un salvoconducto para el viaje» y los desplazamientos de las cuadrillas de temporeros y, además, «luego hubo medidas para los empleados y para la gente que trabajaba no sólo en las explotaciones, también en domicilios... no se permitía el contacto entre la gente». Uno de sus mayores miedos, recuerda Ignacio Fernández de Mesa, era que «cualquier trabajador podía dar la transmisión dentro de la empresa. Si alguien tropezaba con la enfermedad, se producía un dislate en toda la empresa, no sólo en la recolección».

El exsecretario de Asaja-Córdoba resume cómo «en los cultivos no creo recordar que afectara mucho, hubo mucho cuidado. Hubo medidas para no dar lugar a situaciones de contagio».

Para Fernández de Mesa, lo peor fue «el fallecimiento de personas conocidas, que se notó de manera muy fuerte. Pero en la agricultura hubo escasas incidencias, no fueron cuadrillas, que hubieran perjudicado al campo». 

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