Reportaje

La silenciosa y negra sombra de la soledad no deseada

Un estudio financiado por la Junta señala que el 40 por ciento de personas mayores de 55 años están en la diana de la soledad no deseada, una epidemia silenciosa que se ceba con las personas con movilidad reducida, bajos ingresos y que viven en la cada vez más extensa España vaciada

Una de las usuarias de los talleres impartidos en Córdoba por Inserta Andalucía para combatir la soledad.

Una de las usuarias de los talleres impartidos en Córdoba por Inserta Andalucía para combatir la soledad. / CÓRDOBA

David Jurado

David Jurado

Córdoba

María tiene 82 años y, desde que enviudó hace cinco, apenas sale de casa. Sus hijos viven en otras ciudades, y aunque la llaman de vez en cuando, las tardes se le hacen eternas. Pedro y Carmen, una pareja sin hijos, compartieron toda una vida juntos, pero cuando él falleció, ella se encontró sin una red de apoyo cercana. Juan, de 87 años, vive en una aldea de Córdoba; su esposa murió hace años y sus vecinos han ido marchándose o falleciendo. Cada vez que necesita ir al médico, debe pedir ayuda a un conocido que no siempre está disponible.

Todas son personas ficticias que ejemplifican casos reales. Son sólo algunas de las historias que podrían contarse de quienes enfrentan la soledad no deseada en Córdoba, un problema que amenaza fundamentalmente a las personas mayores. Una sombra que se va oscureciendo y se agrava conforme estas personas van sumando años y van perdiendo sus contactos sociales por una menor actividad.

Según un estudio del 1º Plan Estratégico Integral de Personas Mayores de Andalucía 2020-2023, financiado por la Junta de Andalucía y dirigido por la Universidad Pablo de Olavide, el 40% de las personas mayores de 55 años en Córdoba, es decir, unas 108.320 personas, presentan soledad no deseada de nivel moderado, mientras que un 7% la sufre de forma severa. Además, un 15% de la población mayor de 84 años, alrededor de 7.375 personas, está en riesgo de aislamiento social, especialmente en zonas rurales y en edades avanzadas.

Para hacer frente a esta situación, la oenegé Inserta Andalucía realizó diversas acciones en Córdoba durante 2024. Fuentes de la citada entidad informaron de que se atendieron a 42 personas mayores en la capital con servicios de atención social, acompañamiento sanitario, gestión de prestaciones, talleres y excursiones, con el objetivo de fortalecer redes vecinales y comunitarias.

Labor de las oenegés

Entre las iniciativas destacaron 27 talleres sobre estimulación cognitiva, hábitos de vida saludables, creatividad y deporte adaptado, así como seis excursiones a lugares emblemáticos como el Museo Arqueológico, el Museo del Molino y la Mezquita.

Además, la organización no gubernamental trabajó en coordinación con el Centro de Salud Santa Victoria, el Hospital Reina Sofía, el Ayuntamiento, los Servicios Sociales y el Centro de Salud Poniente para informar sobre los servicios disponibles y mejorar la detección de la soledad no deseada en personas mayores.

Archivo - Cuidado. Mayores. Dependencia.

Las entidades ofrecen acompañamiento a los mayores. / CÁRITAS - Archivo

La labor de esta oenegé no fue la única que se volcó con las personas sobre las que se cierne la mancha oscura de la soledad no deseada. En una sociedad cada vez más envejecida y con un creciente número de personas mayores que viven solas, la labor de organizaciones como Cáritas Diocesana se vuelve fundamental. A través de su programa para mayores, esta entidad trabaja incansablemente para combatir la soledad no deseada y ofrecer acompañamiento a quienes más lo necesitan. Con tres recursos principales —la Residencia Hogar San Pablo, el programa Tejiendo Redes y el servicio de Ayuda a Domicilio—, Cáritas se ha convertido en un referente en la atención a las personas mayores en situación de vulnerabilidad.

La Residencia Hogar San Pablo es un recurso habitacional destinado a personas mayores en situación de exclusión social. Aquí, siete voluntarios dedican su tiempo y esfuerzo a brindar un entorno seguro y acogedor para los residentes. Además de ofrecer un techo, este espacio busca generar un ambiente familiar donde los mayores puedan sentirse acompañados y valorados.

Por otro lado, el programa Tejiendo Redes cuenta con seis voluntarios que se encargan de acompañar a personas mayores que viven solas y con bajos recursos económicos. Este programa no sólo aborda las necesidades materiales, sino que también se enfoca en el aspecto emocional, ofreciendo compañía y apoyo en el día a día.

El rostro del solitario

En cuanto al número de personas que viven solas en la provincia, Cáritas no maneja datos oficiales, ya que su labor se centra en aquellas personas que son derivadas desde los grupos parroquiales de la organización.

Actualmente, están acompañando y atendiendo en la capital a 43 personas, un número que refleja la magnitud del problema de la soledad no deseada en la ciudad. Estas personas, en su mayoría, presentan un perfil común: son mayores con bajos ingresos, movilidad reducida y pocas redes de apoyo que les ayuden a cubrir sus necesidades más básicas.

El acompañamiento que ofrece Cáritas va más allá de lo material. Muchas de las personas atendidas necesitan ayuda para realizar gestiones administrativas, un área en la que suelen encontrarse con grandes dificultades debido a la falta de apoyo familiar o social. Además, los voluntarios les acompañan a citas médicas, les ayudan en tareas cotidianas y, en muchos casos, simplemente comparten un café o un paseo. Estos pequeños gestos son fundamentales para combatir la soledad y mejorar su calidad de vida.

En un mundo donde la soledad se ha convertido en una epidemia silenciosa, iniciativas como las de Cáritas Diocesana y las de Inserta Andalucía son un rayo de esperanza para quienes más lo necesitan. A través de su labor, no sólo se mejora la vida de los mayores, sino que se construye una sociedad más justa y solidaria.

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