Patrimonio gastronómico y cultural

La Sociedad de Plateros, un legado histórico de 156 años

La Mutualidad de Previsión Social nace para dar apoyo económico y cobertura médica a los joyeros en tiempos de miseria

La Sociedad de Plateros, un proyecto de 156 años

Manuel Murillo

Cristina Ramírez

Cristina Ramírez

En años de miseria, allá por 1868, los plateros no tenían derecho a enfermar. No había Seguridad Social y dejar de trabajar era no llevar dinero a casa. Es en ese contexto en el que surge la Mutualidad de Previsión Social de Orífices y Plateros de Córdoba, más conocida como Sociedad de Plateros. Nace desde cero, con el afán de ofrecer cobertura médica, paga durante la baja y pensiones a los humildes profesionales asociados. Ahora, 156 años después de este hito, el nombre de esta sociedad es sinónimo de buen vino y solera, ligada a sus bodegas y a las cinco tabernas que, al calor de una buena charla, acogen a cordobeses y visitantes convirtiéndose en parte del patrimonio de la ciudad.

«En aquellos tiempos no había nada que ayudara a un trabajador a seguir comiendo cuando se ponía malo», por lo que un grupo compuesto por 23 joyeros cordobeses decide conformar un 17 de octubre, bajo la presidencia de Mariano González, la Asociación Mutua de Plateros. Seis reales diarios recibían en ese momento, el tiempo que durase la enfermedad, certificada por el doctor Rafael Achelerga, el primero de la mutualidad. Su actual junta directiva da testimonio de ello y asegura que esta institución es «historia viva de Córdoba», su cultura y su patrimonio. Sentados alrededor de una mesa de madera en su sede ubicada en la calle Queso, su presidente, Francisco Vera, acompañado de su vicepresidente, Francisco Ordóñez, su secretario, Francisco Corripio y su tesorero, Antonio Cuevas, repasan los principales hitos de la sociedad. Lo hacen apoyándose en antiguas actas, fotografías y documentos con más de un siglo de antigüedad.

Las históricas tabernas invitan al diálogo saboreando un buen vino de la tierra.

Las históricas tabernas invitan al diálogo saboreando un buen vino de la tierra. / Manuel Murillo

Estos cuatro representantes recuerdan a CÓRDOBA que la sociedad comenzó con apenas una veintena de socios y llegó a tener cerca de medio millar en su época de mayor popularidad. «Luego fue mermando» y en la actualidad cuenta con más de 150 personas asociadas. Los estatutos eran rígidos al inicio y solo admitían a plateros nacidos o afincados en Córdoba. En la actualidad, tras el último cambio de la entidad en 2023, cualquiera puede asociarse a esta mutualidad. Los tiempos han cambiado. Ahora también pueden formar parte del colectivo mujeres, algo que han prohibido los estatutos durante más de un siglo. Mujeres ha habido siempre en el oficio, pero como en todo -recalca la junta directiva- estaban en la sombra. «Hay que abrirse» para atraer más socios porque «los mayores nos morimos», apuntan sus responsables que recuerdan que «antes para entrar aquí los requisitos eran férreos y exquisitos». Pertenecer a esta institución «es una cosa muy bonita», dicen los representantes, que recalcan que la Sociedad de Plateros de Córdoba es de las más antiguas de España.

Sociedad de Plateros Tabernas

Sociedad de Plateros Tabernas / Manuel Murillo

Tabernas para subsistir

La cuota de los socios no era suficiente para dar cobertura a sus necesidades, por lo que poco después de su creación, la Sociedad de Plateros buscó una alianza en el vino y las tabernas, un mundo muy ligado a esta figura profesional. ¿Por qué? No se concibe el oficio sin la parada en la taberna de la esquina para tomar un medio tras acabar la jornada. Primero compró sus señeras bodegas, en las que criaban los finos Platino, Peseta y Oro viejo. Más tarde llegaron pequeñas tiendas en las que vendían estos caldos de Montilla-Moriles Alto (un vino sin aditivos) y, en tercer lugar, llegaron las tabernas. No se podía vender otro vino que no fuera el que tenía el sello de la sociedad. Era un requisito. No había tapas. Solo una charla alrededor de madera de barril con olor a fino. Durante algunos años, la venta de vino, más las cuotas de la multitud de socios, era la principal fuente de ingresos de la mutualidad y gracias a esta actividad plateros y orífices contaban con pensión y cobertura médica.

La Sociedad Plateros de San Francisco es la taberna más antigua de las que tiene en propiedad la mutualidad.

La Sociedad Plateros de San Francisco es la taberna más antigua de las que tiene en propiedad la mutualidad. / Manuel Murillo

El local de San Francisco es el primero de los templos del vino que adquiere la sociedad, el más antiguo, cuyos inicios se remontan a abril del año 1874, según los datos que maneja la entidad. Se trata de una taberna histórica con más de 150 años que da a dos calles, da a dos calles: San Francisco y Romero Barros. Años más tarde llegó la Taberna de la plaza Séneca (junio de 1880) un local que desde hace 22 años cuenta en su parte alta con un hotel. La misma destaca por su arquitectura y sus antiguas bodegas. Tanto esta como la anterior están relacionadas con los clientes que han acogido a lo largo de su historia entre los que destacan diversas personalidades de la ciudad. Según citan sus directivos ahí «se reunían con asiduidad Julio Romero de Torres, Pío Baroja y García Lorca», entre otros, dentro de un grupo artístico «llamado Los legítimos». Según cuenta el presidente, Séneca estaba llena de inscripciones, letreros y sellos algunos de estos artistas que «desaparecieron tras la Guerra Civil».

La tercera taberna que llega a la propiedad de la Sociedad de Plateros es la taberna El Abuelo, situada en la antigua calle San Álvaro, hoy Cruz Conde, cuyos inicios datan de 1925. Tres años más tarde, en mayo de 1928 llega a sus manos la taberna de María Auxiliadora, donde actualmente está ubicada la bodega que suministra a todas las tabernas de la Sociedad de Plateros sus vinos y el despacho de venta al público. La última en llegar, en septiembre de 1965, fue la situada en la avenida de Granada. Cuatro de estos cinco señeros bares no solo están reconocidos por los cordobeses, sino que han recibido el distintivo de Tabernas Históricas de la ciudad por parte del Ayuntamiento. Una firma con la que quieren incluir las tabernas dentro de la oferta turística de Córdoba, como se ha puesto de manifiesto durante esta semana en Fitur. La única de las cinco que no cuenta con esta insignia es la del Sector Sur por su juventud.

El nombre de esta entidad no se concibe ahora si no es ligado a sus cinco históricas tabernas y sus finos de solera

Ilustres personalidades

Estos locales encierran tanta historia como anécdotas. Pese a ser propiedad de un colectivo que representa «al pueblo» y a la clase humilde, como recalcan sus directivos, por sus tabernas han pasado ilustres personalidades del mundo de la cultura y la política de la ciudad (Antonio Gala, Julio Anguita o Adolfo Suárez, entre otros, según cuentan los miembros de la junta directiva). De hecho, uno de los salones de la taberna de San Francisco lleva ahora el nombre de Anguita. Actualmente, las bodegas que se situaban en la calle Queso, donde hoy está la sede de la Sociedad de Plateros, están vacías y únicamente se conservan las barricas como elemento decorativo. Ese espacio llegó a albergar una capacidad de unos 500 barriles de vino. Además de en ese espacio, todas las tabernas contaban con su propia bodega con los distintos finos de la sociedad. Hoy día solo conserva la bodega el local de María Auxiliadora.

Adolfo Suárez visita las bodegas de la Sociedad de Plateros.

Adolfo Suárez visita las bodegas de la Sociedad de Plateros. / Manuel Murillo

Ocho locales en alquiler

La Sociedad de Plateros cuenta con un total de ocho locales que tiene en alquiler, entre los que se incluyen las tabernas. La directiva únicamente cobra a sus arrendatarios el alquiler, por lo que cada taberna es independiente y está regentada por una persona, aunque casi todas siguen la misma línea y «van a una», ofreciendo productos parecidos. Hasta ahora todo ello ha dado para afrontar gastos y dar cobertura a los asociados. Ahora, pertenecer a la Sociedad de Plateros es más una insignia que una necesidad, como lo fue al inicio. Así, su directiva no cesa en su empeño por mantener el proyecto que iniciaron «humildes plateritos». Con un medio de Peseta, en la barra de una de sus tabernas, brindan porque su historia siga viva.

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