Entrevista | Francisco Torrent Vicepresidente de CECO
«El sector agroalimentario se usa como moneda de cambio en las negociaciones»

Chencho Martínez
-Córdoba ha cerrado el último año con datos de récord en exportación. ¿Qué análisis se hace desde CECO de estos datos?
-Lo primero que hay que decir es que son datos magníficos. Son muchos años los que vamos creciendo y eso no es nada más que una radiografía de la calidad de las empresas que tenemos en nuestra provincia. Yo lo digo mucho, que no nos creemos lo buenos que somos. Tenemos siempre ese senequismo...
-Sí, eso parece siempre, que otros lugares lo hacen mejor.
-Sacan pecho, efectivamente. Parece que sí, pero, bueno, año a año vamos demostrando que no es así. Sí es cierto, y siempre me gusta también decirlo, porque debe de ser así, que el ciudadano de a pie debe ver realmente cómo se referencian los datos. Es muy importante también saber que se referencia a euros, no a producción por kilo, por tonelada, por ítem o por producto.
-¿Eso qué quiere decir?
-Pues quiere decir que el hecho de que todos los precios en estos años suban también influye en que ese incremento de facturación haga que los valores sean mayores. No es lo mismo que un producto esté más barato vendiendo los mismos kilos a que esté al doble de precio. Entonces, aunque tenga los mismos kilos, factura más y el crecimiento es mayor. Siempre hago esta corrección cuando salen estos datos todos los años.
-¿Por qué?
-Porque no nos vayamos a llevar a engaños si un año la producción es mayor, hay un crecimiento y, sin embargo, se dice: «Uy, hemos bajado un tanto por ciento de la facturación». Eso es un dato que siempre hay que tener en cuenta.
-¿Lo que se suele decir de los costes de producción?
-Si el coste de producción es más caro pero se vende lo mismo, evidentemente, el beneficio es menor. Eso es así de claro, pero la facturación puede ser mayor. Porque tú tienes que los costes son más caros, pero tú repercutes en el precio y el precio es más alto, y la facturación con los mismos números de productos es mayor. Entonces, siempre lo digo cuando la tendencia es alcista, o sea, cuando es bueno y podría sacar pecho para decir que somos magníficos y estupendos, que lo somos, pero ese factor hay que tenerlo en cuenta. ¿Para qué? Para que cuando el año que los precios vayan en la curva hacia abajo, porque los mercados suben y bajan, que no se vea que no hemos crecido tanto este año o se ha bajado. Y aún así, haciendo ese análisis, y con precios altos, con costes mayores, repercusiones de precios más altos, también se crece. Que es lo importante.
-Coinciden todos estos datos con la reciente renovación de Antonio Díaz en la presidencia de CECO, donde usted es vicepresidente. ¿Qué retos tiene CECO para mejorar todavía más esos datos de exportación, sabiendo la época en la que entramos?
-Yo no voy a explicar qué es CECO, ya se conoce y más con un plan de acción hecho desde hace 8 años y con lo que se ve día a día. La confederación es un lobby empresarial donde cualquier sector o cualquier subsector está para ayudarnos entre nosotros, para que las sinergias confluyan y hagan que 2x2 no sean 4, sino 16, o cuando una suma de 2 más 2 no sean 4 sino 5. ¿Dónde queremos ir? Pues a seguir con nuestro crecimiento sostenible, con esa palabra tan bonita que usan todos para todo: sostenible, la sostenibilidad. Tenemos retos muy importantes en el mundo de la exportación y, sobre todo, debemos intentar presionar, para conseguir que nuestras administraciones comprendan las necesidades reales del empresario, de la empresa, de los trabajadores, que hagan que se dinamice mucho más la productividad y con ello la riqueza, para poder tener mejores sueldos y, con ello, mejor consumo, mejor nivel de vida, etcétera. Que la rueda se mueva. Ese factor es muy importante y debemos hacerle ver a todas las administraciones que problemas hay todos los días, que lo que hay es que tender puentes, no poner barreras.
-Y, en general, ¿se están tendiendo puentes? ¿Se entienden bien las administraciones con las organizaciones empresariales? Teniendo en cuenta que la otra pata de ese entendimiento son los sindicatos.
-La verdad es que se están consiguiendo muchísimos retos, se está consiguiendo muchísimo dentro de ese ámbito. Está claro que el entendimiento social, la paz social, el crecimiento social no se consigue nada más que con el diálogo. Con el diálogo de las administraciones con la parte representante de los empresarios y de los trabajadores. Si hay un diálogo, se llega a acuerdos con beneficios para todos. Es cierto que podemos hablar de todos los ámbitos de la administración: la local, la regional y la nacional. No en todas es lo mismo, en la local y provincial, pues estupendo; en la regional, también; y en la nacional, bueno, no tengo yo que decir nada.
-Ahí están surgiendo algunos desacuerdos que hay que pulir...
-Totalmente, porque no puedes tomar decisiones, no voy a entrar yo a hablar del salario mínimo interprofesional ni nada, pero no puedes tomar decisiones sin hablar de las cosas, ¿no? Porque, al final, tú legislas sobre algo que no es baladí, sino que eso tiene sus repercusiones. Y que hay que ver la idiosincrasia de cada territorio, de cada sector, hay que ver las cosas. Y para eso estamos las asociaciones empresariales y están los sindicatos. De hecho, en la comunidad autónoma de Andalucía se recoge ya todo ello en una ley.
-Vamos a hablar del tema más destacado de la semana. Ha vuelto Trump al poder y ha vuelto el temor por su línea política, que, al fin y al cabo, no sorprende a nadie y que es la de poner aranceles a los productos que más afectan a nuestro territorio, como el aceite, las aceitunas y los productos alimenticios. ¿Qué repercusión puede tener si estos aranceles se vuelven a recuperar?
-Bueno, a ver, sintetizando, en lo que se refiere al arancel que pusieron en el año 2017 sobre la aceituna negra española hay que decir que no es que se vuelva a retomar, es que nunca se quitó. Da igual qué administración sea. Porque si estábamos hablando de que Trump tiene su política equis y es proteccionista...
-Hombre lo de política equis (X) es muy oportuno…
-Sí. En este caso, sí, con el 50% mínimo de X. Bueno, pues si realmente fuese así, la otra forma de entender la política (Biden), pues lo hubiera quitado y no ha sido así. Entonces, ¿qué puede ocurrir? Eso no lo sabemos. En el día a día, en las relaciones internacionales, ocurre, como dice la palabra, que son eso relaciones internacionales. Los países, cada uno, deben mirar por sus intereses y llegar a acuerdos. El miedo es que quien tiene que sentarse a defender los intereses nuestros sea alguien que no lo haga bien para esos intereses. Es cierto que en la parte agroalimentaria hace ya siete años que nos pusieron los aranceles. El sector agroalimentario ha sido utilizado como moneda de cambio en las negociaciones en la propia Europa, entre sus países, y entre Europa con otros terceros territorios.
-Es que, además, Estados Unidos siempre ha sido el gran mercado a conquistar por los productos españoles y los cordobeses. ¿Cómo se lleva la incertidumbre de este momento? Porque el de la aceituna, ya hemos dicho que está, pero existe la posibilidad de extender esos aranceles a otros productos, ¿no?
-Claro, por eso insisto en que siempre, todos los días, cuando levantamos la persiana los empresarios nos encontramos diciendo: «¿Qué va a pasar hoy?». Independientemente de la burrocracia que tenemos...
-¿Ha dicho ‘burrocracia’?
-Burrocracia, con dos erres. Oye, que todo es mejorable y que se va mejorando poco a poco, pero que seguimos teniendo la burrocracia. Que son trabas que al final van directamente a la cuenta de resultados de cualquier empresa. Estamos en una sociedad donde no se valora el tiempo de cada uno, ya que si yo tengo que ir a una administración a hacer algo, mi tiempo vale. Por eso era un poco lo de utilizar ese palabro. Si eso lo unimos a que te tienes que sentar para hacer determinados acuerdos, planteamos que lo primero sea que nuestro equipo de negociación para cualquier ámbito, local, regional, nacional o comunitario, esté preparado y tenga una mira de apertura, de tender puentes, de facilitar las reglas de juego para los empresarios. Nos pueden poner el 100% y el 200%, pueden ir hacia un producto o hacia un sector. Por supuesto. ¿Tiene por qué ser alimentación? Pues no, puede ser cualquiera. ¿Qué pasa? Recuerda cuando ocurrió el caso Boeing y el caso Airbus. Bueno, pues ahí hubo una lucha, digamos...
-Qué fue, además, el desencadenante de los aranceles, ¿no?
-Ese fue hacia la aceituna verde y al aceite y otros productos, y no solo agroalimentarios. Pero el de la aceituna negra fue anterior, fue en 2017 y fue por una sencilla razón, los productores de aceituna de allí dicen: «Oye, que me quejo a mi gobierno de que tengo un problema: hay unos señores de España que se están aprovechando de unas subvenciones que les da Europa y que, además, están haciendo dumping». Y, bueno, pues Comercio Americano los atiende y pone los aranceles. El que, políticamente, en una negociación Trump, o el que sea, aplique unos aranceles o aplique cualquier medida proteccionista está a la orden del día.
-Actualmente hay otro asunto con cierta polémica, el anuncio del acuerdo de Mercosur y del que, precisamente, también el sector agrario es uno de los que más tiene en juego. ¿Cuál es su valoración de esa situación?
-Pues, lo mismo, que tú te sientas a negociar algo y al final salimos dándolo todo. Yo no creo que sea de recibo que tú apliques unos aranceles de entrada y no los apliques de salida. Es decir, si yo te quito los aranceles para que tus productos entren, ¿por qué no me quitas tú los míos para que entren en tu zona? No tiene sentido con las repercusiones que eso conlleva. ¿Qué interpreto? Pues que volvemos a ser moneda de cambio. Ha interesado ceder eso a las negociaciones, que no entro ni conozco más a nivel de un ámbito superior, y han conseguido otro tema, quiero pensar que por lo menos lo han conseguido para otro sector, que, igual, con la calidad que estamos viendo ni ha logrado nada, pero que al final los que sufrimos las repercusiones somos nosotros.
-En este asunto estaba en juego el mercado de la naranja, sobre todo, y el aceite, ¿no?
-En ese sentido vuelve a ser el sector agroalimentario la moneda de cambio. Está siendo el sector primario y el sector industrial agro, llámese ganadero, llámese agro sin ganadería o pesca. Entiéndeme todo, es que incluso la pesca..., da igual, coge cualquier hemeroteca, coge cualquier acuerdo y verás. No tiene sentido. Es cierto que cada uno protesta cuando le duele algo, nosotros estamos todo el día protestando, pero es que es así. Es que analizas ese acuerdo de Mercosur y estamos hablando que productos ... Yo, que mi trabajo es la aceituna de mesa, que tú puedes ir a Mercosur a países como Brasil, por ejemplo, que es bastante consumidor de aceituna y vas en…
-¿Inferioridad de condiciones?
-Claro. Pero ya no solo es que vayas, sino que les quitan aranceles a otros países competidores o productores de aceitunas, con lo cual puedes estar diferenciado en calidad, en servicio, en tiempo, lo que quieras, pero el factor precio es muy importante hoy con la globalización.
-Para darle un aire un poquito más positivo a la cosa, vamos a hablar de la Base Logística del Ejército en la que tantísimas expectativas hay puestas. Para la exportación en Córdoba, ¿qué puede aportar?
-Todo. O sea, yo no hago diferencias realmente entre exportación e importación, porque tú empiezas, tienes un negocio, empiezas de cero, vendes al local, creces y vendes al provincial, creces y vendes al regional, creces y vendes al nacional y luego dices: «El mundo es más grande que mi pueblo y el de al lado». Y sacas fuera tus productos. Ya digo, en determinados sectores, donde, además, somos números uno en el mundo, pues si tenemos un tractor de economía tan importante como es la base logística, donde se va a generar muchísimo empleo y capacidades, que va a ser un referente, un foco que se puede replicar fuera... Es que todo ese sistema que el Ejército va a poner con ese tipo de bases se puede replicar fuera. Luego ya estás exportando. Fíjate qué sencillo. Replicar las cosas fuera. Si hay empresas interesadas.
-En este caso sería exportar conocimiento, investigación, I+D...
-Pero, voy a poner un ejemplo que además ya se está haciendo, voy a hacer el tanque X, por decir algo, el carro no sé qué o el tren no sé cuál y se dice: «Qué bien está hecho, qué bien lo hacen». Pues la empresa de donde sea, país equis, que quiere hacer esta infraestructura va a llamar a estos señores que lo hacen muy bien, a la empresa española que lo ha hecho. Vuelvo a redundar en que o no conocemos lo buenos que somos o no le damos la importancia. Todo esto es otro valor más. Sí es cierto que ahora mismo se está poniendo el foco, y sobre todo desde CECO, en atraer inversión, ¿para qué? Pues para que Córdoba se ponga en valor y, por supuesto, una Córdoba turística, para comer, para dormir, para patrimonio, por supuesto, pero también una Córdoba de emprendimiento, donde hay muy buenas empresas, pero que también pueden venir de otros sitios para implantarse aquí, que generen empleo, riqueza y que hagan que ese foco vuelva a decir al mundo que aquí estamos.
-Hay dos temas que también traen de cabeza últimamente a los empresarios del sector. Por un lado, está el precio del aceite, las oscilaciones que está teniendo; y, por otro, el de la importación, sobre todo, de los cítricos, ese problema que hay de que llegan de Egipto o de otros sitios sin esa cláusula espejo que tanto se reclama.
-Está claro que en los mercados no podemos entrar, es la ley de la oferta y la demanda. Los precios suben y bajan. Cuando falta producto, o bien porque no hay cosecha suficiente o porque hay más demanda de la cuenta, los precios oscilan, suben y bajan. Aquí tenemos, en el caso del aceite, ese problema, ¿no? Si hay menos aceite o si hay menos producción o hay más demanda, sube, y si de repente tenemos mucho aceite, baja. Pero lo que sí es un poco más sangrante es cuando nuestras administraciones nos ponen trabas internas. Me parece estupendo que se exijan todas las certificaciones del mundo, calidad por supuestísimo, seguridad alimentaria, todo magnífico, pero, también los productos que entran a España deben de tener, como mínimo, los mismos requerimientos, y eso no ocurre. Eso es otra indefensión más.
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