Consuelo Priego: «Empecé a hacer números y me di cuenta de que era más rentable una hipoteca que un alquiler»

Consuelo Priego firmó su hipoteca en agosto de este año y se mudó a su piso en septiembre. Tiene 28 años y llevaba desde 2014 viviendo fuera de casa de alquiler. «Hasta hace poco, se podía vivir sola de alquiler más o menos bien, pero de un tiempo a esta parte se han puesto por las nubes», comenta, «empecé a hacer números y me di cuenta de que me salía más rentable una hipoteca que un alquiler y encima el piso al final sería mío». Según relata, no vio demasiados pisos. «Me lo tomé con calma, pero solo visité los que cumplían una serie de requisitos mínimos como que tuvieran tres habitaciones, terraza y no necesitaran reforma», explica, «me decidí por el segundo que vi». Así ha pasado de pagar por un estudio minúsculo 375 euros de alquiler a pagar 500 euros de hipoteca por su piso. «Me lo han dado sin amueblar, con los electrodomésticos de la cocina justos, pero no he tenido que hacerle nada, ni empezar de cero con la electricidad ni quitar el gotelé ni nada de eso, solo pintar aunque me lo entregaron en buen estado», comenta. Cuando se puso a buscar en los portales, vio que había muchos propietarios que pedían «una barbaridad por pisos que necesitaban muchísima obra, solo porque estaban en un buen sitio o tenían metros, pero si compras un piso de segunda mano por más de 140.000 euros y encima le tienes que hacer tanta obra, no te sale a cuenta». Profesora de español en Accem Córdoba, para hacer frente a la entrada, tuvo que pedir ayuda a su familia. «El piso lo he comprado yo sola, pero no tenía dinero suficiente así que pedí un préstamo y me han ayudado siendo mis avalistas». Reunir ese dinero es el principal obstáculo para muchos jóvenes, que se ven obligados a pagar alquileres desorbitados o a desplazarse a la periferia para poder independizarse. 

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