Patrimonio

La puerta de San Sebastián, la más antigua de la Mezquita-Catedral, luce ya tras su restauración

El objetivo principal era conseguir la conservación del material original, los elementos decorativos y frenar su progresivo deterioro

Descubren la puerta de San Sebastián de la Mezquita-Catedral tras más de un año en obras

A. J. González

Fabiola Mouzo

Fabiola Mouzo

La puerta de San Sebastián -de los Visires o de San Esteban- de la Mezquita-Catedral de Córdoba luce ya en todo su esplendor tras una intervención que duró dos años y costó más de 105.000 euros. Es la puerta más antigua del monumento y antes de su restauración presentaba un muy mal estado de conservación que llevó al Cabildo Catedral a empezar a pensar en acometer estas obras por allá en 2021. Este jueves por fin ha caído la lona que la recubría y se ha dejado al descubierto el minucioso trabajo de arquitectos, arqueólogos y restauradores para lucir su nuevo estado.

El canónigo obrero del Cabildo Catedral, Pedro Soldado Barrios, y la restauradora Anabel Barrena Herrera han sido los encargados de dar detalles sobre la obra e incidir en la importancia de esta puerta en la historia del monumento. El objetivo principal era conseguir la conservación del material original, los elementos decorativos y frenar su progresivo deterioro para ofrecer "una lectura limpia de los elementos decorativos y de fábrica que han llegado hasta nuestros días", sin reintegrar volúmenes ni restituir piezas que pudieran diluir la autenticidad del original y "sin aportar más información o coherencia a la comprensión de la obra".

Su estado presentaba numerosas patologías, que fueron evaluadas tras un desprendimiento de un elemento a la calle en 2021. Modificaciones superficiales, deformaciones, rupturas y disyunciones, pérdida de material y alteraciones antropogénicas eran algunas de las deficiencias, que "responden a factores como la vulnerabilidad del material original o la exposición a las condiciones atmosféricas". Su última restauración se hizo en los años 90.

La puerta, que data del siglo VIII, daba acceso directo a uno de los espacios dedicado al rezo de las mujeres y es "es la mas antigua de cuantas se conservan en el edificio y la de mayor interés por su decoración y su peculiaridad y conservación", ha explicado Soldado Barrios. En definitiva, es diferente a las demás y hoy cordobeses y visitantes pueden disfrutar de ella en un mejor estado de conservación. 

Preservar el legado de las portadas es imprescindible porque "no son solo entradas físicas, sino puertas hacia la historia y la espiritualidad", ha expresado Barrena Herrera antes de hacer un minucioso repaso por las obras acometidas por su equipo y bajo su dirección.

Los detalles de la puerta y las obras

La puerta está en el lienzo occidental del oratorio de la Mezquita, viendo hacia el Palacio de Congresos, y cuenta con dos inscripciones en piedra califa dedicados a Alá. Además, en la zona superior tiene un arco decorado y tres arquillos de herradura ciegos con impostas de nacela de carácter ornamental, conservándose restos decorativos en los zócalos y las jambas. Sobre estos arquillos ciegos, se sitúa un guardapolvo almenado y dos ventanas cubiertas por celosía de mármol se ven de cada lado. 

Fue en 2021 cuando se hizo la primera actuación de emergencia tras el desprendimiento de un fragmento a la vía pública. En ese entonces, se hizo un reconocimiento integral de la obra y se llevó a cabo una fijación de urgencia para sellar las zonas con peligro de caída. Ante la gravedad del estado de conservación se solicitó el proyecto de conservación. 

En 2022 iniciaron los estudios previos para determinar el grado de deterioro, analizar los materiales y recopilar información y datos sobre intervenciones de épocas anteriores. Así, el equipo de restauración inicia los trabajos en octubre de 2023 en distintas fases de intervención divididas por orden de prioridades.

La primera, como no podía ser de otra manera, fue la fase de preconsolidacion en áreas con peligro de derrumbe a través de inyección de consolidante, limpieza y retirada de cemento y elementos no deseados, así como el sellado con mortero de cal tradicional. Todo ello siguiendo la teoría de la mínima intervención directa, principal criterio de intervención en los bienes culturales. 

Para cada proceso se usó materiales con cualidades compatibles con los originales y se tuvo en cuenta, además, la reversibilidad. Según la zona a tratar se usaron diferentes métodos y técnicas. Para la limpieza, por ejemplo, se hizo de manera manual, mecánica, química y con equipo láser. Los restauradores buscaron en todo momento dar consistencia a grandes pérdidas de material con la intención global de consolidar, limpiar y proteger para garantizar su durabilidad. Para el proyecto se contó con los arquitectos conservadores Gabriel Rebollo, Gabriel Ruiz Cabrero, los arqueólogos Raimundo Ortiz y Antonio Porras, además del ingeniero Rafael Ortiz.

La reintegración de volúmenes se planteó siguiendo dos objetivos clave. Por un lado, desde el punto de vista conservativo y para dar consistencia, se sellaron y cerraron las grandes pérdidas de material, evitando la acumulación de depósitos o la anidación de pequeños animales. Por otro lado, se devolvió la apariencia para facilitar una lectura más coherente tanto al lenguaje constructivo como decorativo. En este sentido, se centraron las actuaciones en las zonas de decoración, reintegración del cuerpo del tejaroz, el conjunto de arquillos ciegos, el arco principal y los merlones que flanquean la puerta.

La historia

Esta obra no solo representa uno de los vestigios más antiguos del monumento, sino también de la estructura arquitectónica decorativa desarrollada por el arte islámico en Al-Andalus. El interés que suscita su estudio se debe a la concentración de material original de época emiral que ha llegado hasta nuestros días.

La Puerta de San Sebastián o de los Visires, delimitada por contrafuertes, se abre en la fachada occidental del oratorio de la mezquita fundacional del siglo VIII. Su análisis histórico-arqueológico detecta distintas fases constructivas. Así, en el periodo emiral islámico, las intervenciones de Abd al Rahman I, Abd al Rahman II y Muhammad I, y, en la Edad Moderna, las obras de reparación de Hernán Ruiz I, Martín Ruiz (1602), Juan F. Hidalgo (1668) y las del siglo XVIII. De la etapa contemporánea destacan las actuaciones de restauración de Velázquez Bosco (1895) y Félix Hernández.

El Cabildo Catedral tiene en marcha otras muchas restauraciones, de mayor cuantía económica. Pero además del aspecto económico aseguran que les preocupa la vertiente humana, por lo que sus trabajadores están en permanente periodo de formación para mentener uno de los edificios y patrimonios que goza de una mayor valoración a nivel universal. 

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