DANA de Valencia
La Brigada Guzmán el Bueno X en Valencia: ayudar en el corazón del desastre
La BRI X trabaja desde el sábado en los municipios de Valencia más afectados por la DANA

A. J. González
«La gente te pide ayuda y, en ocasiones, tienes que decirles que no, que hay personas que están peor; es muy duro, pero es así», con esta frase resume Berta Casans, capitana de la Brigada Guzmán el Bueno, quien desde el pasado sábado trabaja en la zona cero de la DANA de Valencia. Con gesto serio, brazos atrás y ojos que se mueven con rapidez, sigue de cerca los movimientos de la unidad de zapadores desplazada, que el martes trabajaron en Alfafar. A ellos, se les ha unido un grupo táctico de la brigada.
Casans explica con claridad la dureza de la situación y la dificultad de un operativo «al que aún le queda bastante». La capitana aclara que «se han establecido una serie de prioridades. Nosotros somos clave a la hora de retirar coches y muebles apilados en las calles, ya que tenemos maquinaria pesada, pero también lo son los bomberos, por ejemplo, para achicar el agua, todos jugamos nuestro papel».

La BRI X continúa sus trabajos en Alfafar / A.J.GONZÁLEZ
No obstante, «se acerca gente pidiendo ayuda, diciendo que su coche se ha quedado atascado o que su calle tiene un metro de agua... Es ahí donde tenemos que saber equilibrar entre ayudar a todos los que lo necesiten y no desviarnos de nuestras principales labores», cuenta la capitana.
Es en esos momentos cuando el trabajo se complica: «Todo el mundo te necesita, pero no puedes llegar a todos, por lo que en muchas ocasiones te toca decir que no, que el vecino está peor que tú», lamenta Casans. Esto genera momentos de tensión con los locales que, a pesar de todo, «nos reciben con los brazos abiertos», matiza.
Tras unos segundos en silencio, durante los cuales Casans parece perder su mirada en el lodo, subraya que «la gente está muy nerviosa, y es normal; llevan una semana pasándolo mal y tienen mucho dolor acumulado. Hay que entender su psicología». En ese instante, la máquina termina de retirar los muebles apilados en una vía de Alfafar, entre los que se encontraba un álbum familiar completamente destrozado. Inmediatamente, el grupo pone rumbo a la siguiente calle, donde un coche sigue estancado en un garaje.
Colaboración
Caminando entre un barro que le llega a las rodillas, la máxima representante de la BRI X en Valencia observa cómo un guardia civil coloca la cuerda que une el camión militar con el automóvil. Esto le sirve para destacar el trabajo conjunto. «Ninguno de nosotros tiene todo lo necesario, pero entre todos no nos falta de nada, y eso es vital», afirma. «Cada uno tiene su función; cuando en la calle no quede ni mobiliario ni agua, nuestro trabajo habrá terminado y será el turno de otros compañeros», añade.
Sobre los voluntarios, agradece su trabajo y dedicación, ya que «no tienen miedo y son los primeros en arrimar el hombro». Sin embargo, advierte de que la zona «tiene un límite de personal», por lo que «es peligroso sobrepasarlo, y, en ocasiones, se hace». Esto genera dificultades añadidas, como detener los trabajos para que los voluntarios pasen por las vías. «Cada lugar tiene sus límites», insiste.
Una situación nunca vista
La Guzmán el Bueno también formó parte de la llamada Operación Balmis, que llevó al Ejército a patrullar las calles durante lo peor de la pandemia. Para Casans, «esto no tiene nada que ver», puesto que «aquí ves los destrozos, la desesperación de la gente se siente a cada paso. El covid era luchar contra un enemigo invisible».

La BRI X continúa sus trabajos en Alfafar. / A.J.GONZÁLEZ
Por su parte, Javier Romero, militar de la BRI X que también llegó el sábado, comenta que «no tiene nada que ver con lo que aparece en la televisión; ahí te percatas de la desesperación de los ciudadanos, de su tristeza o no escuchas sus palabras de agradecimiento mientras aguantan las lágrimas», cuenta. «Son personas que lo han perdido todo y que van a tardar meses, incluso años, en recuperarlo», lamenta Romero.
Tras una pausa para comer, los trabajos de la brigada se reanudan hasta que la luz se va de Valencia. Llevan días trabajando a destajo y aunque «queda muchísimo por hacer», resume Casans, tras un leve suspiro suaviza sus palabras con un «aunque cada vez menos». Y es que, con cada tarea concluida, la brigada se acerca un poco más a su misión: ayudar a que la vida en Valencia vuelva a ser la de antes.
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