40 años de la declaración de la Unesco

Conservación de la Mezquita-Catedral de Córdoba: principales actuaciones en los últimos 40 años

El complejo monumental se somete a continuas obras de restauración y mantenimiento

La Mezquita-Catedral, un monumento 'vivo' en constante restauración.

La Mezquita-Catedral, un monumento 'vivo' en constante restauración. / Víctor Castro

Un monumento con trece siglos de vida requiere de constantes intervenciones para su conservación. «Somos conscientes de que estamos trabajando en un edificio excepcional, de los más importantes de la arquitectura mundial», dice Gabriel Rebollo Puig, que, junto a Gabriel Ruiz Cabrero y Francisco Rebollo Piriz, conforman el equipo de arquitectos que desde hace 40 años dirigen las obras de restauración que se llevan a cabo en la Mezquita-Catedral, aunque, como aclara Rebollo, las obras son colectivas, intervienen numerosos profesionales -arqueólogos, historiadores, restauradores, químicos, canteros, carpinteros, albañiles, etc.-, a los que, a modo de una gran orquesta, dirigen los arquitectos conservadores.

Prioridad de las actuaciones

Siguiendo el plan director, los trabajos de conservación y restauración se clasifican en urgentes, prioritarios y necesarios. No obstante, pueden aparecer elementos que obliguen a reclasificar las intervenciones.

A la hora de emprender una acción, el primer paso es la recopilación de información lo más completa posible sobre el edificio y el elemento en el que se va a intervenir. La información condiciona la redacción del proyecto, que es el siguiente paso del proceso que continúa con el, a menudo, largo y complejo procedimiento de aprobación por las administraciones y organismos competentes. Aprobado el proyecto, llega el momento de la ejecución de la obra, en la que se utilizan, en el 99% de los casos, los mismos materiales constructivos que se utilizaron en su día. Así, durante años se han utilizado canteras de piedra similares a las de las que se extrajeron los sillares del edificio; se replican los morteros que se usaron en la construcción; las tejas, cuando es necesario, se sustituyen por tejas antiguas y se utilizan los mismos tipos de madera que en su día se usaron para crear las cubiertas.

En los 40 años como Patrimonio de la Humanidad, la Mezquita-Catedral ha experimentado numerosas intervenciones, entre las que cabe destacar las de la quinta fachada, que es como el arquitecto conservador se refiere a las cubiertas del edificio y que reflejan las distintas fases constructivas del mismo. En las obras realizadas se ha trabajado, sobre todo, en las estructuras de madera, restaurando todas aquellas que han sido posible o sustituyendo los antiguos tablones cuando no ha sido posible mantenerlos. En la actualidad, ya se ha restaurado aproximadamente el 70% de la techumbre. Rebollo reconoce que las cubiertas han sido una «obsesión» todos estos años.  

Las cubiertas de la Mezquita-Catedral son «la quinta fachada» del monumento y uno de los principales objetos de restauración del edificio.

Las cubiertas de la Mezquita-Catedral son «la quinta fachada» del monumento y uno de los principales objetos de restauración del edificio. / A.J. GONZÁLEZ

El resto de fachadas también han sido objeto de actuaciones. «El primer proyecto que se hizo después de la declaración de Patrimonio de la Humanidad fue la restauración del Patio de los Naranjos», recuerda Rebollo, quien apunta que una de las intervenciones más importantes fue la recuperación de los «andenes» exteriores, que cumplen una importante función de protección de los muros. En las fachadas «nos hemos encontrado todo lo que nos podíamos encontrar». «Hemos encontrado restauraciones muy bien hechas, como la de Ricardo Velázquez Bosco en el siglo XIX, que por tener ya más de un siglo han necesitado algunos retoques. Se ha trabajado en la fachada al río, conservando los arcos y escudos barrocos, y también hemos encontrado partes que prácticamente no se han modificado desde época mulsumana, pero que estaban deterioradas, como la puerta de la Concepción», explica. 

Como no puede ser de otra forma, el trabajo en el interior de la edificación también ha sido prolífico. Se ha actuado en algunas capillas, siendo la última intervención la iniciada este mismo año en la Capilla Real, con el objetivo de garantizar la conservación integral de todos los elementos decorativos.

Otras restauraciones

Junto a estas obras, sin duda, hay que resaltar las actuaciones que han afectado al crucero de la Catedral. Entre 2006 y 2009 se llevó a cabo la restauración del presbiterio, de la cúpula, los brazos del crucero y la bóveda del coro. Se planteó una intervención basada en la limpieza y consolidación de las partes afectadas. El inmueble presentaba grietas y fisuras, procediendo a un nuevo enjabelgado y a la reintegración cromática de las partes afectadas. Estas obras se realizaron en dos fases, estando la segunda, que abarcó la restauración de los brazos, la bóveda central y la bóveda del coro, incluida en el Plan Nacional de Catedrales y recibiendo, en el año 2009, el Premio Ciudades Patrimonio de la Humanidad.

Por otra parte, hace ahora un año se presentaba el resultado de la restauración de los brazos norte y sur del crucero de la Catedral. En esta ocasión, se trabajó en las cubiertas, que presentaban claros signos de falta de estanqueidad que derivaban en humedades y pudrición de las maderas de las estructuras, además de favorecer las filtraciones hacia las bóvedas. Todo ello afectaba claramente a la integridad de ambas cubiertas y sus bóvedas. Por todo ello, era preciso sustituir los elementos de madera que se encontraban en un grave estado de deterioro y eliminar las humedades que lo causaban.

La macsura es el nuevo objeto de restauración de la Mezquita-Catedral, una obra que durará al menos tres años.

La macsura es el nuevo objeto de restauración de la Mezquita-Catedral, una obra que durará al menos tres años. / A.J. GONZÁLEZ

Ahora, la Mezquita-Catedral acomete otra restauración histórica: la de la macsura de Al-Hakam II. La intervención ha dado comienzo por las tres cúpulas que componen la macsura, que «son las más antiguas cúpulas nervadas de la historia de la arquitectura universal», subrayó Gabriel Ruiz en la presentación proyecto. Posteriormente, se consolidarán «las fábricas de piedra y de cerámica» y después será el turno de los mosaicos, pinturas y yesos hasta que quede «en un estado de conservación perfecto». Además, la obra afectará a las estancias traseras: por un lado, el sabat (el pasadizo privado que usaban los miembros de la corte para acceder al mihrab de la Mezquita desde el Alcázar) y, por otro, el tesoro

Tracking Pixel Contents