En un nuevo hogar cordobés

Duero y Luna, la nueva pareja de lobos ibéricos del Zoo

El Centro de Conservación de la capital cordobesa ha recibido a dos nuevos habitantes: dos ejemplares puros de ‘Canis lupus signatus’

Duero y Luna en su nueva casa en el Zoo de Córdoba.

Duero y Luna en su nueva casa en el Zoo de Córdoba. / Víctor Castro

Irina Marzo

Irina Marzo

Córdoba

El Zoológico de Córdoba es desde hace unos días el nuevo hogar de una pareja genéticamente pura de lobos ibéricos de nombres Duero y Luna. La pareja está dentro de un Programa Europeo de Especies en Peligro (EEP) que maneja poblaciones en cautividad de animales exhibidos en zoológicos de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA). Este programa funciona como reservorio genético de esta subespecie de lobo endémica de la Península Ibérica (Canis lupus signatus) y de otras, aunque de momento la pareja protagonista de este reportaje no llega a Córdoba con un objetivo reproductivo. De hecho, Duero, el macho que tiene 6 años de edad y viene del Safari Park, localizado en Madrid, está implantado para que no pueda criar por ahora.

El lobo ibérico es una especie emblemática de España y Portugal que vio amenazada su existencia en los años 70 y que, aunque en las últimas décadas ha experimentado una pérdida significativa de variabilidad genética, ha conseguido ir recuperándose. Desde el año 2021, las poblaciones de lobo ibérico figuran dentro del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lesrpe), lo que prohíbe matarlo salvo circunstancias muy concretas.

El macho tiene 6 años y viene del Safari Park de Madrid.  | VÍCTOR CASTRO

El macho tiene 6 años y viene del Safari Park de Madrid. / Víctor Castro

«De momento en el Zoo estamos dedicados a la estancia y acondicionamiento de esta pareja de lobos, aunque sí hay un compromiso por parte de la coordinadora del EEP de enviarnos en un tiempo a otra pareja de la misma especie para que críen y formen manada aquí en Córdoba», explica Antonio Torrecilla, director del Zoo. Actualmente, el centro de conservación solo cuenta con estos dos lobos, ya que al anterior macho que ha estado los últimos años aquí lo han trasladado, dentro del programa de conservación, al Marcelle Natureza, en Galicia.

En España se han hecho en los últimos años dos censos de lobos ibéricos: uno entre los años 1986 y 1988, donde se contabilizaron 294 manadas, y otro entre los años 2012 y 2014, donde se contabilizaron 297 manadas. A pesar de esta estabilidad poblacional, la Unión Europa considera que su estado de conservación sigue siendo «desfavorable». Lo que más preocupa a los biólogos es la pérdida de variabilidad genética de las poblaciones de lobo, algo que puede afectar a la conservación de la especie con el paso del tiempo. La escasa variabilidad favorece la aparición de enfermedades graves, que en el peor de los casos pueden desencadenar una fase de depresión por endogamia grave de la especie. De ahí, la importancia de los cruces genéticos que favorecen este tipo de programas.

El espacio en el Zoo está en una ladera, al norte del recinto, y tiene varios refugios

Duero y Luna son de pequeño tamaño, --los lobos ibéricos pesan entre 25 y 55 kilos--, presentan las manchas oscuras en sus patas delanteras tan características de su especie. Tienen la cabeza grande y maciza, orejas triangulares relativamente pequeñas y ojos de color amarillento. Su hocico presenta unas visibles manchas blancas. A pesar de su fama, los lobos destacan por su inteligencia y su carácter familiar. Su hábitat típico es el bosque, tanto el mediterráneo como el atlántico, pero también es capaz de adaptarse a lugares más abiertos. Duero y Luna se están habituando a su nueva casa sin ningún problema, explica Antonio. El espacio reservado en el Zoo de Córdoba para los lobos se sitúa en una ladera, al norte del recinto, y dispone de varios refugios donde los lobos se pueden guarecer. «Se trata de un espacio similar al que ellos tienen en la naturaleza por lo que el periodo de adaptación está siendo perfecto», apunta el director del centro.

Duero, un lobo ibérico 100%.

Duero, un lobo ibérico 100%. / Víctor Castro

Los refugios son importantes también a la hora de que las hembras tengan a sus crías. Tras una gestación de unas nueve semanas, las lobas dan a luz en una madriguera escondida entre la vegetación o las rocas, pudiendo tener hasta a siete u ocho lobeznos.

El menú del lobo en libertad es muy variado, ya que caza todo tipo de presas, desde las de tamaño más grande como ciervos, corzos, gamos, muflones, jabalíes o ganado doméstico, hasta otras más pequeñas como conejos, liebres o micromamíferos. «El lobo es un animal en el que la resistencia prima sobre la potencia; por esta razón, la táctica de caza consiste en agotar a la presa, persiguiéndola hasta que su captura se hace posible». Para ello es importantísimo el trabajo en grupo, en el que el lobo es un auténtico especialista. Además de cazar aprovecha también la carroña y ocasionalmente puede consumir fruta silvestre y otros productos vegetales. Este carnívoro se organiza en pequeños grupos jerarquizados, lo que le permite cazar a grandes herbívoros que un solo individuo no podría capturar.

Duero y Luna se están habituando a su nueva casa sin ningún problema, dice el director

En el Zoo de Córdoba, los lobos Duero y Luna lo tendrán más fácil porque no tendrán que hacer mucho esfuerzo para alimentarse con variedad de carnes desde conejo a aves pasando por roedores. Suelen comer entre 3 y 3,5 kilos de carne de cada vez, aunque son capaces de ingerir más en situaciones excepcionales.

Aquí también se ahorrarán las feroces luchas que tienen cuando viven en manada para establecer una jerarquía dentro del grupo. Como mucho Duero y Luna tendrán que aprender a convivir como compañeros de piso y no sabemos si en un futuro como pareja.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents