Problema agroganadero y medioambiental
El avispón oriental llega a Córdoba: los efectos en la apicultura y en las alergias
Desde que la especie invasora fuera detectada por primera vez en Algeciras en 2018, inició su expansión, sobre todo por Sevilla y Málaga, pero ya se han visto ejemplares en la capital y provincia cordobesa. Ataca a las abejas, pudiendo afectar gravemente al sector apícola, y a frutas como la uva, además de que se suele asentar cerca de núcleos urbanos

A. J. González
El avispón oriental (vespa orientalis), especie invasora que, según la organización agraria COAG, puede provocar «importantes pérdidas en el sector» de la apicultura si no se adoptan medidas oportunas, ya ha hecho acto de presencia en la provincia de Córdoba, con la preocupación de que no solo ataque a las abejas, sino que pueda perjudicar, a corto o medio plazo, de forma seria a las vides del marco Montilla-Moriles, ya que entre los gustos de este himenóptero, está el azúcar de la fruta y el de la uva en particular.
En concreto, este avispón, de un tamaño algo mayor al de la avispa común, pero inferior a la velutina (asentada en Galicia), y de una singular tonalidad (color amarillo y marrón rojizo), ataca a las colmenas de abejas. «Mata a las abejas, haciendo que disminuya la producción de miel y ataca también a ciertos frutos, que deja sin valor comercial», señala el secretario provincial de COAG en la sección de Apicultura, Juan Antonio Ruiz.

Colmenas de la empresa Apícola de Montoro. / CASAVI
Pero también puede dar problemas de salud. La jefa de sección de Alergología del hospital universitario Reina Sofía, Berta Ruiz, indica que la fuerte expansión de la vespa orientalis en Andalucía está empezando a causar problemas de salud, debido a que esta especie está demostrando una buena aclimatación a ambientes secos y calurosos.
Esta doctora expone que este avispón es uno de los principales predadores de abejas de colmena, ya que encuentra en las mismas una combinación ideal de proteínas (abejas adultas, pupas y larvas) e hidratos de carbono (miel y néctar).

La jefa de sección de Alergología del hospital Reina Sofía de Córdoba, Berta Ruiz. / A.J. GONZÁLEZ
En espacios cerrados
Añade que los nidos de estos himenópteros se ubican, sobre todo, en espacios cerrados, sea bajo tierra, en cavidades naturales y artificiales, principalmente en edificaciones y otras estructuras artificiales (bajo tejados, en huecos de paredes, cavidades de ventilación, grandes conductos de desagüe y otros espacios más o menos amplios). Ruiz detalla que, «desde el punto de vista alergológico, mientras más frecuentes sean sus picaduras, mayor es la posibilidad de que haya personan que sufran reacción alérgica», por lo que si crece la población de estos insectos estas reacciones alérgicas serán motivo de cada vez más demanda asistencial en los centros sanitarios.

Un ejemplar de avispón oriental encontrado en una explotación de Villarrubia, en Córdoba capital. / CÓRDOBA
En Villarrubia
El avispón ya se ha podido avistar junto a colmenas en la barriada de Villarrubia, por la zona de las Ermitas o San Rafael de la Albaida en la capital cordobesa, también en Puente Genil, aunque afortunadamente, recalca Ruiz, no se conocen casos en Montoro, que es zona destacada en producción apícola en la provincia.
Desde que se detectara la presencia de los primeros ejemplares de avispón oriental en Algeciras en 2018, no se sabe si procedente de un contenedor de mercancías que pudiera proceder de Turquía, este representante de COAG indica que se ha observado un «incremento de avistamientos en el sur peninsular». Este hecho ha provocado una expansión de esta especie invasora «a gran velocidad por Málaga y Sevilla» y la existencia igualmente de este tipo de avispa en Córdoba, Huelva, Jaén o Valencia.
Juan Antonio Ruiz explica que, «aunque a lo mejor todavía la existencia de ejemplares de este avispón no es un problema de relevancia para la apicultura y agricultura cordobesas, si lo va a ser en un futuro no muy lejano, incluso puede que a lo mejor ya el año que viene, sobre todo si llega a Montoro y se expande igualmente por la campiña. La presencia de este insecto es un problema medioambiental, ya que a este tipo de avispa le gusta comer azúcares de frutas, como pueda ser la uva, aunque no el azúcar la de la naranja porque prefieren frutas de piel fina». Partiendo de este dato, los viticultores del marco Montilla-Moriles podrían verse afectados por pérdidas, no ocasionadas solo por la sequía, sino por este himenóptero. Este apicultor recuerda que este problema se añade a otros muchos que sufre el sector de la miel, como son la sequía, la entrada masiva de miel china de baja calidad, o los daños de la varroa, un ácaro que afecta seriamente a la producción y que está contribuyendo a que hayan disminuido el número de explotaciones apícolas en los últimos años.
Características
Por otro lado, el representante de Apicultura de COAG en Córdoba resalta que la vespa orientalis, además de comer abejas, se nutre de otros insectos de las redes tróficas, por lo que esto puede afectar negativamente a los pájaros insectívoros, además de que puede alterar también la vida humana, ya que a esta avispa le gusta asentarse cerca de los núcleos urbanos.
Ruiz precisa que estas avispas suelen ubicar sus nidos cerca de núcleos poblacionales y a ras de suelo, con el peligro de que cualquier persona pueda tocar los nidos. Este apicultor añade que estas avispas pueden producir ataques múltiples, con picaduras muy dolorosas, por la gran cantidad de veneno que inyectan y remarca que incluso puedan causar cuadros alérgicos.
Cómo atajar el problema
Este representante del sector de apicultura en COAG estima que hay que acelerar los permisos que debe conceder la administración autonómica en Andalucía para trampear las avispas reinas, con el objetivo de que no generen colonias, ya que si se esperan años para conceder dichos permisos para considerar la especie alóctona, los insectos van a seguir expandiéndose de forma significativa, como está ocurriendo en Málaga.
«Nuestro sector está próximo a la muerte, porque las explotaciones apícolas pertenecen a mayores de 50 años. No está habiendo relevo generacional, porque los jóvenes no ven rendimiento en este sector. Es una de las explotaciones ganaderas más difícil de afrontar económicamente, a pesar de que somos ganaderos sin tierra, que podemos solo comprar las colmenas y ocupar la superficie de terceros. Sin embargo, son muchas las dificultades para lograr que las colmenas estén vivas, entre el cambio climático, la sequía, la varroa, la falta de ayudas y ahora la incertidumbre con la avispa oriental», se lamenta Juan Antonio Ruiz.
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