77º aniverario del fallecimiento del torero cordobés
Manuel Rodríguez 'Manolete', héroe literario
El 28 de agosto se cumple el septuagésimo séptimo aniversario de la cogida mortal del diestro en Linares. Su figura ha sido objeto de innumerables publicaciones desde su fallecimiento.
![Manolete, en la plaza de toros de Granada en la Feria del Corpus. En la imagen, junto a Pepín Martín Vázquez.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/92a861aa-188b-4713-86b6-e588dee4f4fa_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Manolete, en la plaza de toros de Granada en la Feria del Corpus. En la imagen, junto a Pepín Martín Vázquez. / RICARDO
Si como decía José Álvarez Juncal -inolvidable personaje nacido del ingenio del recientemente fallecido Jaime de Armiñán- los músicos existen para inventar pasodobles, los pintores para dibujar toreros y los arquitectos para construir plazas de toros, bien podemos concluir que los literatos nacieron para escribir sobre Manolete. Junto a un sinfín de composiciones poéticas, la figura del cuarto Califa cordobés ha inspirado las cerca de setecientas obras en prosa que hoy se custodian en los anaqueles, también virtuales, de la Biblioteca Nacional, abultada cifra que avala la relevancia de nuestro protagonista más allá de su incuestionable e inalcanzable trascendencia taurina.
En gran medida motivado por la foránea nacionalidad de sus autores, los albores de la literatura taurina se caracterizaron por una visión tópica de la tauromaquia, y no será hasta finales del siglo XIX cuando, con la irrupción de figuras como Lagartijo o Frascuelo, se superen los clichés que lastraban la traslación de la fiesta al papel. Años más tarde, obras como Currito de la Cruz o la celebérrima biografía-ficción de Juan Belmonte escrita por Chaves Nogales abren la puerta a unas narraciones de marcado carácter lírico que encontrarán en la vida y obra de Manolete una constante fuente de inspiración.
Primera biografía
Serán los periodistas José Luis de Córdoba y Rafael Gago quienes, al alimón, alumbren en 1943 la primera biografía del monstruo cordobés, en cuyo prólogo su predecesor en el califato, Machaquito, se vale de la figura de su progenitor para elogiar la personalidad de Manolete, a quien reconoce una acusada personalidad y agradece «continuar la gloria de la dinastía de los toreros cordobeses». Como es de ver por la fecha de publicación, al momento de ver la luz esta semblanza, Manolete ya se encuentra instalado en la cima del toreo (no en vano ese año lidera por primera vez el escalafón), circunstancia que es aprovechada por algunos autores para dar rienda suelta a una crítica mordaz, como se advierte en las obras El caso Manolete, del peruano Felipe Sassone, o La despedida de Manolete, escrita por Julio Urrutia meses antes de la tarde de Linares, y en las que, al rebufo de un sector de la crítica periodística y el público más hostil, se cuestiona desde la técnica de Manolete hasta las justas riquezas ganadas con su arte y sangre en el ruedo. Por el contrario, más allá de nuestras fronteras, las dos campañas americanas en 1946 y 1947 convierten a Manolete en un ídolo de masas a quien las más prestigiosas plumas dedican sus narraciones, entre las que destaca sobremanera la no muy conocida -y menos alabada- Manolete. Otra época del toreo, publicada en México por el exiliado Antonio de la Villa un año antes de la muerte del diestro.
![El torero cordobés escribe una carta, en una imagen tomada en 1946, una año antes de su fallecimiento. | FINEZAS](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/393b5702-c552-4f98-9d23-1b39e9955dd2_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
El torero cordobés escribe una carta, en una imagen tomada en 1946, una año antes de su fallecimiento. / FINEZAS
De protagonista a héroe
No obstante, ni cuantitativa ni cualitativamente la grandeza de Manolete encuentra en vida del matador proporcional eco en la literatura, y no será hasta su trágica -y gloriosa- muerte en el Hospital de los Marqueses de Linares cuando se publiquen numerosas obras elogiando -ahora sí- al mito caído. Por aquello de que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde, a mi juicio, subyace en este auge literario repentino una cierta expiación de culpas por el desigual trato dispensado a su figura, y quien hasta la infausta tarde del 28 de agosto de 1947 era un protagonista cualificado de dispares libros se convierte, desde entonces y para siempre, en héroe literario. Los tintes dramáticos que tiñeron la larga agonía de Manolete en Linares son el mejor reclamo para unos lectores ávidos de conocer la intrahistoria de la vida y muerte novelesca de quien uno de sus biógrafos -Juan Soto Viñolo- definió acertadamente en el título de su obra como «un torero para olvidar una guerra». Las leyendas que rodearon lo acontecido la última tarde de Manolete pueden confirmarse (o desmentirse) con la lectura de Manolete ya se ha muerto; muerto está que yo lo vi, del escritor y caricaturista Ricardo García ‘K-Hito’, excelente y ameno libro que, además del aval de ser testigo directo de la fatalidad, cuenta con el añadido de la estrecha amistad que siempre unió al autor con el torero.
Medio siglo después, y con motivo de conmemorarse el cincuentenario de la cogida mortal, el Ayuntamiento de Linares editó el interesantísimo libro La última tarde-noche-madrugada de Manolete, que recoge de forma casi integral los testimonios periodísticos desde los primeros teletipos que informaban del percance hasta las elucubraciones que rodearon el funesto desenlace. Aún bajo la conmoción por la muerte de Manolete, en febrero de 1948 llegó a quioscos y librerías la más completa biografía post mortem escrita por el periodista sevillano Francisco Narbona -padre de la actual presidenta del PSOE convertida ahora a la causa antitaurina- y prologada por Carlos Arruza, quien recuerda al compañero caído como «caballero y amigo de verdad».
Con una calidad que no siempre hacía justicia al biografiado, se suceden durante las siguientes décadas textos anodinos de los que merece ser excluida la original novela Arcángel, de marcado acento lírico, autoría de José Vicente Puente. Igual perdón debe concederse a la bonita edición de El día 4 de agosto de 1947 moría Manolete en la plaza de Vitoria, escrita en 1957 por el notario Gregorio de Altube.
Lupe Sino
Es comprensible -que no justificable- la ausencia en la ‘literatura manoletista’ de cualquier mención expresa a la figura de Lupe Sino.
La mojigata sociedad de la época no estaba preparada para normalizar el amancebamiento entre Manolete y Antonia Bronchalo -nunca ocultado por sus protagonistas en un admirable ejemplo de modernidad y valentía-, de ahí que se silenciara cualquier alusión a la vida amorosa de Manuel, poniendo como contrapunto un énfasis artificioso en el amor filial que profesaba por Doña Angustias.
La lógica evolución de la mentalidad de la sociedad española ha permitido rehabilitar justamente a Lupe Sino y, junto a los extensos pasajes dedicados a su persona en cualquier semblanza del cuarto Califa, su vida ha sido objeto de específicas obras como Lupe, el sino de Manolete, de Carmen Esteban, o la recientísima Yo maté a Manolete, en la historia novelada escrita por Antonio Estévez.
Popularidad literaria
La década de los ochenta del siglo pasado supone el principio de la consolidación de Manolete como recurrente protagonista de la nueva literatura taurina. Libros como Manolete en el recuerdo, que alumbrara José Luis de Córdoba; Manolete. Vida y tragedia, del crítico taurino Filiberto Mira, ilustrado con las míticas fotografías de Cano en Linares y los testimonios de los testigos de la tragedia; y el primer tomo de la monumental obra Tauromaquia de Manolete, escrito por su fervoroso admirador Francisco Laguna, sientan las bases de la prolífica producción literaria manoletista de las dos últimas décadas, y en la que conviven los más variopintos géneros. De ella, merece ser destacada Manolete, biografía de un sinvivir’, de Fernando González Viñas, que debe reconocerse como la más brillante biografía publicada hasta la fecha. Desbordaría el limitado espacio de estas (y otras muchas) páginas el mero enunciado de otros muchos trabajos literarios que honran la figura de Manolete, si bien en este breve repaso bibliográfico debe ocupar un lugar relevante la obra de Fernando del Arco (en especial su Parnaso manoletista, recopilatorio de más de un millar de poemas dedicados a Manolete); El día que mataron a Manolete, visión novelada de B convertida en su momento en un éxito de ventas, quién sabe si, también, por la leyenda de su portada («no había cojones para cortarle una pierna a Manolete. ¿Y sabe usted por qué? Porque nadie se imagina a Dios con una pierna menos»), y la premiada narración La larga noche, de Joaquín Pérez Azaústre.
Algunas de las obras más destacadas
‘Manolete’, de José L. de Córdoba y R. Gago
![‘Manolete’, de José L. de Córdoba y R. Gago.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/321f6d71-d1c8-42ad-8122-2847ac8a2539_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
‘Manolete’, de José L. de Córdoba y R. Gago. / CÓRDOBA
Manolete, primera biografía del diestro escrita por los periodistas José Luis de Córdoba y Rafael Gago. Editada en 1943, cuenta con un prólogo de Machaquito. A lo largo de sus más de 200 páginas se repasan los antecedentes taurinos familiares de Manolete, su infancia y juventud hasta alcanzar el éxito.
‘Manolete ya se ha muerto, muerto...’
![‘Manolete ya se ha muerto, muerto...’](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/e64d2ffc-ef2c-4e0c-a500-f1d422213667_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
‘Manolete ya se ha muerto, muerto...’ / CÓRDOBA
Fruto de la pluma del periodista y escritor K-Hito, Manolete ya se ha muerto, muerto está que yo lo vi no sólo recoge fielmente lo acontecido en la plaza de Linares, sino que recopila las más destacadas crónicas que este insigne cronista dedicó a Manolete.
‘Tauromaquia de Manolete’
![‘Tauromaquia de Manolete’](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/e40db3ce-6b60-4dc8-a117-f44b8299af6b_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
‘Tauromaquia de Manolete’ / CÓRDOBA
Cinco tomos componen esta monumental obra de Francisco Laguna, poseedor de la mayor colección privada de reliquias manoletistas y propietario del Museo Manolete de Villa del Río. Entre sus más de dos mil páginas destacan sus fotografías.
‘Manolete, biografía de un sinvivir’
![‘Manolete, biografía de un sinvivir’](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/2f700e02-adee-412a-b51f-3cc0b03d41e6_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
‘Manolete, biografía de un sinvivir’ / CÓRDOBA
De la mano de Fernando González Viñas, quien fuera comisario del centenario del nacimiento de Manolete, esta obra ahonda en la personalidad del diestro cordobés, convirtiéndola en la que, probablemente, es la más brillante biografía de Manolete.
‘La larga noche’, de Pérez Azaústre
![‘La larga noche’, de Pérez Azaústre](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/61bbcc77-5909-4672-9034-ea81447764c5_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
‘La larga noche’, de Pérez Azaústre / CÓRDOBA
El narrador y poeta cordobés novela de forma sobresaliente la última noche del califa cordobés. Con esta obra, regresa el autor al mundo manoletista que ya tocara en La suite de Manolete, alcanzando un nuevo éxito de público y crítica. El libro ha sido merecedor del Premio Jaén de novela.
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