El sacerdote cordobés, Pedro Zafra, lleva más de diez años en Kiev (Ucrania). Es vicario en la parroquia de la Asunción de la Virgen María y tras una década siendo testigo de la «precariedad» de un país en guerra ha vuelto unos días a España para trasladar su testimonio a la población de la mano de Ayuda a la Iglesia necesitada. El lunes, a las 20.00 horas contará como ha vivido estos años de terror en la parroquia de la Esperanza de Córdoba.
Aunque reconoce que «la vida ha vuelto un poco a su cauce» en la capital ucraniana, asegura que «el país vive con miedo y la población está cansada psicológicamente» pues, explica, la guerra a la que se enfrentan no estalló en 2022 sino que sus inicios se remontan a 2014. «Hay muchas familias separadas, las madres huyeron con los hijos y a los maridos no les dejan salir del país» porque tienen que luchar en la guerra, reseña el presbítero, quien recuerda que en Ucrania --también fuera del frente-- los ciudadanos viven con miedo. «Suenan constantemente las alarmas antimisiles», lo que hace que se viva en una constante incertidumbre de «no saber qué va a pasar en el futuro», relata el religioso.
Dos años de guerra
Zafra cuenta que tras la invasión Rusa --cuando el miedo era mucho más acusado y todo apuntaba a la conquista de Kiev-- se encontraba a 700 kilómetros de la capital y no dudó en continuar su misión en Ucrania. «Dios me dio las fuerzas, interiormente tenía miedo, pero decidí volver a Kiev» relata el sacerdote cordobés, quien considera que «fue una llamada a la misión» y que «el señor nos abrió el camino». En ese momento la parroquia de la Asunción de Kiev dio cobijo a 35 feligreses necesitados. Desde allí, Pedro Zafra repartía ropa, comida y productos de primera necesidad llegados de España y Europa. «Mucha gente se acercó a Dios a través de esta situación», señala el párroco que valora, a pesar del sufrimiento, que «se formó una comunión dentro de la comunidad parroquial».
Ahora la ayuda es diferente, la solidaridad se ha desvanecido y no hay tanta necesidad, según indica. «Ayudamos a nivel de sacramentos» y «servicio pastoral», aclara Zafra. No obstante, el sacerdote pide ayuda con «la oración» para que acabe esta «precariedad» y recuerda que las asociaciones siguen ayudando a las distintas misiones.