La pasión de Eduardo Barba por las plantas experimentó el propio ciclo vital de estas. Su madre puso la semilla y la curiosidad ayudó a que germinara. Hoy en día, celebra sus frutos, que compartirá con Córdoba en Flora 2023.
Se percibe cierta lejanía de las nuevas generaciones con el mundo de las plantas, pero sigue ostentando un peso, un arraigo en la tradición popular. ¿Es ese mundo de difícil acceso o es que nos hemos olvidado de él?
En muchas circunstancias y en muchas situaciones nos hemos desligado de las plantas. Eso se nota mucho en sitios donde todavía la tradición y la gente mayor tiene un peso y un lugar para educar a la gente joven. Ahí sí que se nota que la planta tiene un lugar, un espacio. Porque es muy típico que sean las personas mayores las que trasladan ese conocimiento de la planta. Eso es muy habitual en un mundo más rural y más ligado todavía al campo. En cambio, en las ciudades grandes, me atrevería a decir, porque en ciudades pequeñas, donde yo he vivido también, como en Granada, es muy habitual que el contacto con el campo sea todavía más cercano. En cambio, en un Madrid, en una Barcelona, en un Bilbao, muchas veces ciudades más grandes están más desconectadas de ese conocimiento del mundo de la planta, lo cual es una lástima.
¿Qué le enamora de las plantas, de las flores? ¿Y cómo pretende impactar al público?
Simplemente trayendo a la consciencia de cada persona. Yo soy profesor de jardinería también, y una de las cosas que me gusta es hacer presentes las plantas de nuestro entorno. Fíjate, ahora mismo estamos haciendo la entrevista entre unas casuarinas enormes, entre unos naranjos amargos, una washingtonia, un ciprés, una jacaranda. Me gusta hacer consciente a las personas de toda la naturaleza a nivel botánico que tenemos en nuestro entorno. Pero aunque vivas en una gran ciudad, simplemente yendo a comprar la verdura o el pescado a tu mercado, vas andando por unas calles que están muchas veces decoradas a nivel de adoquines y de acera con las plantas urbanas. Luego los balcones de muchas casas lucen también esas plantas. Y los árboles. O sea, una ciudad sin árboles a día de hoy no se entiende.
¿Empezó esta pasión de niño?
La pasión por las plantas empezó desde pequeñito, cuando yo veía cómo mi madre las cultivaba en la terraza en Carabanchel, en Madrid. Y ella tenía todas estas pequeñas plantas que a lo largo de los meses de primavera y de verano, especialmente, daban flores. Era el día a día. Entonces, muchas cosas que nos ocurren de mayores es porque las hemos vivido y mamado desde pequeñitos. Y para mí ese ejemplo de mi madre fue el mejor ejemplo que podía tener a la hora de apreciar y de amar a las plantas.
"Dando la espalda a la naturaleza no puedes hacer un arte de calidad"
Y aquí está hoy, divulgando y creando.
Exacto. Es seguir el camino de lo que te gusta, la pasión. Desde pequeñito creo que todos tenemos varias semillas y varios intereses. A veces dejamos que se desarrollen, otras veces no. En mi caso sí. Yo dejé que esa semilla creciera, floreciera y, a día de hoy, sigue dándome muchos frutos.
¿Flora es el escenario ideal para transmitir ese conocimiento?
Claro, yo creo que es una iniciativa maravillosa donde toda una ciudad, de repente, se convierte y vuelve la mirada hacia todo este mundo de las flores y las plantas. Y eso lleva aparejado conocimiento, cultura, disfrute. Creo que iniciativas como la de Flora son de esas que tendrían que multiplicarse como las semillas de una amapola, por todas las ciudades y por todos los lugares.
¿Podría amar el arte sin amar las flores o las plantas?
Va unido. Podría repetir una frase que de Goya, que decía que sus tres grandes maestros fueron Velázquez, Rembrandt y la naturaleza. Cualquier persona que haga arte es muy difícil que la naturaleza no toque alguno de sus aspectos creativos. Si no lo hace, creo que es una desconexión con la realidad, porque él mismo es naturaleza y porque dando la espalda a la naturaleza no puedes hacer un arte de calidad.
Buenas hierbas, su conferencia bailada, con la compañía Antonio Ruz, para Flora, ¿es una reivindicación?
Es otro toque más, una llamada de atención a apreciar la botánica más humilde, que no tiene que ser aquella que vemos en documentales y no son solo grandes árboles. La naturaleza y, especialmente, la botánica es muy accesible porque la podemos tener en cualquier lado. En la conferencia Buenas hierbas queremos volver la mirada a pequeñas hierbas que crecen en los resquicios de una acera, que también tienen una capacidad de enseñarnos espectacular, porque cada una de esas hierbas es un milagro de adaptación a un entorno muy hostil.
El Museo Arqueológico jugará también un papel importante en su charla Aquella botánica.
El miércoles 18 de octubre, a las siete de la tarde, daré una conferencia donde lo que haré será poner el foco en todas estas piezas arqueológicas que este museo único tiene. De una belleza increíble, también a nivel botánico. Es poner el foco también en que las plantas están no solo en nuestro día a día por las calles, sino en la historia del arte, que es una maravilla.