ENTREVISTA | Juan Carlos Montero Representante en la Comisión de Periferia del Consejo del Movimiento Ciudadano del Distrito del Higuerón

«El día a día de las familias y el mundo se viene abajo sin agua»

«Agua potable hay en las fuentes pero para la higiene diaria de las familias va a haber problemas», asegura

Juan C. Montero es el presidente del Consejo de Distrito de El Higuerón y forma parte de la comisión de periferia del CMC.

Juan C. Montero es el presidente del Consejo de Distrito de El Higuerón y forma parte de la comisión de periferia del CMC. / A.J. González

Cristina Ramírez

Cristina Ramírez

La sequía está agravando el problema que padecen urbanizaciones de las barriadas periféricas de Córdoba y al día a día de sus vecinos. Juan Carlos Montero, representante en la Comisión de Periferia del Consejo del Movimiento Ciudadano del Distrito de El Higuerón, asegura que la situación es crítica en las parcelaciones y que hay varios pozos secos en las parcelas.

¿Cuál es la situación actual en las parcelaciones de El Higuerón y el resto de periferia de Córdoba?

No ha llovido lo suficiente como para que los acuíferos se renueven. El tema está un poco límite, ya hay pozos secos y zonas que ya están echando mano de recursos externos como cisternas de agua, sobre todo, en la zona de El Higuerón, que es la que yo más controlo. La perspectiva no es buena, tiene mucho que llover para que la solución sea buena para lo que viene. El verano que viene es duro y la problemática habitualmente viene después de agosto y septiembre. Si ya a estas alturas hay pozos que están listos, imagínate lo que va a pasar cuando llegue verano. 

¿A qué nivel están los pozos?

Cada uno tiene su pozo. Lo desconozco, pero en comparativa con otros años, el agua está a estas fechas a unos 5 o 6 metros por debajo del nivel habitual, o sea, que están ya bastante al límite.

¿Es posible que se sequen este verano?

Es posible, claro. De hecho ya hay pozos que se han quedado sin agua en la parte de La Rabada, Los Girasoles, La Perla... por todos sitios ya hay pozos que han caducado. 

¿Está afectando al día a día de los vecinos ya?

Sí. De momento, no a todos ni a una mayoría, por suerte, pero sí hay personas y familias a las que les está afectando. La única alternativa que tienen en este momento es comprar camiones cisterna e intentar mantener el agua de alguna manera para llevar a cabo la vida diaria. De agua potable, por suerte, salvo excepciones muy contadas, hay fuentes cercanas que en un momento determinado para beber se pueden suplementar, pero para la higiene diaria va a haber problemas. El tema de la higiene personal, lavar platos, poner una lavadora, lo normal de una familia, se viene abajo. El mundo se viene abajo sin agua.

Casas en las que no hay agua en el grifo. Tendrán que ir a la fuente a por agua como antiguamente...

Efectivamente. Como antes, con el cántaro a la fuente a por agua porque en casa no hay. El agua potable, por desgracia, aunque en muchos sitios pasa por la puerta, hay que seguir un procedimiento administrativo y urbanístico para poder enganchar. Los procesos para el acceso al agua no son ni cortos ni sencillos. Son procesos largos que requieren, primero, la unificación de criterios de los propios vecinos; luego, abrir expedientes administrativos; informes sectoriales... En la zona de El Higuerón hay muchas parcelaciones que tienen el agua, lo que pasa es que no pueden acceder a ella porque el único procedimiento que tendrían para ello, según marca la normativa (el agua potable siempre va unida al saneamiento), si la Gerencia te lo autoriza, hacer una fosa séptica hermética que no tenga ninguna fuga y que, cíclica y periódicamente, se saquen los residuos. Eso es costoso, el planteamiento es que una fosa hermética no son cinco euros, son 5.000 o 6.000, depende del tamaño, de la necesidad de la familia... Ahora, con la ley urbanística nueva, se está empezando a pensar en acceder a esos servicios. Aquí nadie le va a regalar nada a nadie, eso está claro. Como somos conscientes de ello, hay que atemperar mucho el desembolso.

¿Es un precio o un riesgo que tiene que pagar el vecino por vivir en esta zona irregular?

Sí, yo eso nunca lo he discutido. El proceso parcelatorio en Córdoba es un proceso que ha nacido, digamos, con el consentimiento del particular y de todas las administraciones. Siempre se culpa al parcelista. Aclaramos que el proceso parcelatorio está parado, eso se acabó por suerte. Lo único que hay es que resolver lo que se creó, mejor o peor. Entonces, si un particular llegó en su día a un suelo y hubo un señor, que es el que se llevó la plusvalía, que le hizo una escritura pública y ese señor luego cometió una irregularidad e hizo una construcción, vale, pero pagó una sanción que le cobraron. La casa después de 20 o 30 años sigue allí y este señor ha sobrevivido con el agua de los pozos. Yo estoy de acuerdo pero es que aquí han intervenido todos, no solo el señor que compró. También el que vendió, la administración que consintió que se hiciera la parcelación, la administración que miró para otro lado mientras se hacía la casa... No es tan sencillo.

¿Pero está dispuesto el parcelista a asumir ese riesgo? Porque al fin y al cabo es un riesgo. 

Evidentemente, es un riesgo. Si alguien se va a vivir a un sitio y sabe que no tiene el agua potable, pues no la tiene. Si se quiere conseguir ya entramos en otra dinámica. La dinámica de la norma urbanística, en la posibilidad de acceder a ello porque puede ser un terreno inundable... Una administración nunca va a consentir poner en riesgo la vida de las personas. No será de recibo pero eso está siempre en colisión con el derecho al agua potable. Yo, por un lado, entiendo que hay que cumplir las normas para acceder al servicio básico pero también hay que hacer lo máximo posible para que eso pueda ser. La situación actual es que esto no hay quien lo eche abajo. Esto es una realidad de facto y lo que hay que hacer es buscar soluciones compartidas donde cada uno asuma su responsabilidad y cada uno aporte lo que tenga que aportar para tener una vida que cumpla unas normas mínimas de higiene y salubridad, no solo por las personas que viven, sino en beneficio de todos. Esto es una realidad que tiene muchas facetas. Algunas familias no han tenido más opción que hacerse una casa ahí porque no tenían dinero para otra cosa y hay familias que se han hecho auténticos palacetes, hay de todo.

«Aunque el agua está en la puerta, acceder es difícil, hay que seguir un procedimiento»

Más allá del abastecimiento, desde el punto de vista ambiental, ¿cómo afecta esta problemática?

No hay saneamiento y ahora mismo la mayoría de las parcelas tienen pozos antiguos, lo que es un veneno. Además, las fosas sépticas de las parcelas de Córdoba tienen desagüe de agua, aunque la materia sólida venga un camión a recogerla, pero llega un momento en el que por tal cantidad de parcelas -porque el problema parcelatorio es un problema porque hay 10.000 casas- que hacen vertidos o por filtración de las fosas, medioambientalmente está dañando y contaminando el acuífero. Eso, a la larga, si no somos capaces de buscarle soluciones, puede acarrear problemas ambientales serios.

¿Cuántas personas podrían quedarse sin agua?

No te puedo decir. La capa freática de Córdoba depende de la zona y por donde discurren los acuíferos. Hay zonas con más agua y otras con menos. Las zonas de la Sierra y que están pegadas a la falda tienen menos opción de quedarse sin agua; luego están las zonas cercanas al río, en las que hay una filtración constante que llega a los pozos. El problema está en las zonas intermedias, a las que no les llega el agua de un lado ni de otro. Esa franja aquí, en El Higuerón es muy fuerte, puede afectar a 2.000 o 3.000 viviendas.

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