OBITUARIO

Fallece Joselito Torres, novillero y mozo de espadas

Estuvo al servicio de Chiquilín durante toda la carrera del torero de Santa Marina

Joselito Torres.

Joselito Torres. / LADIS

El pasado domingo día 30 de abril falleció en nuestra ciudad, a la edad de 77 años, José Torres Castro, más conocido por Joselito Torres, novillero y, posteriormente, mozo de espadas de Chiquilín durante toda la carrera del torero de Santa Marina

Tras salir del colegio Salesiano de Córdoba se matriculó en la Escuela de Comercio. Aprovechaba cualquier momento para salir pitando con su hatillo al hombro en busca de las parillas de las plazas de tientas a esperar su turno. Su afición le hervía en las venas y solo pensaba con ser torero. En estas lides contó siempre con la incondicional ayuda de su padre, aficionado de pro, que fue quien le inculcó al muchacho el amor por la fiesta de los toros. El caso es que comienza su peregrinar por las diferentes plazas con una sola idea en mente: ser torero.

Era la época en que la Fiesta estaba sufriendo un revulsivo con la figura de un torero de Palma del Rio apodado El Cordobés, espejo donde se miraban todos los chicos que querían triunfar en esta dura profesión. Y, en esa ansia de ser alguien en esto del toro, el primero era Joselito Torres, nombre guerrero con el que se dio a conocer en los carteles.

Trayectoria taurina

Debuta de luces en Cabra ( 4-9-1961) en una novillada mano a mano con Manuel Cano El Pireo.

En la plaza de Los Tejares se presenta, junto con Fernando Tortosa, en la parte seria del espectáculo Cómico Taurino Musical El Bombero Torero.

Después vino Almodóvar, Belmez, Pozoblanco, Fitero, Portugalete, todas las plazas catalanas y las de la Costa del Sol. Fueron muchos los triunfos sonados que saboreó.

Todo marchaba estupendamente hasta que la tarde del 25 de Julio de 1965 recibió una cornada gravísima en la plaza de toros de Cabra. Eso le dejó secuelas que le obligaron a renunciar a su brillante palmarés de éxitos. Pero antes de venirse abajo, como lo suyo era el toro, y al estar recién creada la Escuela Taurina de Córdoba, lo reclaman como profesor y en esa hermosa tarea de enseñar mataba el gusanillo. Un día se incorpora como alumno un chaval al que apodaban Chiquilín que apunta muy buenas maneras para ser torero. Entonces cambia el carnet de novillero por el de mozo de espadas y se echa de nuevo a las plazas, pero esta vez dentro del callejón. Al servicio de Chiquilín estuvo toda su carrera taurina visitando plazas de España, México, Colombia y Venezuela.

Era Joselito Torres un hombre simpático y ocurrente que supo ganarse el cariño de los alumnos y de cuantos le trataron, porque por encima de todo era servicial y amigo de sus amigos. Este martes 2 de mayo, a las diez de la mañana,El amor por la fiesta d elos toros se rezará un responso en el tanatorio de Las Quemadas. Descanse en paz, y su esposa Toñi y demás familia reciban nuestro más sentido pésame.