CRÓNICA DE AMBIENTE
Del ¡Viva la Reina! al vestido tricolor
La visita de doña Letizia visibiliza la diversidad ideológica de Córdoba con pequeños gestos que abarcaron todo el arco posible, desde el desprecio al emérito, el apoyo a la Casa Real y la reivindicación republicana
Córdoba siempre será una cajita llena de sorpresas. En la ciudad que fuera el último reducto del Partido Comunista y republicano al inicio de la democracia, que ha pasado de un gobierno bicolor de izquierdas a uno bicolor de derechas, con amplias capas de la sociedad vinculadas a la monarquía ya sea por gusto aristocrático, por decisión propia o puro apego al folclore popular puede pasar casi de todo en el transcurso de una visita real. La de la Reina Letizia ha sido un ejemplo de ello esta mañana. Dos horas antes de que empezara el jolgorio que envuelve a estas citas, ya había gente apostada en la puerta del Gran Teatro a verlas venir, temerosos de perderse algún detalle de la indumentaria o pasacalles de Su Majestad. Mientras unos esperaban impacientes, otros, ajenos a lo que se cocía en el Bulevar, se preguntaban el por qué del amplio despliegue policial, tan cantoso siempre que se desplaza un miembro de la familia real.
Decenas de cordobeses acudieron al punto de encuentro para estar en primera fila y optar a candidatos del besamanos de Su Majestad, que después de la pandemia parece haber perdido el miedo a los virus y presta su mano con total confianza a sus leales súbditos. En esta ocasión, la nota simpática llegó de parte de una señora mayor que nada más acercarse a ella Doña Letizia (tan delgada como bronceada, embutida en su colorido traje de flores de la marca sevillana Cayro, con sus estiletos rosas de 20 centímetros, pelo liso y entreverado con alguna cana y adornada con los pendientes de oro blanco y 17 diamantes que le regaló en 2005 la Asociación Provincial de Joyeros de Córdoba) le lanzó unas declaraciones para enmarcar: «La quiero mucho, a usted, a su marido y a sus hijas, y el resto a tomar por...», a lo que la Reina le contestó: «Vaya», mientras la señora continuaba su alocución: «Sois estupendos, os quiero». No fue ella la única que se quedó prendada de Doña Letizia, a la que, entre gritos de ¡Viva la Reina!, el público congregado no paró de llamar «guapa, guapa». La escena tuvo lugar dos veces, una a la entrada y otra a la salida, cuando una pequeña multitud, conocedora del evento, pero sin entrada de acceso, aguardó su turno para reiterar el real griterío o griterío real.
En el encuentro con los jóvenes docentes, celebrado en el centro cultural San Hipólito, algunos destacaron "la gran profesionalidad de la Reina", al percibir que doña Letizia había sido perfectamente informada de sus trayectorias y curriculums y sabía bien quiénes eran, lo que les impactó positivamente porque no esperaban que se tomara esa molestia.
Pero el vestido de doña Letizia no fue el único que causó furor. La concejala de Podemos, Cristina Pedrajas, impactó con su particular modelo republicano tricolor confeccionado el día de antes con sus manitas, que obtuvo numerosos aplausos y enhorabuenas: «Este traje vale más que mil manifestaciones», la animaron, y también un sinfín de comentarios negativos en las redes.
Tras superar el vestido los controles policiales pertinentes, la concejala aprovechó sus últimos días en el cargo (no se presenta a la reelección) para posicionarse junto al resto de autoridades, donde saludó a la Reina y la felicitó aunque no obtuvo respuesta más allá de la sonrisa perenne que Su Majestad luce en los actos públicos. «Mañana es 14 de abril y se conmemora el aniversario de la proclamación de la Segunda República», recordó a los medios después.
Esa fue la única nota de color en la foto de autoridades, entre las que se vio al alcalde de Córdoba, José María Bellido, con la mayoría de los concejales del equipo de gobierno;dos consejeros de la Junta de Andalucía, José Carlos Gómez Villamandos y Patricia del Pozo; el ministro de Cultura, Miquel Iceta, y la subdelegada del Gobierno en Córdoba, Rafi Valenzuela. Superado ese impás, la Reina se adentró de nuevo en terreno abonado a la monarquía, con una multitud de jóvenes y adultos de distintos ámbitos como Pablo López (Silbon), Javier Campos (La Candelaria), Francisco Mulero (Mercado Victoria) o José María Gala (Fundación Antonio Gala), que vivieron con entusiasmo el encuentro con la Reina. Córdoba is different.
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