urbanismo
Afectados por la recogida neumática, entre la denuncia y la resignación
Hasta 8.000 residentes pagaron por un sistema que, a día de hoy, no funciona | Dudan de que se vaya a poner en marcha o de que se recompense el pago
Unos 4.000 euros más por piso es lo que pagaron 8.000 familias para adquirir sus inmuebles en las zonas de expansión de Córdoba por contar con los buzones, y parte de la estructura, del sistema de recogida neumática de basura. Es una cantidad muy considerable si se tiene en cuenta que el sistema que costearon con ese dinero no está en marcha ni lo estará en un largo tiempo. Camino de Turruñuelos, San Rafael de la Albaida Norte, Huerta de Santa Isabel Este, Cortijo del Cura, Nuevo Zoco y el entorno de la Arruzafa son los barrios urbanizados teniendo en cuenta ese engranaje de tuberías con inicio en los residenciales y final en una central de recogida que nunca se llegó a ejecutar.
Dar una vuelta por estos barrios y preguntar a sus vecinos por este tema supone encontrarse con dos caras de la misma moneda: por un lado, está quien se lo toma con resignación y tampoco conoce mucho qué ha podido ocurrir y, por otro, quien lleva la denuncia por bandera y carga, sobre todo, contra «los políticos» que idearon el sistema y quienes a día de hoy no han hecho nada para evitar «el problemón» que tienen encima.
Andrés, que vive en el residencial Los Adarves, muy cerca del hospital Quirón, es de los que se lo toma con resignación, aunque suele preguntar por «cómo va la cosa, si se avanza en algo». En esta urbanización cuentan con varios de esos buzones y los tienen localizados en una sala llena de sillas de piscina y con claros signos de haber sido usada para juegos infantiles. Lo evidente de que eso no sirve para nada, al menos de momento, es que se desconoce dónde está la llave que llevaría al siguiente tramo del sistema, donde se localiza la válvula que debe conectar los buzones con la red de tuberías y que está por debajo del nivel de las viviendas. Andrés entiende que si el sistema nunca se va a poner en marcha (algo que planea sobre la mente de muchos vecinos) lo lógico sería que les devolvieran el dinero que pusieron en su día, esos 4.000 euros de media, aunque desconfía. Y lo hace, en este caso, de ambas cosas. Es decir, que Andrés duda de que se vaya a activar la recogida neumática y de que vayan a ver compensado el gasto inicial, algo que, entiende, sí que pueden llegar a tener las constructoras que se hicieron cargo de levantar estos edificios.
Más claro lo tienen en otro residencial de la zona, con piscina, zonas verdes, pista de pádel... pero sin recogida neumática. De nuevo, una vecina, preguntada por los buzones, dice que no tiene «ni idea» de dónde están, a pesar de no estar muy escondidos. «Paso por aquí todos los días y ni caigo en que están aquí», comenta cuando se da cuenta de que esa primera puerta donde debería depositar su basura está apenas se entra a la urbanización a la izquierda. Otro vecino que sí ubica estos armarios (todos con la marca de Ros Roca) afirma tajante que han pagado por algo «que no se va a hacer nunca» y que comenta que apenas tienen información de si será devuelto el dinero que pusieron por un sistema que no está en marcha, aunque comenta, resignado, «que no tiene mucha pinta».
Bastante más enfadado se muestra Antonio, que vive en el edificio La Almunia. Él mismo estuvo en una empresa de la construcción y, por la parte del Hipercor, trabajó en la obra de unos pisos de Vimcorsa donde tenían que dejar el hueco para la infraestructura que precisa el sistema en este primer eslabón, el de la parte residencial. Antonio asegura que el sistema, aunque estuviera en funcionamiento, «daría muchos problemas» y «estaría estropeado a cada instante», de ahí que no entienda por qué se decidió ponerlo en marcha, teniendo en cuenta, recuerda, «la cantidad de dinero que eso vale». Este vecino de la zona de expansión del Zoco deja entrever posibles intereses económicos en la jugada del sistema de recogida neumática y espera que los afectados se puedan ver recompensados de alguna forma, o bien con el dinero gastado de vuelta o con la infraestructura en funcionamiento.
Junto a las 8.000 familias que ya abonaron el dinero por el sistema hay otras 6.000 que han comprado un piso en construcción que también llevará los buzones. Es decir, compradores de inmuebles que se desarrollarán en las zonas de expansión incluidas en el sistema y que se encuentran urbanizadas.
Lo que tiene más visos de salir adelante, si se construyen las centrales, es la puesta en marcha del sistema en las viviendas construidas y en las urbanizadas, pero desechando el plan para todas las que vengan en un futuro. De ser así, el gran escollo a salvar sería la localización de las centrales de recogida (donde va toda la basura), un espacio que nadie quiere tener cerca.
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