LAS BELLEZAS DE ALICANTE EXHIBEN SUS TRAJES EN UN DESFILE

Los seis minutos de mascletá que hicieron retumbar Córdoba

La ciudad de Alicante trae a la ciudad una muestra de sus espectáculos pirotécnicos, que ensordecen con su ruido atronador al público concentrado en La Corredera

Mascletá en la plaza de la Corredera

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Seis minutos de ruido atronador, seis minutos que han hecho retumbar los cimientos de la plaza de La Corredera de Córdoba en un espectáculo traído hasta la ciudad por el Ayuntamiento de Alicante para promocionar la fiesta de las hogueras y que ha hecho sucumbir a miles de cordobeses y turistas. Cuando llegó el momento de la mascletá, no había sitio para un alfiler en la plaza. Sin las clásicas terrazas de los bares donde echar el día en un sábado primaveral como este, los que acudieron con tiempo a la mascletá tuvieron que conformarse con agenciarse de refrescos y cervezas de lata para hidratarse mientras sonaba la traca. Antes de eso, un vistoso desfile recorría la distancia entre la plaza de Las Tendillas y La Corredera, mostrando al público las bellezas (o belleses) de las hogueras alicantinas en un recorrido que por momentos recordó al de Bienvenido Mr. Marshall, con el alcalde de Córdoba cerrando la comitiva sonriente y arropado por los amigos visitantes ante una muchedumbre entregada a la novedad. Un fugaz baño de multitudes muy apropiado para los tiempos preelectorales que corren. Guapa, guapa!!! Gritaban los cordobeses mientras aplaudían impresionados ante un look tan distinto al del traje regional andaluz, pero a la vez tan parecido en los maquillajes y ojos rasgados de sus protagonistas. "¿Pero esto qué es?", se preguntaba una mujer un tanto despistada, "son las fallas de Valencia, que han venido a enseñar sus tradiciones", le contestaba otra supuestamente mejor informada en la puerta de la taberna El Gallo, abarrotada.

Con la explosión de azahar presente ya en las calles de Córdoba, la bajada por la calle Claudio Marcelo resultó de lo más divina, culminando en la calle Espartería taponada de gente que se apartó lo suficiente para dejar que las damas atravesaran el arco y se colocaran en el reservado que las Fuerzas de Seguridad habían preparado para ellas, en una esquina de La Corredera. A partir de ahí, hubo que esperar diez minutos con la música patria a todo volumen antes de que empezara el espectáculo pirotécnico, precedido por una voz que ponía en situación a los presentes. Con la plaza llena hasta la bandera, con una ambulancia aparcada en la entrada y agentes de la Policía y Protección Civil con los ojos abiertos de par en par, más de uno pensó entonces por dónde saldría en caso de que algún petardo se saliera de tiesto, pensamientos fugaces que se vieron asaltados de inmediato por los fuegos de artificio.

Seis minutos de ruido atronador

Acostumbrados en Córdoba a una pirotecnia mucho más light, lo que allí sonó acabó por causar furor entre los jóvenes, pavor entre los miedosos y llanto entre los niños. Seis minutos de ruido atronador pusieron taquicárdicos los pilares de La Corredera haciendo retumbar los pies de los presentes bajo el asfalto. Con el corazón a mil, el zumbido metido en los oídos y la adrenalina abriéndose camino, el zumbido final acabó con la traca regalo de Alicante que dejó a muchos con ganas de más, deseosos de viajar en junio a la ciudad costera y a otros con ganas de beberse una caña fresca para amortiguar el golpe en los tímpanos. Los que peor lo pasaron fueron los niños, que incapaces de imaginar el volumen de lo que iba a suceder, acudieron valientes y risueños a la cita y salieron tapándose los oídos y llorando por la impresión. Según una valenciana experimentada que estuvo presente confirmó la sensación general: "ha sonado mucho porque la plaza es más pequeña que la de Valencia y se ha notado cómo retumbaba todo".

Acabada la mascletá, solo queda que los que ocupan cada sábado la plaza, los bares, vuelvan a sus posiciones. Ya han perdido el almuerzo, pero aún queda mucha tarde y noche. Próxima cita alicantina, a las 22.30 horas, en Las Tendillas, para la cremá.