La Empresa Municipal de Aguas de Córdoba (Emacsa) no descarta la aplicación de restricciones al uso del agua en la ciudad si, finalmente, se mantiene la ausencia de precipitaciones en los próximos meses. El presidente de la compañía, Ramón Díaz-Castellanos, afirmó ayer martes que «las previsiones no son nada optimistas en cuanto a precipitaciones», pero «espero que en abril recuperemos un poquito el agua para coger carrerilla para el verano porque si entramos en alerta, habrá que realizar acciones diferentes». Respecto a estas medidas, precisó que «no son restricciones en cuanto al consumo de las viviendas, pero sí en cuanto al uso público del agua: las fuentes, los baldeos, etcétera. Habrá que reducir un poco el tiempo en el que se estén haciendo ese tipo de actividades». No obstante, también hizo hincapié en que «seguimos con unos dos años de capacidad para suministrar el agua dentro de la ciudad».
Este responsable aludió a la situación del Guadalmellato, que abastece principalmente a la capital y se encuentra al 40% de su capacidad, con 58,9 hectómetros cúbicos almacenados, y señaló que «seguimos en prealerta. Hubo un momento que entramos en alerta, pero gracias a las lluvias de diciembre conseguimos estar en prealerta». Esta situación no cambiará si el nivel de agua embalsada no desciende de los 53 hectómetros cúbicos almacenados durante dos meses continuados.
Los precios
Díaz-Castellanos hizo estas declaraciones durante su participación en la Mesa de Redacción de CÓRDOBA Retos de la sostenibilidad: agua y saneamiento, celebrada en el hotel Eurostars Palace. En esta actividad le acompañaron Mª Ángeles Martín, catedrática de Ingeniería Química de la Universidad de Córdoba; Carlos Irigoyen, gerente de la Asociación de Abastecimiento de Agua y Saneamientos de Andalucía (ASA), y Rafael Marín, jefe de Control de Calidad de Emacsa y coordinador del grupo de trabajo de Inspección de vertidos de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS).
En el encuentro, hicieron referencia a las innovaciones que tienen que introducir las compañías del sector para mejorar la eficiencia en el servicio y adaptarse a las nuevas normativas, y al escenario de inflación y de crisis energética. Al ser consultado por la posibilidad de que este contexto obligue a subir precios, el presidente de Emacsa admitió que «el agua es barata» y adelantó que «debemos ser conscientes de que en el agua, teniendo en cuenta la escasez a la que nos enfrentamos, tendrá que incrementarse el precio». Díaz-Castellanos recordó que «llevamos tres años sin subir la prestación patrimonial (la tasa)», pero «tenemos una inflación elevadísima y unos tipos elevadísimos, y eso está siendo soportado por la compañía», advirtió.
Por otra parte, acerca del objetivo de la sostenibilidad, Díaz-Castellanos señaló que «nuestros retos son intentar trabajar en la eficacia y eficiencia a través no solo de la propia empresa de agua, sino con las asociaciones y el resto de las administraciones».
Junto a él, Carlos Irigoyen destacó que «la escasez de los recursos hídricos que tenemos en Andalucía ha hecho que las empresas hayan potenciado otra forma de gestionar el agua mucho más eficiente de lo que ya hacían».
Rafael Marín explicó que se acaba de aprobar un nuevo real decreto sobre agua de consumo mucho más exigente que el anterior y que «estamos en curso también de reformar la directiva de aguas residuales que tenemos en Europa, que nos llevará en dos o tres años a ser mucho más exigente la normativa». A este respecto, abundó en que «tanto una como otra, van a poner el foco en compuestos de preocupación emergente, sustancias químicas que tienen potencialmente afección sobre el medio y sobre las personas, en ocasiones muy raras. Vamos a tener que ponernos las pilas y cambiar lo que teníamos por técnicas mucho más exigentes y más caras», avanzó.
De su parte, Mª Ángeles Martín hizo referencia a la iniciativa para evaluar (el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica) la presencia de Hepatitis E en aguas residuales, que se suma a la labor que la UCO realiza desde 2020 con el SARS COV-2.
La obra del tanque, en junio
Las obras del primer tanque de tormentas que Emacsa construirá en Córdoba, en el Balcón del Guadalquivir, para evitar inundaciones y vertidos al río comenzarán, previsiblemente, en torno a los próximos meses de junio y julio, y durarán dos años. Estas son las previsiones apuntadas ayer martes por el presidente de la Empresa Municipal de Aguas de Córdoba, Ramón Díaz Castellanos, quien detalló que «espero que para finales de marzo tengamos una propuesta de adjudicación». Dado su importe, de 24 millones de euros, será necesario plantear un periodo de alegaciones y la propuesta también debe pasar por el consejo de administración de la empresa. Por tanto, Díaz-Castellanos señaló que «hasta mayo, imagino que no habrá una propuesta definitiva para la firma del contrato». El contrato de la obra salió a licitación en mayo de 2022, pero fue paralizado después de que el Tribunal de Recursos Contractuales del Ayuntamiento de Córdoba declarase la invalidez del pliego, lo que obligó a modificarlo.
El presidente de Emacsa recordó que la ciudad contará con cinco tanques de tormentas, aunque los otros cuatro tendrán un tamaño más reducido que el primero, y confirmó que uno de ellos se ubicará en Cronista Rey Díaz.
Respecto a la posibilidad de que, como ocurre en otras ciudades, estas infraestructuras contribuyan a evitar inundaciones también en urbanizaciones, indicó que «estarán situadas en distintas zonas de la ciudad y algunos afectarían también a zonas cercanas a las parcelaciones. Hay que tener en cuenta que, aunque el tanque va situado en un punto, tiene un efecto radial, al final es para todos», afirmó.