El consejo general de la ONCE ha nombrado a Francisco José Valderas como nuevo director de esta organización en Córdoba, en sustitución de Carmen Aguilera, que es ahora la nueva responsable de la entidad en Granada. Valderas lleva vinculado a Córdoba desde 2017, año en el que fue designado subdirector de la ONCE en la provincia. Cursó estudios de Farmacia en la Universidad de Granada y de Fisioterapia en la Universidad Complutense de Madrid. Estuvo como vendedor de la ONCE desde 1995 a 2016, año en el que asumió la dirección de la Agencia de la Organización en Ronda. Previamente había hecho un curso de mandos intermedios en la ONCE.
¿Cuándo y por qué se vinculó a la ONCE?
Me uní a la ONCE en 1994. Nací en Cartagena en 1970 y me fui con 18 años a Granada a estudiar Farmacia. Mi discapacidad visual, que la tenía desde los dos años, se acrecentó cuando cursaba la carrera. Me afilié a la ONCE en Cartagena y luego trasladé mi expediente a Granada. Empecé a compaginar los estudios con ser agente vendedor y salté a la gestión en 2016, tras ser nombrado como director de la agencia en Ronda. Después, en 2017 asumí la subdirección en Córdoba. En 2018 fui elegido consejero territorial de la ONCE en Andalucía, Ceuta y Melilla, aunque a este último cargo he tenido que renunciar tras ser designado director de Córdoba.
¿Qué motivó en su caso particular la pérdida de visión?
Cuando era muy pequeño mi madre se dio cuenta de que no veía bien con el ojo derecho. Me diagnosticaron un retinoblastoma, patología que apenas se produce y que es muy rara, pero que antes provocaba una mortalidad alta en los niños. A raíz de conocer la enfermedad, mi familia sospechó que era hereditaria, porque uno de mis abuelos se quedó ciego y vendía cupones de la ONCE en los años 60. Todos mis estudios los hice en la enseñanza ordinaria, sin contar con los apoyos que presta la ONCE, valiéndome solo de mi ojo izquierdo. Mis padres pensaron que era lo mejor para mí para que tuviera una educación lo más normalizada posible. En Granada conocí a la que luego sería mi mujer. En la universidad mi visión se deterioró más y decidí unirme a la ONCE, para dedicarme primero a la venta y luego a la gestión.
El grupo ONCE cuenta con 1.331 afiliados en Córdoba, da empleo a unas 900 personas, de las que 392 son vendedores. ¿Qué objetivos de crecimiento se marcan?
En la prestación de servicios es donde contamos con más margen de crecimiento. Precisamente, con la venta de nuestros productos ONCE queremos que nuestra entidad corporativa preste cada vez más servicios y conseguir la plena autonomía de los afiliados. Es el objetivo fundamental. Ahí es donde debemos crecer y estamos haciéndolo mucho porque la demanda se dispara. Gracias a los avances sanitarios hay menos personas invidentes, pero nos piden ayuda cada vez más personas con baja visión, que la han perdido debido al abuso de las pantallas o a que llegan a más edad y dejan de ver bien por tener muchos años. De ahí, que la ONCE esté impulsando una nueva fundación dirigida a personas con baja visión.
¿Qué perfil de usuario de baja visión es el que acude a afiliarse o a pedir ayuda a la ONCE?
La baja visión se puede dar en todas las edades, pero por los motivos antes citados, de que la visión se deteriore por el abuso de las pantallas y de la tecnología o por causa de la edad suele afectar más a personas de entre 60 y 80 años. La población se está dando cuenta de que la ONCE no sólo está para vender productos con los que obtener un beneficio que redunde en la sociedad, sino que estamos para mejorar la calidad de vida de cualquier persona con un problema grave de visión. Incluso los especialistas en oftalmología derivan pacientes a la ONCE.
¿Qué inserción laboral está logrando la ONCE?
Se estudia las posibilidades laborales de cada persona, por si puede estar destinada a la venta, para lo que contará con un asesoramiento previo, o a la gestión, para lo que también hay una formación específica. La ONCE está compuesta por sus afiliados, pero luego contamos con personas con discapacidad visual o de otro tipo para vender. También está la Fundación ONCE, que proporciona ayudas y subvenciones, así como con el Grupo Ilunion, que oferta diferentes servicios, y en el que trabajan personas con o sin discapacidad.
¿Hay igualdad entre hombres y mujeres en la ONCE?
El 30% de las contrataciones corresponden a mujeres y estaríamos encantados de que hubiera más. La igualdad la tenemos muy presente. No hay diferencia salarial, existe jornada adaptada y los puestos están muy equilibrados.
¿Está afectando la alta inflación a la venta de cupones y otros productos de la ONCE?
La crisis se nota, pero la población colabora mucho con la ONCE y nuestra entidad está muy arraigada en la sociedad.
¿Qué tipo de atención se presta a la persona que acude a pedir ayuda o asesoramiento a la ONCE?
La ONCE cuenta con un proceso de acogida para las personas de baja visión. Le preguntamos qué demandas presenta y la derivamos a una trabajadora social. A partir de ahí, se le hace un traje a medida de los servicios que podría necesitar. Por ejemplo, técnicos de rehabilitación visual pueden ayudarle a aprender a desplazarse dentro y fuera de su casa, a manejar un bastón, a llevar un perro guía o a poder adquirir habilidades básicas en su hogar. También se facilita apoyo psicológico, porque la pérdida de visión supone un duelo y hay que tratar de ayudar a la persona a que se sobreponga a esa pérdida. Disponemos también de formación en tiflotecnología, tecnología aplicada a la persona ciega para que pueda usar un ordenador, una tableta, un móvil y no se quede privada de la tecnología. Precisamente, la persona que enseña tiflotecnología en la ONCE en Córdoba es una persona ciega. Además, proporcionamos ayuda a todos los estudiantes invidentes o con problemas graves de visión que así lo requieran, adaptándoles el material escolar y proporcionándoles el apoyo de profesorado específico. Por otro lado, se puede poner a disposición de quien lo necesite personal voluntario si no puede salir de casa o ayuda óptica para gafas.
¿Qué barreras quedan por eliminar para que una persona ciega disfrute de la cultura, del turismo o simplemente pueda pasear?
Cada vez hay mayor interés por parte del sector público y privado para eliminar barreras que perjudican a las personas con discapacidad visual. En Córdoba, por ejemplo, ya se cuenta con el primer hotel adaptado y la ONCE dispone de sus propios hoteles Ilunion. En el caso de Córdoba capital, trabajamos codo con codo con el Ayuntamiento, que además ha recibido un premio europeo en materia de accesibilidad, y existe mucha disposición por mejorar, con la adaptación del Museo Julio Romero de Torres y también se está trabajando para mejorar nuestra accesibilidad en el Gran Teatro. Sin embargo, queda mucho pendiente. Nos afecta a la hora de desplazarnos que haya terrazas con muchos veladores y carteles que ocupan las aceras y el cada vez mayor tráfico de patinetes eléctricos. La ONCE organiza todos los años una semana de concienciación, en la que colocamos un antifaz a personas sin problemas de visión para que aprecien los obstáculos que se encuentran al no ver. Por ejemplo, para que los conductores de Aucorsa sepan que hay lugares en los que no deben parar porque suponen un obstáculo para las personas con discapacidad visual. El hospital Reina Sofía también se está adaptando y en Carrefour, hostelería, taxistas y centros educativos hemos impartido a su vez una formación de cómo tratar a una persona con discapacidad visual.