COVAP DONA 1.490 KILOS DE CARNE Y 53.500 LITROS DE LECHE

La ayuda social se queda corta para alimentar a las familias necesitadas de Córdoba

La subida de los precios reduce las opciones de compra de las entidades y los usuarios receptores | El Banco de Alimentos recibe cada vez menos leche y aceite y lleva mes y medio sin excedentes agrarios

Reparto de productos de Covap en el Banco de Alimentos de Córdoba.

Reparto de productos de Covap en el Banco de Alimentos de Córdoba. / CÓRDOBA

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

La subida sostenida de los precios de los alimentos está causando cada vez más estragos en las economías familiares de Córdoba y poniendo más difícil a las entidades sociales atender las necesidades crecientes de los que piden ayuda. Cáritas y Cruz Roja confirmaron ayer que si bien no han notado un aumento notable del número total de demandantes, los lotes de comida y los bonos de dinero que entregan cada vez sirven para menos. «Una familia podía comprar antes muchas más cosas con un vale de 50 o 100 euros, ahora da para muy poco, a lo que se suman los gastos como la luz, el agua o el alquiler, que también se han disparado en todos los hogares», explican las entidades. Donde más sienten la presión es en las Cáritas parroquiales, un recurso de emergencia directo para muchas familias cuando no saben a quién acudir.

Según Miguel Pozo, párroco de Santa Luisa Marillac, del barrio del Guadalquivir, «ahora tenemos más gente pidiendo ayuda, más niños a los que dar el desayuno los fines de semana, más personas derivadas de Servicios Sociales y menos recursos para repartir porque el Banco de Alimentos tiene menos productos y el dinero que recibimos en donativos nos da para comprar menos cosas», explica. Todo lo que llega a la parroquia se reparte a unas 260 familias fijas más las que se suman. «Cuando no hay suficiente, buscamos recursos para comprar más, pero aumenta tan rápido que no damos abasto». 

Lotes de comida preparados para su entrega en la iglesia Santa Luisa Marillac, en el barrio Guadalquivir.

Lotes preparados para su reparto en la iglesia Santa Luisa Marillac del barrio Guadalquivir. / CÓRDOBA

La responsable de Cáritas Sagrario, Carmen Guisado, asegura que tienen a 68 familias fijas, pero atienden a un centenar porque se van uniendo nuevas, entre ellas, personas que aun teniendo empleo el sueldo no les da para llegar a fin de mes. «No hemos notado bajada tras la pandemia, al contrario, cada vez hay más necesidad y vienen a por cosas más básicas, desde comida a productos de higiene y pañales; ahora no tenemos nada de leche y hay reparto la semana que viene», explica, «es una verdadera tragedia».  

Juan José Cas es vicepresidente del Banco de Alimentos de Córdoba y confirma que en este 2023 se está produciendo «la tormenta perfecta» al coincidir la subida de los precios, la llegada de menos alimentos de Europa y del campo y la menor cuantía de las ayudas públicas. «Llevamos un mes y medio sin recibir productos frescos porque hay menor producción agrícola y no hay excedentes», comenta, «atendemos a unos 24.000 usuarios derivados por los Servicios Sociales de toda la provincia (requisito exigido por la UE para ser beneficiario), una cifra estable porque se actualiza anualmente, pero el volumen de productos básicos como leche y aceite ha bajado drásticamente y las subvenciones públicas o no han llegado o no se han actualizado con el IPC». 

De vez en cuando, se produce una donación extraordinaria como los 32.000 litros de leche y 1.490 kilos de carne donados por Covap, que se han repartido a toda velocidad a las parroquias para que lleguen a las familias para su consumo, y que son un empujón muy importante aunque por sí sola sea insuficiente. «A estas alturas tendríamos que haber recibido 170.000 litros de leche y 11.000 litros de aceite que no han llegado», destaca.

La parroquia de San Lorenzo ha sido una de las encargadas de repartir carne entre sus beneficiarios, unas 60 familias. «Una donación de carne tan buena no se ve casi nunca», explica María Dolores Zamora, «normalmente, los paquetes llevan leche, aceite, legumbres, tomate frito, atún y galletas», comenta. El párroco de Santa Marina, Manuel Montilla, afirma que el volumen de familias nuevas es creciente. «Las atendemos con lo que podemos», explica, «para dar productos del Banco de Alimentos necesitamos un informe de Servicios Sociales que antes llegaba en dos semanas y ahora tarda mucho más porque, según nos dicen, están colapsados y hay que esperar para tener cita». 

Los perfiles de los usuarios son muy variados. «Tenemos familias con hijos, mayores a los que no les llegan las pensiones, jóvenes sin trabajo que tienen que elegir entre pagar la luz y comer», comenta Zamora, «intentamos no decir a nadie que no, darles algo, pero cada vez cuesta más». Según los párrocos, «la caída del poder adquisitivo se nota también en los donativos de los feligreses, que también sufren la subida de precios».

Voluntarios de Cruz Roja preparan los alimentos para su reparto.

Reparto de alimentos de Cruz Roja. / CÓRDOBA

En el comedor social del Rey Heredia, que se autoabastece sin ayuda del Banco de Alimentos, están igual. «Empezamos este año con 40 personas y ya vamos por 70», explica la responsable, Emilia, «ya no damos bolsas de comida para llevar, tienen que venir tres veces a la semana a recoger la comida preparada y vienen porque están realmente necesitados aunque algunos tienen el IMV o pensiones, con las que no llegan». 

A falta de entregas en especie, lo que sí ha recibido el Banco de Alimentos son 57.000 euros en tarjetas regalo de 50 euros de un supermercado, «que entregamos a las Cáritas para que las familias puedan comprar alimentos frescos», así como donaciones en especie de grandes cadenas que aportan los productos que están próximos a la fecha de caducidad y no pueden vender. «Estamos intentando negociar donaciones con empresas locales, en primavera haremos una operación kilo y también una campaña en redes sociales para pedir donativos por Bizum», comenta Cas, preocupado por la carestía que prevén para los próximos meses

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