FAUNA URBANA

¿Hay demasiadas palomas en Córdoba?

Las superpoblación de estas aves constituye un problema en la mayoría de ciudades, también en Córdoba | La UCO y Sadeco firmaron un convenio para analizar la situación en la ciudad y proponer medidas de control

Varias palomas levantan el vuelo en el parque Juan Carlos I de la capital cordobesa.

Varias palomas levantan el vuelo en el parque Juan Carlos I de la capital cordobesa. / A.J. González

Irina Marzo

Irina Marzo

CÓRDOBA

¿Hay superpoblación de palomas en Córdoba? ¿Existe un problema con estas aves? ¿Habría que adoptar medidas para limitar su población? ¿Qué función social o ambiental cubren?

La paloma común o paloma bravía es una especie de ave columbiforme nativa del sur de Eurasia y del norte de África. Con una masa corporal de entre 240 y 380 gramos, un ejemplar puede vivir en libertad hasta 6 años, mientras que las hembras pueden realizar 4 o 5 puestas al año con 1 o 2 huevos cada una. No hay un censo de palomas en Córdoba (varios miles), pero sí la constancia de que tienen detractores y defensores, personas que las padecen y personas que las defienden. 

Los actuales responsables municipales entienden que sí existe un problema en determinados puntos de la ciudad: edificios abandonados, algunos parques y la zona del zoológico principalmente, donde acuden porque tienen alimento garantizado a diario y fue un foco de alerta por gripe aviar este verano. La delegada de Casco Histórico, María Luisa Gómez, admite que hay un conflicto sobre todo por los desperfectos que causan en los inmuebles: «En edificios históricos o patrimoniales --como la abandonada iglesia Campo Madre de Dios, donde se ha actuado varias veces o la Mezquita, cuyo plan director tiene un apartado concreto en relación a las palomas-- y en muchas viviendas particulares porque se meten por los rincones de las casas y causan daños materiales, provocan suciedad e incluso problemas de salubridad». 

En la misma sintonía apunta Salvador Fuentes, presidente de Urbanismo, que pone de ejemplo el caso del cine Osio, en Cañero, donde la palomina (los excrementos del ave) han provocado «un drama» en la azotea del inmueble, colapsando los desagües y generando graves daños de humedad.

La palomina acumulada en el tejado del cine Osio de Cañero ha creado un importante problema en el edificio.

La palomina acumulada en el tejado del cine Osio de Cañero ha creado un importante problema en el edificio. / CÓRDOBA

El problema de su proliferación se agrava porque desde hace tiempo su captura está prohibida. Ahora es la Junta de Andalucía la que debe autorizar al Ayuntamiento si el municipio entiende que tiene un problema en una zona.  

Problemas en edificios patrimoniales

Rosa Lara, coordinadora de Casco Histórico de la Gerencia de Urbanismo, profundiza en el daño estructural que las palomas hacen en los edificios porque para hacer sus nidos recogen y acumulan todo tipo de residuos y excavan y socavan piedras y materiales de construcción con el pico. Además, señala, «el daño que hace la palomina no es solo físico, sino también químico porque es corrosivo, se incrusta y es muy difícil de eliminar». Además, la arquitecta explica que son animales que se adaptan a todo, incluso a las medidas antipalomas que se ponen para disuadir su presencia:desde la colocación de pinchos, cables o redes para impedir el paso de las aves por ejemplo en cornisas o patios, hasta medidas acústicas, pasando por una especie de espantapájaros con forma de halcón (su depredador) para espantarlas. 

También se han empleado en algunas ciudades halcones de verdad, aunque pueden ser peligrosos para otras especies, mientras que ayuntamientos como el de Barcelona les han dado pienso esterilizador para controlar la población y en otros lugares se han habilitado palomares públicos para promover que las palomas hagan sus nidos ahí.

Control ético

Los animalistas apuestan por medidas que ejerzan «un control ético» sobre la población de palomas como el pienso anticonceptivo o la sustitución de los huevos de verdad por huevos de plástico. Pero todos, defensores y detractores de las palomas, están de acuerdo en algo: que no se les debe dar de comer y recuerdan que, de hecho, está prohibido.

Desde el punto de vista sanitario, estas aves pueden provocar enfermedades como la psitacosis (enfermedad infecciosa similar a la neumonía), gastroenteritis, salmonelosis, criptococosis (infección pulmonar) y, en determinadas ocasiones, casos de gripe aviar. Además, también está ahí el peligro latente de la zoonosis.

Convenio con Sadeco

En el mes de junio, Sadeco firmó un convenio de colaboración con el Departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba para desarrollar el proyecto Análisis de problemática de las especies de avifauna urbana de la ciudad de Córdoba, que persigue mejorar las estrategias de control en los casos que puedan generar problemas sanitarios y la conservación de las que no suponen un problema para la salud. 

El convenio pretende realizar un catálogo actualizado de las especies de avifauna presente en el casco urbano; realizar un análisis de la relación entre las especies y la población para detectar los puntos de conflicto y las posibles soluciones; asesorar a Sadeco en las medidas de control y para la puesta en valor y conservación de la biodiversidad urbana que supone un patrimonio natural a preservar. 

Actualmente, explica el profesor de Zoología Alberto Redondo con más de 25 años en la gestión de fauna urbana, están en la fase de localización de los lugares más conflictivos. «El problema no es tanto el número como los casos concretos: imagina solo cinco palomas pero en la UCI de un hospital...».  

Redondo apuesta por un enfoque global y pide que se entienda la fauna de la ciudad como un conjunto. «Todos los animales tienen una función en el ecosistema y un derecho a existir; las palomas cumplen una función social», señala para mostrarse contrario a medidas radicales de control, pero proclive a aplicar soluciones concretas.  

Desaparición de los palomares

Recuerda, además, que la proliferación de palomas se disparó con la desaparición de los palomares que antes, de manera habitual, había en muchas casas de Córdoba, siendo también un recurso alimenticio más de las familias. Por eso, entre sus propuestas está adecentar los palomares públicos que hay en la ciudad (Sector Sur y Jardines de la Agricultura) y reubicar nuevos palomares. También plantean utilizar razas autóctonas.

Actualmente, este equipo de zoólogos atiende una media de 4 avisos semanales que les pasa Sadeco por quejas de palomas en cualquier punto de la capital. «Hacemos un análisis del lugar y estudiamos por qué es tan alta su presencia: si es porque anidan allí, o porque encuentran alimento, es decir, ponemos ciencia donde hay un problema, y después proponemos consejos básicos a las comunidades de propietarios».

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