Si preguntas a un miembro de la generación Z (los nacidos entre finales de los 90 y primera década de los dos mil) si celebra San Valentín, pueden ocurrir dos cosas, al menos en Córdoba. Que se le dibuje una sonrisa en la cara y te cuente que sí, que el 14 de febrero es una excusa como otra cualquiera para celebrar lo enamorad@ que está de su pareja y regalarle cualquier detalle, o que cambie el gesto y diga que no, que eso es un invento comercial que no le atrae en absoluto y que, independientemente de tener pareja o no, para nada tienen esta fecha marcada en su calendario como día especial. Entre los primeros que celebran, hay además quienes no tienen reparo en hacerlo público y quienes lo celebran con cierto pudor y prefieren que nadie se entere, como si hacerlo no estuviera del todo bien visto en su entorno.
Azahara Priego está en el grupo de las románticas. Tiene 31 años, lleva ocho con su novio Adrián y tiene claro que San Valentín será una buena excusa para recordar a su chico que lo quiere.«Estamos prometidos desde noviembre, decidimos casarnos en un viaje a Estambul», explica, «estábamos haciéndonos fotos y de repente, se arrodilló y me lo pidió, fue muy emocionante». De momento, no tienen fecha, pero ya están buscando piso. Agente de viajes ella y opositor él, lo que más le gusta de Adrián es que es su mejor amigo. «El día de San Valentín no vamos a estar juntos porque Adrián está en Málaga, pero nos reservamos para una cena especial». Más que comprar algo, en esta fecha les gusta regalarse experiencias para que el momento perdure en el recuerdo. «Yo soy muy detallista, pero en este día se trata de sorprender, así que no hace falta que la cena sea el mismo día 14». Prueba de su gusto por los detalles románticos es su último regalo, un libro con retos de pareja que ella misma elaboró para regalárselo a Adrián. No es la única romántica en la familia. Sus padres llevan más de 30 años casados y aún se regalan en esta fecha. «Mi padre es más de flores y mi madre de regalitos».
Laura y Andrea son dos amigas de 23 años y también tienen pensado sorprender a sus respectivas parejas este San Valentín. Según Laura, «el 14 de febrero es un día especial para demostrar lo que sientes por la otra persona». Igual que Azahara, tiene pensado salir a cenar con su novio, pero además le ha preparado una sorpresa con globos y chucherías que espera que le guste. Lleva dos años con su chico y no quería que el hecho de que San Valentín caiga en martes hiciera que pasara sin pena ni gloria. «Lo que más me gusta de mi novio es que es muy atento y me cuida mucho», confiesa, «y como yo, es bastante detallista».
En el otro lado, se sitúa Carmen Trinado, profesora de 25 años, que pese a tener pareja asegura que hoy no celebrará nada. «Entre aniversarios, cumpleaños y demás, ya hay días suficientes, en mi entorno no es una fecha especial ni lo ha sido nunca». En su opinión, es «algo comercial» a lo que no hace ningún caso.
El pretexto comercial también se puede dar la vuelta y servir para ayudar a una buena causa. Es lo que han hecho este año en el IES Alhakén II, donde un grupo de alumn@s de primer curso de Bachillerato han organizado una actividad con la que recaudar fondos para el viaje de estudios. Así, durante un par de días, quienes quieran enviar un mensaje de amor o una flor a alguien del centro podrá contratar sus servicios por un módico precio. Este martes, Cupido visitará a los destinatarios de los mensajes o flores para hacérselos llegar, ya sea de forma anónima o con nombre y apellidos, según lo que hayan estipulado previamente. Los que no estén enamorados o no tengan pareja en el instituto a quien enviar el mensaje, también podrán aprovechar la ocasión para obsequiar a un buen amigo o amiga, para dar las gracias o simplemente celebrar San Valentín con un bonito deseo. Un simple detalle servirá para dar color a un día de clase y de paso, contribuir a que los alumnos sumen euros para llegar a Eslovenia, donde tienen previsto viajar en el mes de marzo. Solo por eso, la inversión habrá merecido la pena.