ENTREVISTA | Manuel Benítez 'El Cordobés' Quinto califa del toreo

"Los Beatles me quisieron comprar para una película y yo me negué"

Manuel Benítez 'El Cordobés', en la entrevista con Diario CÓRDOBA'.

Manuel Benítez 'El Cordobés', en la entrevista con Diario CÓRDOBA'. / A. J. GONZÁLEZ

Rafael de la Haba

Rafael de la Haba

Ídolo de multitudes, fenómeno de masas, mito, torero revolucionario, quinto califa... Manuel Benítez El Cordobés (Palma del Río, 1936) sigue siendo genio y figura. Y ahora, además, va a escribir sus memorias «y lo que se gane irá para mi fundación para que ayude en lo que haga falta. Me compraré un aparato para hablar y que luego alguien pueda coserlo». De momento, aquí hay parte de su vida.

Hace unos días, con casi 87 años, toreó en el campo, se difundieron las imágenes por las redes sociales y se convirtieron en virales. Veo que su magnetismo sigue intacto.

Hay que disfrutar en vida. No quiero apagar nunca mi vela. ¿Magnetismo? Algo debo de tener. El agua cuando la bendicen... Tengo que tener algo, porque llegar donde he llegado sin saber nada, nada, nada del toro... No sé torear de salón... ¿Cómo me las he apañado? ¿Y esto cómo es? Te lo digo de corazón. España-América, España-América... Y lo que me ha respondido la gente... ¡Una cosa!

¿Por qué torea a los 87 años? ¿Tan fuerte es el veneno del toreo?

Tú sabes que esto se lleva por dentro y el que nace lechón muere cochino (ríe). Y yo he nacido lechón (ríe).

¿No le riñen en casa?

¡Qué me van a reñir en casa! (exclama mientras mira de reojo a Mª Ángeles, su pareja, presente en la entrevista). ¿Yo le hago caso a nadie? ¡Hombre! (ríe abiertamente). No, no. Fue una vaca, me encontré a gusto, flamencote. Me dio una volteretilla también, pero eso es bueno. En fin, que me enganché con ella.

Voy a escribir mis memorias y lo que se gane irá para mi fundación, para ayudar lo que pueda

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Por cierto, ¿qué tal se maneja con las redes sociales?

Yo sé lo que son, lo que se está viviendo ahora en las redes sociales, pero vamos que tampoco me he metido nunca en esto ni sé nada. Pero, vamos, sí, tenemos todos estos aparatos y estamos al día.

Bueno, tampoco en sus comienzos sabía lo que era un millón de pesetas y llegó incluso a rebautizarlo como kilo. 

Sí (ríe). Me cargué la moneda y cambié la forma de denominar al millón de pesetas. Vamos, que si no llega el euro, estamos metidos todavía en el kilo (ríe). 

¿Cómo se le ocurrió?

Cuando toreaba, en los hoteles había una operadora, no había línea directa para hacer las conferencias, y pensé: ‘Se van a enterar de lo que estoy cobrando’. Y empecé a llamarle el kilo, medio kilo, tres cuartos de kilo al hablar con los empresarios... Y de ahí viene.

Manuel Benítez 'El Cordobés', el quinto califa del toreo, habla sobre su vida con Diario CÓRDOBA.

Manuel Benítez 'El Cordobés', el quinto califa del toreo, habla sobre su vida con Diario CÓRDOBA. / A.J. GONZÁLEZ

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El martes le dan un homenaje por el 20 aniversario de su proclamación como califa, que se cumplió en octubre pasado. ¿Qué supuso para usted este honor?

Aquello fue una cosa que... Las piernas me temblaban. Llegar yo a ese nivel... Lo más grande de mi vida. Fue una cosa tan grande, tan grande, que no puedo agradecerlo con nada en la vida. Ya me conoce todo el mundo como el quinto califa y eso...

Destacó entonces que los otros califas no pudieron disfrutarlo en vida y que se lo contaría. “Que me esperen allí arriba, pero que no tengan prisa”, añadió divertido. ¿A su edad, usted que ha sorteado la muerte tantas tardes ante los toros, piensa en ella, es algo que le inquieta?

La muerte no, porque soy una persona que tengo la mente muy clara. Sé que algún día iré para arriba, como todo el mundo, pero no le doy importancia ni pasa por mi mente. Lo que quiero en la vida es hacer cosas, trabajar , hilvanar cositas... Vivo muy tranquilo y muy seguro.

El año pasado le dio un susto el corazón. ¿Tuvo miedo?

Te digo la verdad, y no es cuestión de ser valiente ni cobarde, pero cuando llegué y me dijeron que me pasaban a la UCI, les dije: ‘Pues fenómeno, allí estaré mejor que aquí y me operarán y todo eso’. Y te cuento: incluso vi la operación en la pantalla grande que hay al lado de la mesa de operaciones. Y seguí el muelle por donde iba... ¿Te puedes creer que me encantó ver aquello? ¡Qué maravilla! ¡Qué adelantos más grandes!

¿Qué es el miedo para un torero?

No sé lo que es miedo, pero sí el valor. Si un torero se va una noche de juerga, bebe, no duerme, se tira dos días malo y al tercero tiene que torear... En esos días ha perdido todo el combustible, se ha quedado sin gas, lo ha tirado. Pero si yo estoy bien, bien, bien y veo un río, me tiro. ¿Qué es el valor? La preparación. Físicamente y mentalmente, estar preparado para esta batalla... Si no estás preparado... ¿Tú puedes explicarme lo que es el miedo? Cuando un torero no está cuando tiene que estar ha fracasado, por muy bueno que seas.

Sé que algún día iré para arriba, pero la muerte no pasa por mi mente ni le doy importancia

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Ese es el miedo para un torero, pero ¿y los miedos personales?

Eso es un mundo...

¿Usted ha tenido miedos a lo largo de su vida?

¿A qué? Si he estado toda la vida por los cercados... Estaba preparado. Era un galgo. Cuando debuté sin caballos, yo venía muy duro de correr por los campos, bajo la luna. Eso a mí me preparó. Por eso aunque me pegaban tanto los toros iba otra vez y otra vez a la cara. La preparación que tenía me la he dado yo solo, buscando un camino, trabajando de sol a sol. No tenía miedo a nada.

¿Ha cometido errores de los que se arrepienta?

Como torero sí he hecho cosas muy mal hechas. Me metieron preso en Córdoba, cuando era un chavalillo. El cabo de la Magdalena... Ese me dio fuerte, fuerte. Me metieron por la Ley de Vagos y Maleantes en la grande de Córdoba. ¿Por qué motivo? Resulta que fui con Palmeño y un chico de Almería, de noche... Éramos aficionados y fuimos a una ganadería y cortamos un toro. Cogió el toro al chico y no veas... Le quitamos el animal como pudimos. Lo montamos en las bicicletas e iba muerto. Llegamos a Palma y nos fuimos para el cuartel... Total, que estuve un tiempo allí y me metieron en la cárcel. Hice mal, muy mal. Reconozco que aquello estuvo muy mal hecho. 

El 25 de mayo se cumplirán 60 años de su alternativa. ¡Quién le iba a decir entonces que se convertiría en un fenómeno social, en un ídolo de multitudes!

Nadie. Ni yo tampoco. No me lo creo. ¡Es tan difícil! Tienes que hilvanar tanto, y coser y coser para llegar a esas alturas...

Siempre me iba a los medios. Pegado a las tablas no me he quedado nunca porque pensaba siempre que al sol le costaba más trabajo venir a verme que a la sombra y tenía que repartir con el sol

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Está considerado el gran revolucionario del toreo. ¿Cuál fue su revolución?

Esas cosas que yo tengo, tenía, y es que siempre he estado dispuesto a luchar a tope, a sacar del toro todo lo que pudiera. Y yo también miraba mucho al público y sabía lo que le costaba ir a verme. Siempre me iba a los medios. Pegado a las tablas no me he quedado nunca porque pensaba siempre que al sol le costaba más trabajo venir a verme que a la sombra y tenía que repartir con el sol. A mí me pagaba todo el mundo que estaba allí.

Usted es parte de la historia de España. ¿Es consciente de eso?

Yo que sé..., yo soy torero (sonríe mientras se encoge de hombros). Hombre, sí, que me conocen por todo el mundo... Sí, sí.

Y en una época en la que ayudó a los españoles a olvidarse un poco de sus problemas. Aquella época...

Sí, sí, dilo, dilo...

... Aquella época de la dictadura en la que usted ayuda al olvidarse de la situación.

Creo que es una cosa bastante normal y de tener un corazón bueno, porque vamos a ver... Que sí, que yo montaba una corrida de toros... Me llamaban de El Pardo... Para que montara una corrida en Sevilla... Y cogía a Viti, Puerta, Camino, ‘oye, que tenemos que hacer’, y de verdad que todos los toreros estábamos dispuestos. Pero no con egoísmo mío de nada ni de querer yo saber nada ni de política ni de cosa de estas, ni de Franco ni de no Franco. De esto nada.

Manuel Benítez 'El Cordobés' muestra sus manos para comparar la configuración de su prodigiosa izquierda.

Manuel Benítez 'El Cordobés' muestra sus manos para comparar la configuración de su prodigiosa izquierda. / A.J. GONZÁLEZ

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Usted fue un mito que traspasó todas las fronteras. ¿Qué pesó más, su mano izquierda en los ruedos o su carisma desbordante?

A mí la que me echó a andar fue esta (dice mientras se señala la muñeca izquierda y la compara con la derecha, para mostrar que aquella tiene una morfología diferente, capaz de girarse hasta el límite). Esto es por algo, que yo no me he caído en la calle. Tanto tirar del toro para cogerlo. Porque si tú lo sueltas muy lejos, ¿cómo lo coges? Esa era la clave. ¿Y el carisma? Bueno, también tenía algo porque enganchaba. Pero si no anda esto (vuelve a señalarse la muñeca izquierda), se acabó el carisma y se acabó todo.

Tanto carisma que nada menos que a los Beatles se les ocurrió rodar una película con usted, con la sorpresa de que se encontraron con su negativa.

Estábamos aquí, vinieron aquí a comer (señala la zona que ocupaba el comedor del hotel Meliá, que se levantaba donde ahora lo hace el Eurostar Palace, en el que se desarrolla la entrevista). El caso es que vinieron y les invité a comer. Venían el manager, que hablaba español, y dos de los Beatles, no sé cuáles. Me dijeron: ‘Que queremos hacer una película contigo’. Digo yo: ‘Pues muy bien’. Entonces les invité a un par de botellas de Dom Pérignon, que se lo bebían, no veas, como gaseosa. ¡Claro, estaba fresquito! (ríe a carcajadas). Pero me dice el manager: ‘Una cosa. Hombre, que nosotros somos cinco y entonces hay que repartir. Te compramos a ti tu parte y te damos 30 millones de pesetas’. Y le contesté: ‘¿Por qué, porque sois cinco y yo uno solo? Pues verás, os la voy yo a comprar a vosotros en el mismo precio porque nosotros somos siete, os gano por dos’. ‘¿Siete?’, me preguntó extrañado. ‘Sí, verás -le dije- somos yo y mi cuadrilla: tres banderilleros, dos picadores y el mozo de espadas’. No les pareció y le dije que no hacía la película. ‘Sois menos que yo y no me interesa hacer la película’, y no la hice. Me quisieron comprar y me negué. 

Este febrero también se cumplen 56 años de aquel día que habló con la almohada, cuando anunció que se retiraba y los empresarios peregrinaron a Córdoba para convencerle de que no lo hiciera. ¿Sigue consultándole?

Ya no la tengo (ríe abiertamente). 

Si esto no anda (se señala la muñeca izquierda) se acabó el carisma y se acabó todo

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Pero aquello fue una demostración de su mando en el toreo

Fue muy fuerte. Estaba un poco cansado y pensé descansar. Me pesaba ya... Es que ya eres una máquina que tiras de todo lo que te enganchen y a veces se te aflojan los tornillos (ríe). Entonces, cuando dije que no toreaba, no veas... Vinieron Balañá, Barceló, Belmonte, Canorea... Se presentaron en casa y les tuve que dar café, una tostada con jamón... Me decían si quería más dinero: ‘Que no, que no quiero más, que estoy contento con lo que estoy ganando’. ‘¡Pues entonces no te puedes retirar, que tenemos las ferias hechas!’, me suplicaban. Y bueno, les dije que había consultado con la almohada y que seguía, y me la firmaron todos.

¿Le sobrepasó la fama alguna vez o siempre supo manejarla?

No, no, tú me conoces. Siempre he sido como soy. Yo sigo mi camino, me llevo bien con todo el mundo, saludo a todos, somos humanos y a mí lo que me vale es esto: el corazón (asegura mientras se lleva la mano al pecho).

¿Pero cómo se gestiona salir de aquella infancia de pobreza y verse en la portada de ‘Life’ como el hombre más popular del mundo; en la Casa Blanca con Gerald Ford; con Robert Kennedy de risas o con Felipe González en La Moncloa?

También con el Rey... ¿Esto cómo se come? Pero lo vivo igual, como estoy aquí ahora mismo. Yo ni sé de política ni nada. Echo mi voto y se acabó. He estado con esas personas de poder con naturalidad.

El año pasado presentó su fundación y entre los objetivos está defender el toreo. ¿Necesita defensa la fiesta?

Mucha, mucha.

¿Por qué?

No voy a meterme muy hondo, pero tiene muchas olas en contra. Y todo el mundo del toro, también los aficionados, tenemos que defenderla. Por eso, en parte, he hecho la fundación. Tengo un nombre, un califato, y debo salir un poco al encuentro y defender por derecho la fiesta. Y la veo muy mal. No me quiero adelantar mucho, pero veo que tiene muy poca vida. Pero poca vida, ¡eh! Porque le van a entrar unos aires muy fríos... No me atrevo a hablar más (concluye casi enigmático).

Entre padres e hijos ocurren cosas, pero nos vamos a dar un abrazo y a perdonar

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Otro objetivo era apoyar nuevos valores. ¿Hay cantera en Córdoba? Ahora se habla de Manuel Román, de Fuentes Bocanegra...

Y lo estoy haciendo con muchos y les estoy echando vacas. Yo veo ahora tres chavales, los dos que has nombrado y Manolo Quintana, aunque está más verde. También está Rocío (Romero), pero me refiero a los tres que están sin caballos. Hacen cosas importantes, cada uno en su estilo, y se paran y te escuchan, que es muy importante. Voy llevando a los chavales al campo poco a poco, para que no estén solo entrenando en la plaza, y los voy viendo poco a poco.

En el acto de proclamación como califa le dio las gracias a sus hijos, que habían sido una “bendición” para usted, y es que añadió: “No soy malo, pero un poco travieso sí”. ¿Lo sigue siendo?

(Ríe) ¡Ya no! ¿Dónde voy ya? Si no salgo del campo. Hago mi deporte todos los días, aunque he frenado un poquito con lo del corazón.

Hablando de hijos, un juez declaró en 2016 que Manuel Díaz también lo era suyo. Un año después, relató a este periódico que le había propuesto verse para darle un abrazo y que lo había rechazado. ¿Aún no se lo han dado?

Estamos ya a punto, estamos cerca. Ha habido un acercamiento y ya mismo va a salir a la luz. Normal, porque mira, entre padres e hijos, entres madres e hijos, ocurren cosas, pero esto nosotros lo vamos a perdonar y nos vamos a dar un abrazo. Somos humanos y son cosas que ocurren. Además, Manolo es un torero que tiene mucha raza. Con dos caderas lastimadas y ponerse delante de los toros... Esto va a estar ya.

¿Quién y qué es Manuel Benítez hoy día? 

Un hombre feliz. Estoy muy bien de mi economía; soy trabajador; tengo mi ganadería mansa, no brava, porque yo el bravo no lo entiendo; mis olivos; mi campo y… Esperando que llueva, que está el tiempo muy malo, pero malo... 

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