El aeropuerto de Córdoba está ya preparado para acoger vuelos comerciales y ha quedado monísimo. Usted, quizá, ha leído esta frase antes (quizá, incluso, haya volado desde aquí a Palma de Mallorca o a Santiago de Compostela), pero es ahora, en 2023, cuando de verdad, de verdad, el aeródromo dispone de todos los avíos necesarios (menos duty free, eso no) para operar vuelos regulares. AENA cree que hasta 9 destinos 9 son posibles: Londres, París, Madrid, Barcelona, Bilbao, Palma, Valencia, Gran Canaria y Tenerife. ¡Ojalá!
El Gobierno de España ha hecho las tareas (ha invertido 7 millones en los últimos 5 años para que el aeropuerto de Córdoba disponga de todo el equipamiento y la tecnología necesarias) y ahora solo necesitamos vender a las aerolíneas comerciales la infraestructura y la ciudad con sus bazas de siempre (el turismo) y las ampliadas (logística y congresos). Qué te digo yo: «¿Es ahí Vueling? Sí, mire, le llamamos del aeropuerto de Córdoba para que vengan a operar aquí». Y así con todas las demás: Iberia, Air Nostrum, Ryanair...
Con ligero retraso sobre el horario previsto (delayed flight), representantes del Gobierno y de AENA explicaron el jueves a los miembros de la llamada Mesa del Aeropuerto (instituciones y agentes sociales y económicos) las posibilidades reales de que la infraestructura despegue después de las reformas acometidas. Y lo cierto es que todos --también los del PP-- salieron de allí con la sensación de que esta vez es posible. La inversión está hecha. Hemos llegado hasta aquí. Sería ridículo no intentarlo. Con todo, como esta ciudad es tan particular, la comercialización de la infraestructura se hará (la mesa ha creado un grupo técnico para impulsar el plan de marketing), mientras algunos continuarán con el debate sobre si era o no necesario haberlo hecho así (teoría del eterno retorno).
Lo que no se aclaró el jueves es quién pagará los 20 millones que costaron las expropiaciones que se hicieron para ampliar la pista y que AENA sigue reclamando en la vía judicial al Ayuntamiento. De ese tema no tocó hablar.
Sepan, por otro lado, que Cecosam quiere que, a partir de ahora, celebremos los entierros en Córdoba con un estilo más americano y también con más fiambre (fiambre al cuadrado, se entiende). Así, y a pesar de que debe ser ínfimo el porcentaje de personas a las que se les abra el apetito en los sepelios (beber, vale; pero comer, poco), Cecosam ha incluido comida en su carta de servicios y ha justificado la subida en un 45% de sus tarifas de alquiler de salas de tanatorio por, aquí viene el fiambre, la inclusión en su oferta de unos aperitivos de degustación (bombones, caramelos, bollería, queso y productos ibéricos: jamón, caña de lomo, salchichón y chorizo) para los allegados del finado. También ha dicho Cecosam que sube los precios porque ha renovado el mobiliario (vale), pero también para ser más competitivo en el mercado funerario (¿cómo?), una frase que es en sí misma un enigma cartesiano a la altura de la propia muerte.
Más lógica parece tener que la empresa municipal de cementerios vaya a abrir una línea de negocio con el entierro de mascotas. Para ello ha tenido que cambiar sus estatutos (que antes solo hablaban de cadáveres humanos) e incluir a los animales entre su clientela y en su objeto social. El proyecto pasa por dedicar una zona del cementerio de la Fuensanta a los nuevos usuarios, perros, gatos y mascotas en general.
Las elecciones municipales, cada vez más cerca
Los partidos políticos, por su parte, continúan con el corte y confección de las listas electorales en medio del fuego amigo y enemigo de los sondeos (el último, el del Centra, le dio entre 15 y 16 concejales al PP de un total de 29).
La confluencia de izquierdas se ha atrancado con las agujas de la costura (por más que desde el PCE digan que Hacemos Córdoba es «punta de lanza» de Sumar en todo el territorio nacional) y ha tenido que aplazar el anuncio de su candidato unos días. Estaba previsto la semana pasada y se hará, si eso, esta que viene.
En el PSOE han convocado también esta semana a las asambleas de la capital para que sugieran nombres que acompañen a Antonio Hurtado en su aventura electoral. Como dicta la democracia interna de los partidos, el comité ejecutivo leerá con mucho cariño estos nombres y, a continuación, confeccionará la lista con los hombres y mujeres que tenga a bien colocar la dirección.
En el PP también están recogiendo currículums del partido de Inés Arrimadas y son muchos los concejales naranjas que han leído con fe y esperanza este titular: El PP planea dar la puntilla a Ciudadanos con el fichaje de otros 80 cargos. Aquí pueden caer un par.