OBITUARIO

Francisco Martínez 'Botines', torero

Nacido el 22 de febrero de 1939, el novillero cordobés es Hijo Adoptivo de Castro Urdiales, donde cosechó importantes éxitos

Francisco Martínez 'Botines'.

Francisco Martínez 'Botines'. / Ladis

Este domingo se celebró el funeral por el alma del novillero cordobés Francisco Martínez Botines nacido en nuestra ciudad el 22 de febrero de 1939. Muy joven comienza una dura lucha con peregrinaje por capeas, tentaderos y festejos por pueblos siempre con la ilusión puesta en conseguir ser alguien en el mundo del toro. Por fin consigue debutar en Córdoba en el festival pro-mausoleo a Manuel Calero Calerito (marzo, 1961). En este año vuelve en varias ocasiones a Los Tejares.

Toreó muchísimas novilladas sin caballos dejando su impronta de torero valiente y honrado, saliendo el público muy satisfecho de sus actuaciones. El 21 de abril de 1968 toreó en el coso de Los Califas en un festival organizado por Manuel Benítez El Cordobés, que además actuó en primer lugar. Botines lidió el último novillo. Una de las localidades donde cosechó más éxitos fue en Castro Urdiales. Allí le crearon una peña y además el Ayuntamiento le nombró Hijo Adoptivo.

Por ese cariño pensó en tomar la alternativa en esta plaza, pero la idea no cuajó. Si con los erales fue un torero afamado, con las plazas montadas cosechó grandes triunfos y en su haber le tenemos anotada la anécdota de que en la plaza de Valladolid colgó el cartel de "No hay billetes" siete tardes, llegando a quedar segundo del escalafón de novilleros. Pudo seguir escalando metas, pero una lesión grave en el brazo izquierdo le imposibilitó para continuar como matador, así que optó por vestir de plata actuando en las cuadrillas de Morenito de Maracay, Víctor Méndez, Lázaro Carmona y José Ortega Cano, y otros más. Supo inculcarle a su hijo Francisco la afición al mundo del toro y tras un recorrido glorioso como novillero se llevó la enorme alegría de ver a su vástago convertido en matador de toros (Bivriesca , Burgos, 15 de agosto 1999) meta que él no pudo alcanzar.

Se hijo Francisco, junto a algunas entidades taurinas, le estaba organizando un cariñoso homenaje pero no ha podido ser y lo lamenta porque le hubiera ilusionado recibir esa postrer ovación.

Descanse en paz este bravo y honrado torero que supo torear a la vida con la misma intensidad que lo hacía con los novillos. Su mayor virtud, como persona, era su simpatía y ocurrencias siendo querido por toda la familia taurina.

Sus hijos Francisco y José Manuel, y el resto de la familia, reciban nuestro más sentido pésame.