Solidaridad

Las clarisas abren su casa a Córdoba

El convento de las capuchinas recibirá por primera vez a los turistas gracias a la iniciativa de Woow Córdoba, que ofrece visitas al edificio a cambio de un donativo para las monjas

El convento de las capuchinas en Córdoba se abre a las visitas turísticas

Manuel Murillo

Cristina Ramírez

Cristina Ramírez

En el Monasterio de San Rafael habitan 16 hermanas clarisas capuchinas dedicadas a la consagración y a la fabricación de dulces para poder cubrir sus gastos, algo que les resulta muy complicado con los ingresos que son capaces de generar. Las necesidades de las monjas y la riqueza cultural de convento hicieron despertar las alarmas de Rafael Soldevilla, guía turístico y gerente de la empresa Woow Córdoba, quien a través de su iniciativa Domingos solidarios, organiza visitas guiadas al convento cuyos beneficios irán destinados a las capuchinas para que puedan dedicarlos a la restauración de la que es su casa. 

La idea de visitar un convento de clausura ha llamado la atención de los cordobeses y, en pocos días, se han convertido en un reclamo turístico más de la ciudad. Se ha difundido por redes sociales y desde Woow Córdoba han tenido incluso que ampliar horario y aforo. En principio estaban previstas los domingos a las 17.00 horas, pero gracias al interés de los visitantes, también se podrán realizar, a partir del domingo 22, a las 16.00 horas. Más de un centenar de personas han contactado ya con la empresa a través del correo electrónico domingossolidarios@gmail.com, habilitado precisamente para ello. El grupo de este domingo, que será el primero que visite el convento, ya está completo pero aún quedan plazas para el día 22. Soldevilla ha aclarado que "estoy dispuesto a seguir haciendo las visitas el tiempo que haga falta, para poder ayudar".

Según ha explicado el guía, la ruta, se iniciará en el patio de entrada del convento, el único que hasta ahora ha sido accesible al público, ya que es allí donde las monjas venden sus dulces, a través de una ventana. Continuará en el segundo patio donde "vamos a explicar algunos de los elementos islámicos y preislámicos, la decoración mudéjar que tienen los arcos, y los capitelios califales, que seguramente serían de acarreo de Medina Azahara", detalla el impulsor de la iniciativa. Además de los dos patios, los visitantes entrarán a unas de las salas del convento, donde, según ha contado la madre superiora, las hermanas reciben las visitas de sus familiares. Hace años, esta era la iglesia del monasterio, por lo que se puede ver allí una colección de imágenes de distinta época. La visita concluirá con la entrega del donativo a las hermanas, que será de mínimo ocho euros los adultos y cinco los niños, y una visita a la iglesia.

El convento de las clarisas data del siglo XIV y, como ha relatado Soldevilla, después de una larga documentación del edificio, pertenecía a la familia Fernández de Córdoba, quienes lo cedieron a las religiosas en el siglo XVII. Según apunta la madre superiora del convento, sor Elisabeth, las clarisas llevan habitándolo cerca de 370 años, por lo que, aunque se ha restaurado en múltiples ocasiones, la estructura sufre bastantes desperfectos como problemas en sus techos, humedades, goteras y otros imprevistos. "Siempre hay algo que arreglar", lamenta la religiosa.

La labor de las 16 mujeres dedicadas a la consagración, consiste en, además de los rezos, cuidarse unas a las otras, realizar las labores propias de la casa y la fabricación de formas para la eucaristía, roscos de vino y magdalenas. Con lo recaudado, no solo tienen que hacer frente a los gastos e imprevistos, sino que tienen que pagar la cuota de autónomo de cada uno de ellas, ya que al ser monjas tienen la obligación de hacerlo. "Nosotras estamos aquí de manera voluntaria, nadie nos obliga y es un gasto que tenemos que afrontar", aclara la hermana. No obstante, "les solicitamos su ayuda para el sostenimiento de la comunidad, ahora mismo estamos reparando los tejados", algo que, según cuenta la monja, hacen gracias a la caridad de particulares que les tienden su mano. 

Suscríbete para seguir leyendo