ENTREVISTA | Pablo García-López Tenor cordobés

«Estoy muy orgulloso de participar en el aniversario del Gran Teatro»

«El hogar ahora lo llevo yo en mi maleta, donde están mi música, libros y partituras», indica

Pablo García-López, en uno de los camerinos del Gran Teatro.

Pablo García-López, en uno de los camerinos del Gran Teatro. / A.J. González

El tenor cordobés Pablo García-López, una de las voces jóvenes más importantes del panorama lírico español, debuta el próximo 28 de enero en la ópera de Bilbao-ABAO interpretando a Ferrando en un nuevo montaje de Così fan tutte, bajo la dirección de Marta Eguilior, después de un año plagado de importantes citas, entre ellas su debut en el Liceo de Barcelona dando vida a Il Tinca en Il Tabarro, primera parte del Tríptico de Puccini, y después de haber participado en producciones como el Orphée de Philip Glass --título que abrió la temporada 22/23 del Teatro Real-- y en Hadrian, de Rufus Wainwright, que le llevó a las tablas del teatro madrileño y al Festival de Perelada. Un año completo que ha sido la antesala de una próxima agenda repleta de compromisos en grandes escenarios, en la que destacan citas como la del Real para participar en Il Turco in Italia, de Rossini y, sobre todo, celebrar el 150 aniversario del Gran Teatro de Córdoba, que el cantante considera «su casa». Desde Bilbao, donde ensaya estos días la ópera de Mozart, hace balance de un año muy especial y habla de su futuro.

Ha dicho adiós a un 2022 en el que no ha parado de trabajar en importantes obras y escenarios, lo que no es muy frecuente en estos tiempos. ¿Qué ha supuesto este último año en su carrera?

Ha sido el año de la vuelta a la normalidad, en el que he tenido una agenda como las que ya ni recordaba, sin parar en casa. Ha sido muy intenso, pero también muy enriquecedor porque he hecho obras muy distintas y debuts como el del Liceo de Barcelona, que para mí ha sido algo muy entrañable e importante. Además, lo hice con el Tríptico de Puccini, todo un acontecimiento que apenas se hace, y para mí participar en eso fue algo precioso. También recuerdo como algo muy especial el Orphée de Philip Glass en el Teatro Real de Madrid. Creo que ha empezado una nueva etapa en mi carrera.

El mundo de la lírica es uno de los más difíciles en el ámbito cultural. ¿A qué cree que debe su continuo reclamo?

Creo que tengo mucha suerte, porque llevo 15 años cantando y todo va a más. Estoy evolucionando mucho en mi carrera, no soy el mismo chico que empezó. Tengo la misma ilusión, pero pienso que me he sabido amoldar y, según los expertos, mi personalidad es especial para la música, pero es que he estudiado y trabajado mucha música. Además de la voz, en esta carrera hay que tener algo que te distinga de los demás y te ayude a hacer una trayectoria larga.

¿Qué ve cuando echa la vista atrás y vuelve a ese adolescente ansioso por cantar?

Veo mucha ternura. A esa edad yo tenía una ilusión desbordada y ahora me gustaría decirle a ese chico ‘cálmate, que van a venir cosas preciosas que no esperas’. Pero también es bonito porque, al final, es una evolución muy grande, un cambio, ya no solo vocal, es en todo. En la manera de pensar la música, de vivir y moverme por el mundo. Es una cosa que espero conservar porque me ha hecho mucho más libre. He perdido la percepción del hogar que tenía antes, ahora vivo en hoteles, apartamentos en ciudades del mundo. El hogar ahora lo llevo yo en mi maleta, donde están mi ropa, mis partituras, mis libros y mi Ipad con mi música.

Comienza el año interpretando a ‘Ferrando’ en el enredo amoroso de ‘Così fan tutte’, un rol que ya conoce. ¿Es muy distinto según quien dirija el montaje tanto a nivel musical como escénico?

Totalmente distinto. Aquí estoy trabajando con cantantes que, además, es la primera vez que la van hacer. Es un trabajo nuevo, donde también expongo mis percepciones mozartianas, un lenguaje que yo conozco y trato de aportar lo que puedo. Es un papel fantástico que tiene mucho desarrollo y me gustaría que se viera en Córdoba, es una ópera que puede funcionar, es muy especial.

Se declara un auténtico mozartiano, ¿qué es lo más difícil de las óperas del genio de Salzburgo?

Todo. Mozart te deja desnudo, se ve todo, todo sale a la luz y te obliga a estar muy en forma y activo, a repasar continuamente. Hay que estar muy despierto para cantar una opera de Mozart.

Tiene la agenda casi completa hasta 2025. ¿Hay algún hueco para Córdoba y participar en la celebración del 150 aniversario del Gran Teatro?

Sí. El Ayuntamiento y el teatro se han puesto en contacto conmigo y quieren que participe de esa celebración. Aún no sé cuál será la fecha ni en qué consistirá exactamente, pero es un proyecto en el que voy a estar con jóvenes y también estamos preparando para final de año una gira con la Orquesta de Córdoba, que espero que también recale en la ciudad.

¿Qué ha significado este escenario en su carrera?

Es mi casa, para mí es mi teatro, y me siento muy orgulloso de participar en esta celebración. Conozco a todos los que trabajan allí y quisiera hacerles un homenaje porque son personas que siempre se han portado muy bien conmigo, me han cuidado y los siento como parte de mi familia.

«Estamos preparando para final de año una gira con la Orquesta de Córdoba»

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¿A qué otros proyectos se enfrenta en 2023?

Cuando termine Così fan tutte en Bilbao me voy a Jerez, donde, después de 11 años, volveré a actuar a las órdenes de Paco López y con el bailaor Marcos Flores y Rosa Torres Pardo. Haremos un concierto que se llama La Tarata, de poemas de Lorca. Después de esto, pasaré por Córdoba para celebrar el aniversario del Gran Teatro y luego comenzaré con los ensayos de la producción del Teatro Real Il Turco in Italia, mi primera ópera de Rossini. Y en verano va a ser imposible descansar porque me voy al festival de Krumlov, en Praga, donde haré con su Orquesta Filarmónica, bajo la batuta de Manuel Hernández Silva, un concierto de música española. Lo siguiente será Viena, donde me enfrentaré a toda la música de cámara de Mozart, y también tengo un proyecto de barroco español.

¿Hay algún personaje que le gustaría interpretar especialmente?

Estoy en un momento en el que, más que personajes, quiero hacer música buena. Persigo proyectos interesantes, con directores nuevos que son los del futuro, además de volver a trabajar con personas como Zubin Mehta o Hernández Silva, que me revitalizan.

¿Qué le diría a los jóvenes que luchan por buscar un lugar en el mundo de la lírica?

Que trabajen mucho, que no se pongan límite, que la ambición la tengan en la música y cada vez hacerla mejor, y no en el éxito, que es lo que ahora se persigue. Por otro lado, también es importante que no se juzguen a sí mismos y que utilicen la creatividad para crecer.

En 2022 también ha entrado a formar parte de la Real Academia de Córdoba. ¿Qué supone para usted?

No me lo esperaba y es un honor. Me parece muy importante que las artes estén en la Academia, sobre todo a través de personas de mi generación. Yo, por ejemplo, puedo dar una visión en la Academia de lo que está pasando a nivel musical en el mundo y eso es vital porque necesitamos instituciones culturales activas en lo que está pasando ahora.

¿Cómo es la vida de un cantante de ópera? ¿Qué hay detrás del glamour de los conciertos?

La realidad es que detrás de todo eso hay una vida solitaria, en la que se pasan épocas de mucha presión y hay que saber gestionar todo eso. Pero para mí es una vida muy bella.

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