UNA TARDE MUY ESPECIAL

Un diluvio de regalos e ilusión en la Cabalgata de Reyes de Córdoba

Córdoba disfruta de la comitiva mágica, que vuelve a la normalidad en su itinerario y horario, abarrotando la calle y llenando las bolsas con kilos de caramelos y miles de juguetes

Cabalgata de los Reyes Magos en Córdoba

A.J.González

Paula Lara

Paula Lara

¡Por fin! Córdoba disfrutó este jueves de una de las mejores cabalgatas de Reyes Magos de lo que va de siglo, al menos esa era la sensación que se respiraba entre los más de 700 participantes en el desfile real y entre los miles de ciudadanos que la vivieron. Fue un diluvio de regalos y de ilusión.

Había muchas ganas de que la cabalgata volviera a la normalidad tras la pandemia con sus casi cinco horas de recorrido, por su itinerario de siempre, de tirar golosinas y regalos desde las carrozas y, por supuesto, de ir con bolsas vacías para volver a casa con ellas a rebosar. Había nostalgia por abrir el paraguas del revés para hacer acopio de caramelos y de esperar más de una hora para vislumbrar a los policías montados a caballo, seguidos por el grupo de patinadores de la Asociación Rollers Córdoba, vestidos con atuendos de cuentos infantiles, que abrieron la cabalgata. Y así fue. La ilusión se desbordó entre el público que abarrotó las calles para contemplar un total de catorce carrozas y ocho pasacalles, cuya estética no recibió críticas tan duras como en anteriores ediciones.

La ciudad vive uno de sus mejores desfiles, al menos esa es la sensación del público y de los participantes

Incluso, al hacerse de noche, e iluminarse las carrozas, la multitud aplaudió bastante satisfecha con el resultado. Pero la Cabalgata comenzó con sol en la plaza de Santa Teresa, pasados unos minutos de las cinco de la tarde, que se hicieron francamente eternos para los congregados. «Y no vienen, no vienen los Reyes Magos», dijo muy impaciente y ya cansado David, un niño de unos cinco años, a su padre que llevaba de pie ya más de media hora de espera. Y sí, sí que venían y cargaditos con 31.733 cajas de lápices, 30.246 bolígrafos de cuatro colores, 44.544 adhesivos de colores, 22.649 identificadores de maleta, 26.465 cepillos de dientes, 127.000 libretas, 30.600 fluorescentes, 17.100 lápices, 11.620 pizarras magnéticas y 18.420 auriculares. Sin olvidar, las golosinas: 270.000 bolsas de gusanitos, 95.000 de Lacasitos, 83.330 de Conguitos, 24.788 de esponjitas, 62.500 de frutos secos, 22.900 de gominolas y 9.000 kilos de caramelos.

Los Reyes fueron más que generosos en el reparto de regalos a lo largo de todo el recorrido y no solo sus majestades de Oriente, sino que casi todos los miembros del desfile, incluido el personal de seguridad, se animó a tirar a la gente las chuches y los objetos. Fue una auténtica lluvia de caramelos, que acabó con cajas y bolsas repletas para llevar a casa.

Había nostalgia y muchas ganas de ir con bolsas vacías para volver a casa con ellas a rebosar de caramelos

Como nunca llueve a gusto de todos, Sandra, una niña de 7 años, se disgustó bastante porque ella no había pillado en el Paseo de la Victoria los auriculares que sí tenía su hermano en la mano. Sin embargo, el sofocón se le pasó cuando ya en Ronda de los Tejares pudo ver la carroza de Pinocho, las brillantes alas del pasacalles de las Hadas Madrinas o los paraguas de estrellas de las medusas del pasacalles Fondo Marino. «¡Qué bonito! Parece como si fuera una película», dijo Sandra, bastante entusiasmada.

Otra de las estrellas de la cabalgata, quitando a los tres reyes y a sus respectivos pajes, fue la mascota Koki del Córdoba Club de Fútbol, que recibió numerosos aplausos a su paso y que también practicó con afán la actividad de echar caramelos a la gente. A los Reyes Magos, Koki les pidió que el Córdoba ascienda a Segunda.

Los bomberos también causaron furor y más cuando en Ronda de los Tejares, donde no cabía ni un alfiler, decidieron repartir pelotas y cascos de juguete de su oficio. Tampoco se quedaron atrás, en el reparto de regalos, los pequeños de la carroza de la Guardia Civil, que se estrenó este jueves como participante en la cabalgata. Ni tuvo reparos en no parar de tirar golosinas el rey Melchor, que en más de una ocasión lo hizo con las dos manos. Según los comentarios del respetable, fue el rey «más regalón» de los tres o al que más se le notaron las ganas de dar.

Los Reyes Magos, y no solo ellos, fueron más que generosos en el reparto de regalos

«¡Menos mal que las vallas de seguridad del recorrido son flexibles!», exclamó un caballero ante la avalancha de personas que se doblaban por encima de ellas para recoger los caramelos del suelo.

Según los comentarios oídos entre el público, la carroza de Pinocho fue la que gustó más de las infantiles, las otras dos estuvieron dedicadas a las películas Del revés y Hércules, y el pasacalles «más tierno» fue el de las galletas de jengibre de la Fundación Promi.

Aunque para gustos, colores, ya que una señora comentó que «menos mal que hay una carroza con el portal de Belén, si no, no sería una cabalgata de reyes».

Desde las cinco de la tarde, y durante casi cinco horas, los cordobeses abarrotaron las calles

Una cabalgata, organizada por la Federación de Peñas de Córdoba y por el Ayuntamiento de la ciudad, que ha tenido un presupuesto de 92.900 euros, un 12% más que en 2022 y que, entre sus novedades, reservó un espacio para que personas con discapacidad o movilidad reducida también disfrutarán del mágico desfile.

Cerca de las diez de la noche, la comitiva real llegaba al final de su recorrido con el objetivo cumplido de haber creado una fiesta de ilusión y regalos en las calles de Córdoba la víspera del Día de Reyes.