«Estas mujeres están deseando hablar de su problema»

Cruz Roja de Córdoba es el primer hospital privado de Andalucía reconocido con el certificado 'Centro comprometido contra la violencia de género'

Inmaculada Báez, médico representante de la Comisión de Violencia de Género del Hospital Cruz Roja de Córdoba.

Inmaculada Báez, médico representante de la Comisión de Violencia de Género del Hospital Cruz Roja de Córdoba.

Rafael Castro

El Hospital Cruz Roja de Córdoba ha obtenido recientemente el certificado 'Centro comprometido contra la violencia de género', que otorga la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de la Consejería de Salud y Familias y evalúa la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. Es el primer hospital privado de la comunidad con esta certificación, que permite a las mujeres identificarle como un entorno seguro y capacitado en el abordaje de la violencia de género, con profesionales entrenados, con medidas de detección, intervención y coordinación para cada caso, con un seguimiento activo y continuado.

¿Qué significa ser un entorno seguro y capacitado en el abordaje de la violencia de género?

Supone ser un espacio sanitario al que puede acudir cualquier mujer que tenga problemas de agresiones de su pareja o ex pareja, que será atendida por profesionales cualificados y formados en este aspecto con rapidez, seguridad, empatía, eficacia y profesionalidad, claves en estos casos. Y también cualquier demanda de información de personas que tenga en su ámbito a alguien con este problema y no sepa qué hacer o cómo actuar. 

"Seguiremos formándonos porque es necesario."

Inmaculada Báez

— Médico representante de la Comisión de Violencia de Género.

¿Cómo ha sido el proceso de certificación hasta obtenerlo?

Comenzamos este proceso hace aproximadamente un año, a petición del equipo directivo del Hospital Cruz Roja. Remitimos la solicitud a la Consejería de Salud y Consumo (por entonces, de Salud y Familias) y creamos a continuación, la Comisión de violencia de género, que es un equipo multidisciplinar donde todos los que la componemos tenemos el mismo objetivo: cumplir los requisitos necesarios para esta acreditación. Posteriormente comenzamos con la formación de los profesionales, independientemente de cuál fuera su ámbito de actuación, y luego una más reducida y específica para los profesionales del servicio de Urgencias. Una formación que fue online ya que por entonces, estábamos en pandemia. Otro requisito importante era la participación en programas de la comunidad. Para ello, comenzamos a asistir a reuniones de coordinación organizadas por el Instituto Andaluz de la Mujer, a las que acudían todas las instituciones que trabajan este tema. Fueron muy interesantes, ya que pudimos conocer a todos los que estaban trabajando en esta causa y saber de los recursos que hay. Eran personas con mentalidad muy abierta porque la violencia de género nos afecta a todos. 

Inmaculada Báez. Médico representante de la Comisión de Violencia de Género

Acto de entrega del certificado ‘Centro comprometido contra la violencia de género’.

Puede explicarnos, exactamente, ¿en qué ha consistido la fase de formación?

En conocer en qué consiste la violencia de género, cuáles son las circunstancias que se pueden dar, que pueden ser muchas y muy variadas. Recibimos las líneas generales sobre qué puede suceder y qué se pueden encontrar, y fundamentalmente cómo tienen que actuar, a quién tienen que acudir, cuáles son los recursos que tenemos o a cuáles podemos acceder. También hubo un segundo curso más específico para el personal de Urgencias. Pero seguiremos formándonos porque es necesario. La verdad que todo el mundo está abierto a colaborar, y desde las instituciones públicas se prestan para llevar a cabo lo que haga falta.

¿De qué forma se pueden detectar este tipo de situaciones?

En nuestro caso, fundamentalmente desde las Urgencias. Detectar una situación de estas características entre las personas que están ingresadas en planta, es posible pero es más difícil y por eso se le imparte el curso de formación a todos los profesionales del Hospital. Quienes llegan por Urgencias con esta situación lo hacen de dos maneras: o con indicios físicos o psicológicos de que está recibiendo un maltrato, pero sin querer reconocerlo o confirmándolo abiertamente. En el primer caso, con un poco de pericia, empatía y escucha activa, podemos coger referencias sobre su situación vital y en muchos momentos, la mujer llega a abrirse. Hay una creencia errónea de que las mujeres que sufren este problema no quieren hablar de ello. Lo cierto es que en el momento que le abres la puerta y le preguntas, la mujer está deseando contarlo porque le va la vida en ello y porque le está condicionando toda su vida. La mujer que sufre este problema se siente sola y aislada.