ENTREVISTA | Fernando Tejero Actor

«Me aterrorizan las barbaridades que se dicen sobre los derechos de otras personas»

El actor cordobés está nominado a los Goya por ‘Modelo 77’

El actor cordobés Fernando Tejero está rodando en estos momentos una serie en Málaga.

El actor cordobés Fernando Tejero está rodando en estos momentos una serie en Málaga. / CÓRDOBA

Su nueva nominación a los premios Goya, en esta ocasión como actor de reparto y con un personaje dramático, es para Fernando Tejero un premio en sí mismo, considerando que ha sido un año «muy potente» del cine español y «era difícil colarse en la lista de nominados», pero también porque Modelo 77, la película de Alberto Rodríguez, le ha puesto a las órdenes de un director con el que el actor cordobés deseaba trabajar desde hacía tiempo y que le ha regalado un personaje (real) que formó parte de los sucesos de 1971 en la cárcel Modelo de Barcelona, cuando los reclusos se organizaron para pedir una mejora de sus condiciones de vida y una amnistía general. Esta nominación es el colofón de un año intenso de trabajo para el actor, que ha rodado cinco películas y está a la espera del estreno de Últimas voluntades, de Mariano Barroso; Lobo Feroz, de Gustavo Hernández; y La fortaleza, de Chiqui Carabante, mientras rueda en Málaga la serie de Amazón Prime Los Farah.

De nuevo en la lista de nominados a los Goya. ¿Qué significa para usted? ¿Cómo se siente al estar de nuevo en la carrera de los premios del cine español?

Estoy muy contento. En primer lugar porque estoy nominado con un personaje dramático, ya en las anteriores ocasiones ha sido por una comedia. Esta vez es por una película maravillosa como es Modelo 77. Por otro lado, este ha sido un año muy potente en el cine, con muy buenas películas y trabajos, por lo que era muy difícil colarse en las nominaciones. Yo diría que este año para mí estar nominado es un premio.

Alberto Rodríguez ha vuelto a firmar una gran película que opta nada menos que a 16 premios. ¿Cómo se ha sentido a sus órdenes? ¿Tenía ganas de trabajar con él?

Alberto era uno de los directores con los que tenía muchísimas ganas de trabajar. Para mí, es uno de los mejores en el panorama nacional. Ya le había hablado de ese deseo y él me decía que ya llegaría el día. Por fin llegó, y ha sido estupendo. Es un director muy especial, el resultado de sus películas no es casualidad, esa genialidad de sus trabajos y las maravillas de películas que hace se debe a que tiene una forma de dirigir en la que sabe lo que quiere, cómo lo quiere contar y, además, te sabe dirigir perfectamente.

Es un filme sobre un hecho real en la cárcel Modelo de Barcelona en 1977. ¿Conocía la historia? ¿Se ha documentado?

Me he documentado. Sabía que esa cárcel estaba ahí, que llevaba tiempo cerrada, que estaba la tumba de Puig Antich y que por allí pasaron presos célebres como El Vaquilla, pero no recordaba todo lo que se formó allí en la Transición. Esa lucha de los presos por la amnistía. Alberto nos recomendó leer un par de libros, uno en concreto de una persona que vivió allí aquel momento.

¿Cree que es necesario recordar estas historias de nuestro pasado reciente?

Por supuesto, sobre todo para la gente joven, la que no vivió la dictadura, la Transición… Es necesario para informar y ver la evolución. Los presos tienen más derechos ahora y se les trata de otra manera, pero es importante no solo por lo que sucede dentro de la prisión, sino fuera. No debemos olvidar que nosotros hemos vivido eso en este país, es importante saber de dónde venimos para saber dónde vamos y que no nos vuelvan a pasar esas cosas que nos han hecho tanto daño. Sobre todo ahora, en un momento en el que hay discursos que no tienen sentido en un país democrático. Me aterrorizan las barbaridades que se dicen sobre los derechos de otras personas. Por eso es tan importante que se hagan documentales, películas, que nos recuerden esa España y esa etapa que yo no quisiera que se repitiera por nada del mundo.

¿Qué sensaciones le dio rodar en la Modelo, en el lugar de los hechos?

Curiosamente, a mí me pareció un edificio bonito, parece un centro cultural y hasta hace nada se podía visitar. Pero es cierto que cuando rodábamos en esos pasillos era un poco agobiante y claustrofóbico, sobre todo cuando te paras a pensar que hubo gente que vivió allí y algunos pasaron prácticamente toda su vida. Aunque intentes ponerte en la piel de esos presos, nunca puedes llegar a sentir lo que sentían ellos. Se me pone la piel de gallina. Una de las cosas más bonitas que nos ha pasado con esta película es poder contar la historia desde el escenario real y saber que todo lo que se cuenta, que es terrible, había pasado allí, donde pisábamos, y eso hace que la historia sea especial y que te sientas de forma especial.

Es una película muy coral, de personajes. ¿Cómo se enfrentó al suyo, también real?

Yo no quise saber mucho del personaje. Alberto me enseñó una foto de El Marbella, que así se llama, pero no quise adentrarme mucho más de lo que ponía en el guion. A veces dudaba que un preso así, con ese poder dentro de la cárcel, donde se había hecho una vida, querría salir de ahí. ¿Qué vida le esperaría fuera? Dentro tiene un negocio, por supuesto ilegal, con el que mantiene a su familia. El personaje estaba muy definido, y entre el guion, la propuesta que yo llevé y las indicaciones de Alberto ha sido un proceso complejo, pero muy bonito también.

El 25% de los nominados a los Goya tienen sello andaluz. Parece que el cine de la tierra goza de muy buena salud.

Absolutamente. Es una gran felicidad y ahí se demuestra que tenemos una tierra con muchísimo talento. Cada año son más las nominaciones, y aunque yo nunca he dudado del cine andaluz, es cierto que siempre ha habido ciertos prejuicios con el Sur. Y nos ha pasado no solo en el cine, sino en otros muchos ámbitos. También es verdad que la industria cinematográfica ha crecido mucho en Andalucía, cada vez sale más gente a la palestra con mucho talento y hay más oportunidades.

Muy pronto le veremos como protagonista de ‘Últimas voluntades’, la ópera prima de Joaquín Carmona Hidalgo. ¿En la piel de quién se mete esta vez?

En la de un tipo que lleva también 20 años en la cárcel y que al entrar deja un hijo fuera que acaba de nacer con el que no ha tenido ningún contacto en todos esos años. El hijo prácticamente no sabe de su existencia y está metido en extraños asuntos, pero cuando sale de prisión su sueño es reencontrarse con él. Y se la juega de nuevo por salvar al hijo.

Es un personaje hecho para usted que, según ha dicho, le ha abierto viejas heridas y traumas. ¿Ha sido duro?

Sí, porque es un tipo que está dentro del armario, que se casó con una mujer porque no aceptaba su homosexualidad y, en cierto modo, eso tiene que ver conmigo. Yo también viví el rechazo de la sociedad, la homofobia, el estar escondido por no mostrarte tal cual res por miedo al dedo acusador. Y en esta ocasión me ha tocado el personaje de manera muy especial, pero es precioso y muy diferente al que la gente está acostumbrada a verme. Creo que la película va a tener mucho recorrido y va a dar mucho que hablar.

¿Le cuesta alejarse de la comedia?

En absoluto. Ahora mismo estoy en Málaga rodando una serie con Mariano Barroso que se llama Los Farad, que también es un drama y gira en torno a una familia de traficantes de armas que existió en la Marbella de los ochenta, y es una gran apuesta de Amazon. Yo creo que, teniendo un buen guion y un buen personaje por delante, es más fácil hacer drama, a mí me cuesta menos.

¿Está contento de cambiar de registro?

Por supuesto, llevo muchos años peleando por eso. En este país si te das a conocer con algo, en mi caso con algo tan potente y mediático como las dos series que he hecho, cuesta salir del encasillamiento.

Efectivamente, lleva haciendo reír más de veinte años con personajes televisivos como Emilio y Fermín, que quizá han eclipsado el resto de sus trabajos. ¿Los ama o los odia?

Odiarlos, nunca. Pero a veces molesta que se olvide que he hecho 40 películas, obras de teatro… Da rabia que la mayoría de la gente solo te conozca por estos dos personajes, incluso la prensa cuando anuncia el reparto de una película siempre alude a mí con esas series, y tengo otro Goya, una Biznaga de Málaga… Mi carrera no es solo Aquí no hay quien viva o La que se avencina, y eso sí me entristece.

Acaban de estrenar nueva temporada de ‘La que se avecina’ en un nuevo plató y sin José Luis Gil, el único actor que ha estado presente en ambas series desde el principio e ininterrumpidamente. ¿Puede cambiar la dinámica de la serie? ¿Es un riesgo?

Afortunadamente, José Luis va mejorando y su evolución es muy buena. Es un tipo maravilloso y él es un personaje clave, pero es una serie que lleva muchísimos años de éxito, por la que han ido pasando muchos personajes. Puede que afecte la ausencia de este personaje mítico, pero creo que la gente busca la esencia de la serie, y la nueva temporada está funcionando muy bien.

Comparte protagonismo en la serie con otra cordobesa, Macarena Gómez, que ahora se ha lanzado a la producción. ¿Se ve en otro ámbito del cine?

A mí me gustaría dirigir algún día, y me veo haciéndolo. Pero todavía me cuesta enfrentarme a ese trabajo.

¿Cuándo volveremos a verle sobre las tablas de un teatro?

Tengo que cuadrar fechas, pero mi intención es volver al teatro este próximo año, porque es lo que más me gusta.

¿Es más difícil interpretar sobre el escenario que delante de la cámara?

Es distinto. El teatro te da algo instantáneo, es un salto al vacío. Por otro lado, hay una cosa que me encanta del teatro, que es como la vida misma, tienes la posibilidad de ir mejorando día a día el personaje y eso es maravilloso. Además de que durante dos horas dejas de ser tu a diario.

Ha pasado por el Gran Teatro de Córdoba con algunas funciones. ¿Cómo se siente sobre el escenario de un teatro al que usted entraba siendo apenas un niño cuando le colgaban las piernas desde el gallinero?

Imagínate. La primera vez que actué en el Gran Teatro lloré muchísimo, fue emocionante y maravillosos, yo soñaba con estar ahí. Volar del gallinero al escenario y hacer algo tan maravilloso como lo que veía en aquellas personas era un sueño.

¿Vuelve a Córdoba por Navidad? ¿Le gusta regresar a la casa de su tía Encarna, donde vivió su infancia?

Siempre vuelvo. La Nochebuena la paso con mi familia, es como una religión y me gusta.

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