El retorno del Tamagotchi

Todas las cartas a Papá Noel y los Reyes Magos deben estar ya pensadas, escritas y enviadas porque nada mejor que cerrar cuanto antes el episodio de los regalos navideños, sobre todo si son juguetes. ¿Por qué?, porque se agotan.

En cualquier juguetería de Córdoba el trasiego en estos días es un ir y venir constante. No obstante es la mayor campaña de venta de juguetes que realizan en el año. En El Corte Inglés de Turruñuelos, a la responsable de la sección, Eva Cañadas, apenas le queda tiempo para atendernos. Cuando por fin logra un hueco, nos comenta que no han detectado que ningún juguete sobresalga de manera especial en demanda.

Eso sí, esta Navidad ha vuelto algo que fue un boom en los últimos años de los 90, nos referimos al Tamagotchi: un huevo de plástico con una pequeña pantalla monocolor y pixelada, pitidos metálicos y un personaje que demanda una atención constante. En su momento fue un éxito rotundo y amenaza con volverlo a ser en una versión mejorada y acorde a los tiempos que corren. Dentro del repertorio hay clásicos que no vuelven «porque nunca se han ido», afirma Cañadas, como es el caso, por ejemplo, de los muñecos Nenuco y todos sus complementos. A este tipo se une el Baby Reborn, un muñeco hiperrealista que bien puede pasar por un recién nacido real. «Estamos casi sin existencias», advierte. A esta lista se suma la sempiterna Barbie (la compañía rediseñó su estrategia de negocio para esta marca con la idea de adaptarla a las nuevas tendencias de la época, por lo que está disponible en multitud de apariencias físicas, silla de ruedas o pierna ortopédica incluidas) y los adorables animalitos de Sylvanian Families.

Otro clásico que no pierde ripio a lo largo de los años son los famosos Playmobil. «De pequeños muchos padres jugaban con ellos y ahora los compran a sus hijos quizás movidos por la nostalgia», reflexiona la responsable de Juguetería. Los clicks, nacidos en los años 70, llevan décadas acompañado los juegos de infancia de miles de niños «y aún continúan». Junto a estos pegan fuerte también los Pokémon, que originariamente comenzaron como un videojuego pero debido a su popularidad lograron expandirse a otros medios como sus conocidas cartas coleccionables (que parece que nunca terminan) y sus muñecos, con Pikachu como estrella indiscutible. Los dinosaurios de Jurassic World y el Universo Marvel se enganchan en esta lista donde se abre hueco Poppy Playtime, un personaje tan curioso como inquietante, que surge de un videojuego de terror y puzzles que, dada su popularidad, ahora surge también como figurita.

Para los más pequeños de la casa, triunfan los juguetes de la serie de dibujos animados Bluey, cuya protagonista es una perrita de la raza australiana Blue Heeler. Junto a ella se mantiene inalterable, año tras año, la entrañable (y a veces repelente) Peppa Pig.

En la tienda de Juguettos del centro de la capital sus dependientas coinciden en la tendencia de esta temporada marcada por los bebés hiperrealistas, los Pokémon y Bluey, si bien en este establecimiento también está siendo altamente demandado el famoso erizo Sonic, uno de los personajes más influyentes del mundo de los videojuegos y mascota oficial de la compañía Sega. Junto a todo lo relacionado con este juguete también despuntan los Funko POP, unas figuras coleccionables de vinilo en forma de muñecos cabezones con diseños bastante peculiares de todo tipo de personajes. Más allá de las demandas, en las jugueterías se sigue viendo esa distinción de juguetes por género. Cada juego estimula diferentes tipos de habilidades y prepara para diferentes situaciones del futuro. Independientemente de si se es niña o niño, es importante tener oportunidad para acceder a la amplia variedad de juegos disponibles en el mercado, y ahí juegan un un papel fundamental los progenitores. Desde Facua Córdoba, su presidente, Francisco Martínez, destaca que «cuanto más complicado sea el juguete, más caro suele ser y puede estropearse con más facilidad». Además, si es muy sofisticado, «los niños tendrán dificultades para emplearlo y divertirse, por lo que lo desecharán pronto». En definitiva, el mejor juguete suele ser el que desarrolla la imaginación y la participación de otros niños.

Es tiempo de magia y la cara de felicidad de los pequeños al ver sus deseos hechos realidad será el mejor regalo.

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