La provincia de Córdoba ocupa el primer puesto de los territorios con más personas cuyo nombre es Antonio (el 6,6% de los hombres de la provincia se llama así), y la posición quinta de los territorios con más María del Carmen (el 4% de las mujeres) como nombre femenino. Los datos forman parte de una clasificación confeccionada por la página de citas SugarDaters tras comparar los datos del padrón según recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los primeros diez territorios con más porcentaje de Antonio como nombre masculino son Córdoba (6,6%), Jaén (5,7%), Sevilla (5,2%), Granada (5,2%), Murcia (4,5%), Badajoz (4,5%), Cádiz (4,5%), Albacete (4,3%), Málaga (4,2%) y Huelva (3,9%).

En el caso del nombre femenino María del Carmen, la lista la encabeza La Coruña (4,7%), seguida de Cádiz (4,3%), Lugo (4,2%), Pontevedra (4,2%), Córdoba (4%), Sevilla (3,8%), Granada (3,5%), Palencia (3,3%), Jaén (3,3%) y Ourense (3,3%).

Más allá de este listado, los nombres masculinos más habituales en la provincia de Córdoba son Antonio (6,6%), Rafael (5,6%) y Manuel (5,5%). En el caso de las mujeres, los nombres más habituales en la provincia son María Carmen (4% de mujeres), Carmen (3,3%) y María (3%).     

El estudio ha calculado también cuántas personas con estos nombres es posible encontrar por km2, de media, en la provincia de Córdoba. Destacan las 1,8 personas de media con nombre Antonio y las 1,2% de María del Carmen.

La lista de nombres recogida en el INE y utilizados para esta estimación es verdaderamente larga y se acerca a los 30.000, incluyendo los de hombres y mujeres, españoles y extranjeros.

Algunos ejemplos de nombres poco comunes, elegidos al azar y que aparecen registrados en la provincia de Córdoba son, para hombres, Carlos Tomás, Mihail o Liberto y, para mujeres, Oxana, Yohana o Martha Cecilia.

Alexandra Olariu, directora de marketing de SugarDaters, cree que «la razón de por qué nos llamamos así siempre es una historia digna de contar. Algunas familias están compuestas por auténticas estirpes de personas con el mismo nombre, otras personas se llaman de una manera precisamente para todo lo contrario, porque no había nadie más en la familia con ese nombre».

«Nombres raros y nombres comunes que definitivamente moldean nuestra vida, nuestras circunstancias, nuestros avatares y nuestra forma de ser. Unos nombres que, una vez elegidos, forman parte de nosotros y se quedan con nosotros para siempre, como un rasgo imperceptible que a diario nos define», explica.