Diario Córdoba

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EL HOSPITAL REINA SOFÍA ATIENDE UNOS 300 CASOS AGUDOS AL AÑO

Uno de cada diez cordobeses que sufre un infarto no sabe identificarlo

La edad media de los afectados se mantiene en torno a los 64 años | La afectación en las mujeres es menor, aunque los síntomas pueden ser distintos

Imagen de archivo de un trasplante de corazón. SALAS

Uno de cada diez cordobeses que sufre un infarto de miocardio agudo confunde el dolor que está sufriendo con otra cosa y no es capaz de identificar correctamente lo que le pasa. Según el jefe de Cardiología del hospital Reina Sofía de Córdoba, Manuel Pan, el 10% de los casos en los que se activa el Código Infarto, un protocolo desarrollado para mejorar los tiempos de respuesta, llega cuando han pasado más de seis horas desde el inicio de los primeros síntomas, que a menudo se relacionan con problemas digestivos o de estómago o dolores articulares.

El Código Infarto del hospital Reina Sofía establece que una vez el paciente llega al hospital con síntomas de paro cardiaco es preceptivo que se le realice un electrocardiograma en menos de diez minutos, a partir del cual se tomen las decisiones oportunas para tratar el problema. «El dolor opresivo en el pecho, en la zona de la corbata, como se decía antiguamente, es el síntoma que debe servir de alerta, un dolor que suele irradiarse al brazo izquierdo, la mandíbula o los hombros, sudoración, náuseas y dificultad respiratoria».

El doctor Pan explica que cada año atienden en el hospital cordobés una media de 320 infartos agudos de miocardio que exigen la activación de este protocolo y que, al contrario que ocurre en otros centros de referencia, no han percibido que la edad media se haya reducido desde que empezó la pandemia, pese a que el coronavirus esté asociado a un aumento de los episodios de trombosis. En el 2019, según los datos analizados, la media de los infartados fue de 64 años, aumentando a los 67 en el 2020 y bajando de nuevo en el 2021 a los 64 años. «No apreciamos ningún cambio significativo en cuanto a la afectación de los menores de 40 años, que actualmente representan alrededor de un 3% del total de casos graves».

Por género, los hombres siguen acaparando la mayor parte de la incidencia y aunque las mujeres se han incorporado en las últimas décadas a los hábitos menos saludables que se vinculan a los problemas cardiacos, el 75% de los infartos agudos atendidos en Córdoba corresponden a pacientes varones. Pese a ello, la Sociedad Española de Corazón recuerda que las enfermedades cardiacas son la primera causa de muerte en las mujeres y que los síntomas del infarto no siempre son los mismos en hombres y en mujeres. «En el colectivo femenino, son más frecuentes las molestias en el cuello, la mandíbula, los hombros o la parte superior del vientre, las náuseas, vómitos e indigestión, dolor agudo en el centro de la espalda y en la mandíbula». La prevención es especialmente importante en el caso de las féminas, ya que el pronóstico de un infarto de miocardio «es peor en mujeres que en hombres» y el pronóstico es también peor tras la hospitalización, según la Sociedad Española de Corazón.  

Según el jefe de Cardiología del hospital, «existen unos factores de riesgo que se pueden controlar como son la hipertensión, el colesterol o la diabetes, pero también hay elementos que escapan a la prevención como la herencia genética familiar, que no se puede corregir, y la edad, el principal factor de riesgo en la mayoría de los casos». 

El índice de mortalidad de los pacientes con infarto agudo «depende en gran medida del tiempo de respuesta del paciente». De ahí que los expertos insistan en acudir cuanto antes al médico en caso de percibir algún síntoma para descartar que se trate de un infarto o actuar si se está sufriendo uno. En cuanto al impacto del estrés, el doctor Pan minimiza su vinculación a los episodios cardiacos agudos. «El estrés se ha esgrimido siempre como un factor de riesgo, pero no hay evidencia que lo constate, ya que la gran mayoría de la población actual vive sometida a mucho estrés, influyen más otros elementos como la mala alimentación, el sedentarismo o el consumo de tabaco». 

MÁS VALE PREVENIR

Riesgo cardiovascular

El riesgo cardiovascular depende a menudo de varios factores que al sumarse multiplican las posibilidades de sufrir un infarto. Obesidad, hipertensión, elevados niveles de colesterol y diabetes son los más habituales. El consumo de tabaco y drogas también juega en contra.

Obesidad

La obesidad abdominal (exceso de grasa en la cintura) es la más peligrosa. De ahí la medida de la cintura del hombre no deba sobrepasar los 102 centímetros mientras las mujeres no deben exceder los 88 centímetros. La alimentación saludable es clave en la prevención, por lo que se recomienda el consumo de verduras, hortalizas, pescado, legumbres, frutas y frutos secos frente a otros productos como carnes y queso, cuya ingesta debe reducirse al mínimo.

Ejercicio físico

La práctica regular de ejercicio físico de intensidad moderada (paseo diario a buen ritmo de entre 30 y 60 minutos) es básico para prevenir el sobrepeso y la obesidad abdominal.  

Visita al médico

 La Sociedad Española de Corazón recomienda que a partir de los 40 años, se acuda al médico cada cierto tiempo para conocer los factores personales de riesgo. Conocer la presión arterial y los niveles de lípidos y glucosa puede ser de gran ayuda para prevenir episodios cardiacos.  

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