TURISMO

Los imanes de Córdoba atraen a miles de visitantes

Hoteles, terrazas y monumentos se llenan de público en el puente de Todos los Santos

Numerosos turistas llenaban la zona de la Puerta del Puente este domingo.

Numerosos turistas llenaban la zona de la Puerta del Puente este domingo. / Óscar Barrionuevo

Rafael Valenzuela

Rafael Valenzuela

Las calles de la Judería cordobesa estaban este último domingo de octubre llenas de paraguas. Todos ellos cerrados y apuntando hacia el cielo, pero no por temerle a la lluvia. Los había blancos, naranjas, azules, rojos y, posiblemente de algún otro color. Detrás de cada uno se hallaba un grupo más o menos numeroso de personas que atendían las instrucciones y la narración de quien les dirige. Los guías turísticos ponen en práctica sus capacidades lingüísticas, históricas y de relaciones sociales. El recorrido ha de ser ameno y completo para que los visitantes se lleven una idea clara de por qué Córdoba es la ciudad con más declaraciones de patrimonio de la Unesco.

Este detalle, precisamente, ha sido lo que más le ha llamado la atención a una familia de Murcia que hacía cola para entrar en el Alcázar. “No lo sabíamos, estando tan cerca. Se debería difundir más fuera para que la gente lo sepa, aunque todo el mundo conozca la Mezquita, lo de las demás declaraciones creo que no se sabe”, explica el más joven de un grupo que está en la ciudad desde el viernes.

El grupo murciano es un ejemplo de las miles de personas que llenaban las calles de la Judería y su entorno, una multitud multicultural (como la propia ciudad) que no deja de sorprenderse de cuantos encantos tiene la que fue capital de Al Andalus. Sin embargo, en las tiendas de regalos, el interés decrece y el gasto no está a la altura del nivel de la ciudad que se visita, según explican los comerciantes interrogados por CÓRDOBA. Rafael Moral explica que “es verdad que hay mucha gente, pasa mucha gente por la puerta, pero muchos son mochileros y gastan poco”. Aún así reconoce que se vende algo “pero siempre lo más barato”. A su juicio, el ritmo ya se asemeja al de antes de la pandemia.

Rafael Moral, en su tienda de la calle Deanes.

Rafael Moral, en su tienda de la calle Deanes. / O.BARRIONUEVO

Algo más abajo, Paula experimenta lo que su compañero señalaba. “¿Las cosas de Córdoba, qué cuestan?”, pregunta un cliente al que la dependienta señala que casi todo es de Córdoba, pero que lo más barato son los imanes. Al darle el precio, el turista aprieta más e intenta un regateo que le resultó infructuoso. Aún así, se lleva algunos como testimonio de su visita a la que fue la capital de las tres culturas.

Los turistas abarrotan las calles de la Judería.

Los turistas abarrotan las calles de la Judería. / O.BARRIONUEVO

También ha sido un buen fin de semana para los restaurantes, al menos para los del entorno del corazón turístico de la ciudad. Eso explicaba un grupo de seis turistas catalanes que intentaban reservar por teléfono. “Al final lo hemos conseguido pero en uno que ya no está por aquí cerca", explican. "Los de aquí están todos llenos”, señala una de la integrantes, que ha vuelto a Córdoba después de algunos años para que sus otros amigos la conocieran, “porque a nosotros (ella y su marido) nos gustó mucho la primera vez que vinimos”.

Desde Barcelona han venido a descubrir Córdoba.

Desde Barcelona han venido a descubrir Córdoba. / O.BARRIONUEVO

El lleno de los restaurantes lo confirma Jorge Jurado, quien explica que, efectivamente en su negocio hay reservas, pero matiza que “con moderación en el gasto”. A su juicio, todavía no se ha alcanzado el nivel prepandémico, “el gasto no es tan alegre”, sentencia. Como ejemplo señala que, al terminar la comida, “no suelen pedir postre”. Aún así, su salón está todo completo y explica que lo suelen ocupar grupos familiares tanto de clientes nacionales como extranjeros, “pero cordobeses, pocos”.

En el Patio de los Naranjos descansan Carolina, Fátima, Caio y Rayane, que han llegado desde Brasil y en su camino hacia Madrid han hecho un alto en Córdoba, de la que dicen que les ha resultado “mejor de lo que esperábamos. Es muy bonita”. La pausa les estaba sirviendo para intentar dar con un restaurante donde comer. Tampoco tenían claro resolver esa cuestión Miriam y Gerardo, con su hija Miriam, que habían llegado, a “modo de aventura”, en esa misma mañana de Málaga, para volverse en el día, primero por la cercanía y segundo, “porque no hemos encontrado hotel y lo que había era muy caro”, señalan. También desde Málaga había recalado en Córdoba una familia búlgara que se fotografiaba junto a la Puerta del Puente. En su nombre hablan Kristina y Tatiana, que explican que ya estuvieron en la ciudad hace unos ocho años y querían volver a verla porque “nos gusta mucho, está muy verde y muy limpia”.

Para encontrar los lugares más emblemáticos de la ciudad, los mapas o planos que se distribuyen en los puntos turísticos rivalizan ya con los móviles y sus aplicaciones, que orientan al visitante y le informan de los minutos que les quedan para vislumbrar su destino. Lo que no se sabe es si, igual que informan de los atascos de tráfico, lo harán de la bulla de gente que ha llegado atraída por los muchos imanes que tiene Córdoba.

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