Diario Córdoba

Diario Córdoba

REPORTAJE

Iglesia del Juramento, seña de identidad de los guardianes de la historia de San Rafael

El centro de interpretación del Custodio de la ciudad, que entrará en la Ruta de las iglesias fernandinas, recrea el relato de su aparición y de cómo se ha convertido en seña de identidad

26

Iglesia del Juramento, guardián de la historia de San Rafael FRANCISCO GONZÁLEZ

Más allá de leyendas y creencias, con el paso de los siglos la devoción a San Rafael ha llegado a ser una seña de identidad de Córdoba, y la presencia del arcángel es hoy una constante en el paisaje de la ciudad. Triunfos, altares, nombres de calles, fiestas y ritos, que el tiempo y la fe han ido convirtiendo en algo propio. Y para comprender las claves de estos sentimientos y la riqueza patrimonial en torno a esta fe hay que partir de la iglesia del Juramento, construida sobre el solar de la casa del padre Roelas, lugar donde el arcángel pronunció su juramento de protección a la ciudad y donde hoy se puede disfrutar de un centro de interpretación en torno a esta figura en el que se ofrece un recorrido por siglos de vinculación histórica afectiva donde religiosidad, cultura e identidad han conformado un gran legado que descubrir y comprender.

Teodomiro Ramírez de Arellano recoge en su Paseos por Córdoba que, cuando la peste asolaba la ciudad en el siglo XVI, el arcángel San Rafael se le apareció al padre Roelas en cuatro ocasiones, revelándole que él salvaría a la ciudad. El sacerdote, temeroso de que todo fuera un engaño de sus sentidos y después de consultar el caso con teólogos de la Compañía de Jesús, visitó al Provisor, quien le ordenó que, si se producía una quinta aparición, le preguntase quién era. Y así fue. En la madrugada del 7 de mayo de 1578 se produjo esta quinta aparición en la que San Rafael le dijo al sacerdote: «Yo te juro, por Jesucristo crucificado, que soy Rafael, ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad». Al poco tiempo dejaron de morir personas en Córdoba a causa de la epidemia. Nueve años después (1587), el padre Roelas fallecía en Córdoba, tras una vida marcada por la prudencia y la discreción, dando conocimiento de las apariciones sólo a los teólogos. Por eso tuvieron que pasar 25 años para que las revelaciones de San Rafael al sacerdote pudiesen ser leídas.

Objetos expuestos en el centro de interpretación de San Rafael en la Iglesia del Juramento. FRANCISCO GONZÁLEZ

El origen de una devoción

Estas apariciones son el origen de la gran devoción al arcángel y se conocen porque Juan del Pino, sacerdote amigo de Roelas, se decidió a transcribir lo que este le había relatado tantas veces acerca de las visitas de San Rafael, un texto que se conoce como las Revelaciones, que recibió la aprobación eclesiástica en 1603 y desde entonces, junto a su valía religiosa y devocional, fue fuente inagotable de información e inspiración para artistas. Y eso es, precisamente, lo que recoge este Centro de Interpretación de San Rafael, que próximamente entrará a formar parte de la Ruta de la iglesias fernandinas.

«Todo esto resulta a mucha gente desconocido», por lo que es importante «que se sepa el origen, el sitio, el templo, su construcción y toda la historia en relación a la devoción a San Rafael», señala Fernando Cruz Conde, rector de la iglesia del Juramento y custodio del centro, que se divide en cinco estancias. La primera trata de recuperar el solar donde se apareció el arcángel al padre Roelas; la segunda da a conocer la relación de San Rafael con los Santos Mártires de Córdoba, presentes en la memoria de esta iglesia desde su construcción, que pervive en pinturas, imágenes, retablos y en la fachada del templo, donde los patronos de Córdoba, San Acisclo y Santa Victoria, escoltan al Custodio; la tercera estancia ofrece un estudio del edificio, que pasó de ser oratorio a ermita y después al templo actual; y la cuarta, la devoción a San Rafael, que nunca ha entendido de clases ni de políticas. Por último, y de reciente apertura, se muestra toda la platería y el ajuar litúrgico y cómo se ha ido cuidando la devoción a San Rafael en la celebración de la eucaristía, dando así testimonio del patrimonio histórico artístico que se deriva de esta figura.

José Cruz Conde, en la sala del altar, donde luce una reproducción digital de la Sábana Santa. FRANCISCO GONZÁLEZ

Tras el altar de entrada, donde luce una reproducción digital de la Sábana Santa, la primera gran obra que recibe al visitante es un enorme cuadro de autoría desconocida y que muestra la aparición del arcángel, «una de las cosas que queremos destacar aquí, así como el hecho de que las reliquias aparecidas en la iglesia de San Pedro son las verdaderas de los mártires romanos y mozárabes», explica Cruz Conde, que resalta la curiosidad del protagonismo de las mujeres en la obra. Otra singularidad de la sala es un baúl que se construyó para guardar los restos del padre Roelas, que finalmente no se descubrieron. «Al llegar había varios enterrados y no se supo distinguir cuál era», continua el rector del Juramento, que también da mucha importancia a otra de las piezas de la sala: la cartela del primitivo juramento, ya que «lo específico para saber si un San Rafael, aparte del pez, es de Córdoba es que todos tienen la cartela del juramento, cuya razón nace de las dudas de Roelas sobre si era un buen o mal espíritu, por lo que consulta con los Jesuitas, que le dicen que lo conjure, y un demonio nunca iba a jurar por Jesucristo».

En el recorrido también se pueden ver distintos grabados con la aparición, se relata toda la historia a través de documentos que lucen en vitrinas y, recientemente, se han unido cuatro cuadros adquiridos en un anticuario, que «son muy buenos, pero aún no conocemos su autoría, ya que la única referencia que tenemos es que proceden de un palacio de Úbeda y nos preguntamos qué hacían allí los mártires de Córdoba». También luce un cuadro de Los cinco caballeros, el antecedente a la aparición de San Rafael al padre Roelas, así como maquetas del edifico que describen los cambios desde la primera ermita y también han permitido conocer el lugar exacto de la aparición.

Centro de interpretación de San Rafael en la Iglesia del Juramento. FRANCISCO GONZÁLEZ

«Esta es una iglesia que se llama martirial o de testigo, que testimonia que el centro de la cúpula marca el sitio exacto de la aparición, por eso el día de San Rafael ponemos el altar en ese lugar», prosigue Cruz Conde.

En este paso por la historia del Custodio de Córdoba también nos encontramos con los exvotos, regalos tanto de la nobleza cono de gente sencilla del pueblo, entre ellos un trozo de una bomba que al caer en Cádiz destrozó todos los edificios de las inmediaciones de la casa donde vivía el cordobés que hizo el regalo, que vinculó su suerte a la protección de San Rafael.

Y de ahí se pasa a la última incorporación de este singular museo y que preside un enorme cuadro de Julia Hidalgo titulado El árbol de la vida. Frente a él se sitúa una escultura de hierro en forma de árbol cuyas ramas se destinarán a colocar los relicarios. En esta sala, situada en el ala derecha del edificio, lucen candelabros y atriles, así como todo el ajuar litúrgico que se ha venido acumulando durante los años, «porque hay una relación entre eucaristía y martirio, es decir, el sacrificio de la Cruz y el sacrificio de los mártires», señala Cruz Conde. También se ha puesto unos paneles mostrando algunos de los muchos mártires tanto del Imperio Romano como del Omeya. En definitiva, el centro, que ha ido completando el relato, evoca una parte de la historia de Córdoba y cada vez más son más sus visitantes en las horas de culto del templo dedicado a San Rafael, «un signo de identidad de la ciudad y sus habitantes».

Compartir el artículo

stats