El Ayuntamiento de Córdoba ha firmado la paz con el comercio ambulante. El sector estaba en pie de guerra y de huelga --no montaron los mercadillos e hicieron una manifestación-- por «el genocidio laboral» y el trato «discriminatorio» que dicen tienen con ellos placeros (los policías locales que vigilan los mercadillos) y técnicos municipales. Aunque es posible que el colectivo hiperbolizara sus demandas para presionar en la negociación (un clásico) y que no es menos cierto que han recibido ayudas por valor de 300.000 euros para paliar los efectos de la pandemia (un incentivo), también es verdad y será por algo que el Ayuntamiento se ha avenido a sus razones y ha cedido.
Entre otras cosas, se compromete a flexibilizar criterios para renovar licencias y a hacer llegar notificaciones personales a los interesados en lugar de publicarlas en el tablón de anuncios digital, que no se lee. Pequeños gestos que humanizarán el trato que los ciudadanos deben recibir de su administración más cercana para que no terminen quitándole de las manos, pongamos por caso, el bastón de mando al señor alcalde. Haya paz.
Donde se acaba el recreo es en la hostelería. La Gerencia de Urbanismo cierra el grifo de las exenciones para las licencias de veladores por el covid (se les permitió, por ejemplo, ocupar más espacio en la calle para mantener el distanciamiento) y obliga a bares y restaurantes a solicitar permisos conforme al número de mesas y sillas que desplieguen en sus terrazas. Tantos veladores, tanto pago de tasa. Una fórmula sencilla.
Recordemos que el dinero lo cobra el Ayuntamiento a razón de la ocupación del espacio público que, como su nombre indica, debe ser de todos y no solo del que ponga la mesa primero estilo far west. Un rápido vistazo a la página web de Urbanismo permite comprobar que ni por asomo las licencias de veladores concedidas hoy por hoy corresponden a los veladores que realmente hay en Córdoba, de modo que queda margen de mejora y metros de acera por reconquistar.
En la aplicación de la norma no se puede ser más papista (como con los ambulantes), ni todo lo contrario. Por cierto, que la falta de permisos también estuvo detrás de otra de las polémicas de la semana, que empañó de algún modo los actos de coronación de la Virgen de la Paz. El lanzamiento de pirotecnia no autorizado en plena noche, del que la hermandad se desmarcó y que causó molestias innecesarias a algunos vecinos. El caso ha llevado a la Policía Local a iniciar una investigación para buscar a los artífices de la mascletá cofrade.
Vimcorsa también presentó esta semana el Plan Municipal de Vivienda para los próximos cinco años. El documento contempla la necesidad de rehabilitar un parque con una media de 42 años de antigüedad y construir 2.700 viviendas protegidas para atender la demanda (en la actualidad hay 2.750 personas inscritas en el registro de vivienda pública). El PP, de momento, solo se ha comprometido a levantar de aquí al 2027 unas 600 VPO y que la iniciativa privada y las ayudas al alquiler atiendan el resto de necesidades.
El plan, culminado a escasos meses del final del mandato, ha levantado suspicacias entre la oposición. La consejera del PSOE, Carmen Victoria Campos, dijo no entender que después de tres años gestionando Vimcorsa el PP presente ahora este plan y prometa viviendas «cuando llevan casi cuatro años sin hacer nada».
Marcha atrás
La semana concluye con perspectiva de puente --¡Viva San Rafael!-- y con una marcha atrás en la cesión del estadio de El Arcángel. La junta de gobierno local tiene previsto desistir del contrato que había sacado a licitación y que solo incluía la cesión de los usos deportivos del edificio. Ahora, el Ayuntamiento tendrá que sacar un nuevo pliego con el que se pretende ceder el edificio completo --lo que obviamente encarecerá el contrato-- y al que se podrá presentar no solo el Córdoba CF sino cualquier entidad interesada. Más follón.
