La oferta de alojamientos turísticos alternativos a los tradicionales vuelve a crecer con fuerza en Córdoba y si la pandemia de coronavirus le hizo tambalear, las cifras apuntan que el sector se recupera en la provincia. De este modo, el Instituto Nacional de Estadística señala que Córdoba tiene 391 apartamentos turísticos (se trata de un dato estimado para el pasado agosto) y esto representa una subida del 25% en el último año y del 14% respecto a agosto del 2020. En la misma línea, la Asociación de Profesionales de Viviendas y Apartamentos Turísticos de Andalucía (AVVA) señala que la provincia contaba el pasado septiembre con 1.925 inmuebles destinados a esta actividad, un 24% más que en junio del año 2020, apenas tres meses después de la declaración de la pandemia de coronavirus. Estas viviendas ofrecen 9.620 plazas para la pernoctación de los viajeros, lo que se traduce en un crecimiento del 25% en el mismo periodo.
El presidente de AVVA, Carlos Pérez-Lanzac, afirma que la demanda de este servicio crece y esta situación, a su vez, atrae a inversores y ahorradores. Además, avanza que la eliminación del impuesto de Patrimonio en Andalucía «traerá más turismo residencial», explicando que será «un reclamo para que vengan personas de fuera a comprar segundas y terceras residencias». Pérez-Lanzac recuerda que los extranjeros «tienen la cultura de comprar y rentabilizar cuando no están en la ciudad», por lo que esta tendencia conllevaría, asimismo, un aumento de la oferta.
AVVA estima que el negocio de las viviendas y los apartamentos turísticos generará 1.800 millones de euros este año en Andalucía. Su presidente detalla que la oferta ha regresado a los niveles previos a la pandemia, pero no así la demanda de estos servicios.
La gestión
Este periódico ha consultado a Dcanturis, una empresa que gestiona alquileres turísticos en Córdoba, para conocer la evolución de la actividad. Esta sociedad trabaja con más de medio centenar de propiedades a nivel nacional (42 pisos en la ciudad de Córdoba) y uno de sus socios fundadores, Fernando Hernández, confirma que «en el último año ha habido una cantidad enorme de altas» de viviendas con fines turísticos. Entre otras ideas, comenta que «hay muchos apartamentos turísticos, pero no todos funcionan. Tienes que tener un recorrido, paciencia y un trabajo detrás para que eso se vea reflejado. Si la oferta sube, la demanda es mucho más exigente», destaca.
Dcanturis ofrece a los propietarios planes que incluyen desde los servicios más básicos a una gestión completa, que contempla actividades como la comunicación con los huéspedes, la gestión de la limpieza y la lavandería, y la atención de incidencias en la vivienda.
Fernando Hernández augura que «el mercado seguirá creciendo, pero otros también acabarán saliendo. Mucha gente acabará cambiando a (alquiler de) larga duración porque no le verá el resultado que esperaba. El nivel se está poniendo muy alto», asegura.
Respecto a la rentabilidad de esta actividad, desde Dcanturis comentan que el precio medio del alquiler turístico en Córdoba depende de diferentes variables como las características de la vivienda y la fecha de reserva. «Los picos más altos se dan en mayo y abril. Septiembre y octubre son meses bastante fuertes, y diciembre también es un mes alto. El precio oscila entre los 200 y 400 euros por noche en los días más altos, y en los meses más bajos, alrededor de 80 o 90 euros. Todo esto, sin incluir suplementos», explican.
Preocupación vecinal
Por su parte, el presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, Juan Andrés de Gracia, destaca la «preocupación» de esta entidad por la proliferación de los alquileres turísticos en la ciudad e insiste en reclamar que el Ayuntamiento de Córdoba limite la actividad. Además, señala que «tiene que intervenir la Junta», ya que su normativa posibilitará la actuación del Consistorio municipal.
Este responsable lamenta que «no se ha dejado de dar licencias en zonas que ya estaban colapsadas, en más áreas del casco histórico y en otros barrios de la ciudad». A su juicio, «los apartamentos turísticos están más reglados, normalmente hay una estructura hotelera detrás y no causan tanto trastorno, pero en las viviendas turísticas es donde hay más descontrol y economía sumergida. Este es el gran problema», señala.
