Diario Córdoba

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ENTREVISTA Rafael Revuelto Presidente del Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba

«El fin del Banco de Alimentos no es ser la despensa de por vida de una casa»

«Ahora mismo estamos muy necesitados de voluntarios que nos echen una mano», indica

El presidente del Banco de Alimentos de Córdoba, Rafael Revuelto. Óscar Barrionuevo

Rafael Revuelto (Córdoba, 1958) es el nuevo presidente del Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba y ve con incertidumbre el otoño por si hay una «oleada» de personas que demanden alimentos. Sostiene que la sociedad cordobesa, a día de hoy, es muy solidaria.

Es desde junio de este año el presidente del Banco de Alimentos de Córdoba. ¿Era consciente del berenjenal en el que se estaba metiendo?

La verdad es que no tenía mucha idea. Sí es cierto que llevo muchos años como voluntario del banco, pero por mi trabajo no he podido dedicarme de pleno al mismo. Yo llevo alrededor de 15 años como voluntario. Cuando se quedó la vacante, decidí dar el paso sin conocer excesivamente bien las tripas, pero gracias al equipo que tengo, a la junta directiva y al ambiente que hay vamos saliendo para delante.

El pasado mes de mayo la Federación de Bancos de Alimentos de España alertó de que se esperaba un aumento del 20% en la demanda de alimentos para este año. ¿Se ha notado en Córdoba ese incremento?

Sí, muy lentamente vamos apreciando algo. Muy lentamente nos estamos preparando para esa posible oleada que venga. De hecho, sí se va notando ese aumento, muy poquito, de momento, pero sí se va notando el incremento.

¿Podría darme alguna cifra de ese aumento de la demanda?

Hasta agosto llevamos repartidos 1.788.000 kilos en todos los programas. Los beneficiarios totales han sido 29.402 a este mes de agosto y esta cifra es mayor que la de 2021 cuando fueron 25.000. Esperamos que las cifras no suban mucho más. Además, con la ley de mermas, de desperdicio cero, que entrará en vigor el 1 de enero, esperamos que la cifra no aumente mucho más. Las cadenas de supermercados de la provincia tienen ya asignadas sus entidades para que vayan a recoger a diario los alimentos que estén próximos a caducar. Esperemos que no aumente mucho la demanda, aunque no se sabe lo qué va a ocurrir.

¿Considera que el banco tiene suficientes alimentos para la población que los necesita? ¿El balance está equilibrado?

Ahora mismo, sí. El Banco de Alimentos tiene una reserva de alimentos. Esa reserva nos da tranquilidad. Están entrando 600.000 kilos de la Comunidad Europea y eso nos da tranquilidad. De alguna manera, los tenemos presentes por si la demanda empieza a dispararse.

Pero, de momento, ¿están tranquilos respecto a la reserva de alimentos?

Bueno, tranquilos nunca se puede estar. Siempre estamos en guardia. Da tranquilidad saber que tenemos un conjunto de alimentos que podemos ofrecer a los usuarios, pero nunca se sabe... De hecho, vino la pandemia y hubo que andar a la carrera, porque llegaron a faltar alimentos. No creo que se vuelva a desarrollar otra situación igual, pero tenemos que estar alerta.

Los bancos de alimentos parecía que iban a ser una solución puntual y necesaria a una situación de emergencia social, pero al alargarse su funcionamiento en el tiempo hay quien piensa que la solidaridad de la sociedad se puede acabar.

A día de hoy, la sociedad de Córdoba sigue siendo muy solidaria, la de la ciudad y la de la provincia. Gracias a las entidades y a los ciudadanos cordobeses se está solventando más de un problema. Desgraciadamente, no es que se esté alargando en el tiempo y, es una opinión de Rafael Revuelto, si no que hoy por hoy no hay solución para que se acabe. Se podrá paliar en algo con la ley de desperdicio cero o con la solidaridad de las entidades y de las personas, pero es un problema que no tiene solución, ni se va a acabar. La necesidad sigue estando en la calle. ¡Ojalá!, se acabara hoy, porque con mucho gusto todos los voluntarios que estamos metidos en esto nos alegraríamos y haríamos un fiestón. Sería una actividad que dejaríamos con mucho gusto. Me temo que nos vamos a quedar con las ganas de hacer esa fiesta.

¿Qué proyectos o planes de futuro tiene para que desarrolle el Banco de Alimentos?

Generar formación para los beneficiarios de los bancos de alimentos para ayudarles a encontrar un trabajo para que no tengan que ser dependientes. El Banco de Alimentos de Málaga tiene un proyecto que es hacer cursos con los beneficiarios del banco para prepararlos a salir al mercado laboral. El fin del Banco de Alimentos no es ser la despensa de alimentos de cada casa, sino ayudar en un momento puntual para que esas personas o esas entidades que tienen esas necesidades puedan tenerlas cubiertas. Su finalidad no es abastecer a una casa o a una entidad de alimentos de por vida. Hay que buscar los medios para salir de esa situación. Por eso el proyecto de los cursos de formación para luego hablar con entidades para hacer prácticas y ofrecerles una salida, un trabajo, a los beneficiarios para que no tengan que depender del banco. Yo le puedo comentar que llevo cientos de recogidas en los supermercados y que me he encontrado con personas que en un momento puntual necesitaron la ayuda del banco y ahora quieren colaborar también con él. Ellos se veían con la obligación moral de venir a ayudar al banco para otras personas. Esos cursos podrían servir para poder salir de la precariedad en la que se encuentran.

¿Tienen necesidad de más voluntarios?

El voluntariado que tenemos es muy bueno, pero va cumpliendo una edad. Además, la pandemia nos deshizo toda la lista de voluntarios que teníamos de pensionistas. La pandemia hundió y disgregó a ese voluntariado, que ahora es muy difícil volver a reunir. El banco está muy necesitado de voluntarios que nos echen una mano.

¿También necesitarán voluntarios para la Gran Recogida de Alimentos en diciembre?

Sí, aunque este año también se va a hacer mixta, no solo con la recogida física de alimentos, sino también con donaciones económicas. Pero, claro, también necesitamos voluntarios para colocar y clasificar los alimentos, lógicamente.

¿Les ha facilitado la labor que el donativo no fuera físico, sino en dinero? ¿Está de acuerdo con esta forma de donar?

Sí, nos ha ayudado bastante. Normalmente, en las recogidas físicas hay productos que donan en más cantidad como la pasta y el arroz, mientras que hay otros, como el aceite, que escasean, ya que las personas son más reacias a adquirirlo por su mayor coste económico como pasa con los potitos. Nos llegaba mucha pasta y mucho arroz, que es lo más socorrido. Nosotros decíamos «salvo pasta y arroz se puede donar lo que se quiera, por ejemplo, aceite, que no tiene que ser de oliva». Con este sistema de donación de dinero nos da pie a comprar una serie de productos que no nos van a llegar por otras vías. Con ese dinero, se pueden encargar dos camiones de leche. Ese dinero no nos llega al banco, se queda en estoc en el supermercado y el banco compra por valor de la cantidad recaudada. Con el dinero que tenemos en depósito, el banco va al supermercado y compra lo que necesita.

¿Sería mejor entonces que las donaciones fueran en dinero y no físicas?

Por supuesto que sí. Es un sistema con el que las personas solidarias no están acostumbradas y piensan que ese dinero se lo queda el supermercado. Ese dinero se revierte al banco en productos que compra al supermercado.

¿Cómo se presenta la Gran Recogida de Alimentos? ¿Se puede esperar que sea menos cuantiosa que otros años porque la sociedad, en general, tiene menos poder adquisitivo con la subida de los precios?

Una incógnita. La recogida del año pasado descendió bastante a nivel nacional. La persona solidaria está también un tanto machacada. La crisis del 2008 y la de la pandemia se ha sustentado en los pensionistas y en las personas mayores. Se presenta con buenas perspectivas, pero con incertidumbre. El año pasado descendió la recogida. Nadie puede meter la mano en el bolsillo de la persona solidaria, el que quiere lo hace y el que no quiere, no. Sigue siendo muy necesario. Lo estamos notando también. La inflación se está notando. Los pensionistas que cobraban 600 euros con los precios en alza y los recibos de la luz tienen que recortar las ayudas. Primero tienen que mirar no solo para su propio hogar, sino todo lo que les circunda: hijos, nietos y sobrinos. Si hay que ayudar a alguien, van a ayudar primero a sus familiares y cada vez queda menos para el resto.

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