En la tarde de este viernes pasaron a disposición judicial los dos autores de un intento de robo en una tienda de ropa de la calle Góngora, donde la destreza del propietario y la colaboración de los vecinos permitieron que se frustrara el atraco y que los autores fueran detenidos por la Policía Local.

Los hechos ocurrieron sobre las 8.45 horas, cuando Pedro Jiménez estaba apunto de abrir su negocio y dos individuos entraron en el mismo, al parecer con ánimo de robar. La reacción del empresario ante la petición de los hombres fue la de invitarlos a salir, sin que los intrusos le obedecieran. En ese momento, explica Pedro Jiménez, titular del negocio, «no sé cómo» decidió salir y cerrar la puerta de la tienda, de modo que uno de los dos ladrones se quedó en el interior. El otro logró salir, pero fue interceptado por vecinos y responsables de otros negocios cercanos, hasta que llegó la Policía.

Tras el traslado de los detenidos a la comisaría de la Policía Nacional, que se ha hecho cargo del caso, y donde fueron interrogados, los dos detenidos, dos hombres de en torno a 30 años de edad, pasaron a disposición judicial. Según han informado a este periódico fuentes de la investigación, los autores de los hechos no son residentes de Córdoba, ciudad a la que habían llegado el jueves, jornada en la que habían sido detenidos y puestos en libertad tras cometer otro robo con violencia en otro punto de la ciudad.

De hecho, algunos vecinos comentaron tras el incidente que habían visto a ambos individuos por la calle, con aspecto poco agradable, increpando a los viandantes.

El comerciante, en el lugar de los hechos. Chencho Martínez

Según explicó a este periódico la víctima del frustrado robo, Pedro Jiménez, en casi una década de negocio es la primera vez que sufre un intento de robo y reconoce que no sabe cómo ni por qué tomó la decisión de salir y cerrar la puerta y que se vio amenazado con algo, «no sé con qué, porque no lo he mirado», pero asegura que se lo puso uno de los atacantes en el abdomen mientras le pedía algo (supone que dinero) que tampoco llegó a escuchar, porque empezó un forcejeo con el intruso del que consiguió zafarse y dirigirse hacia la puerta. 

«Yo estaba encendiendo las luces y preparando la caja, cuando entraron, me pidieron algo y le dije que no, que se fueran y que además iba a llamar a la Policía» y fue entonces cuando «sacó algo, no sé lo que fue, si un cuchillo, una navaja u otra cosa, un objeto, y me amenazó. De hecho, me rajó la camisa me, me dió un pellizco y yo me quité de en medio, me salí y como tengo siempre las llaves en el bolsillo, eché la llave y lo dejé dentro». El otro, señala que no se acuerda si salió «o lo dejé salir, porque uno de ellos solo decía vámonos, vámonos, y también es posible que saliéramos los dos a la vez».

"Uno de ellos sacó, no sé si con un cuchillo, una navaja u otra cosa, un objeto y me amenazó con él", explica

Entonces, señala el empresario que empezó a gritar a los vecinos para llamaran a la Policía. Los gritos alertaron a los negocios cercanos, como la tienda de Covap», cuyos empleados fueron los que retuvieron al que había salido. Al parecer, en el negocio de Covap, según explica Jiménez, también habían intentado robar antes. En el forcejeo entre el empleado de Covap y el ladrón, explica el comerciante, el trabajador resultó herido en la cabeza. 

El empresario señala que su temor era que, durante el encierro, el atacante destrozara la tienda, lo que no ha ocurrido, salvo la caja registradora, que estaba en el suelo. Según el testimonio del empresario, el asaltante encerrado se limitó a zarandear la puerta exigiendo que le abrieran, lo que no consiguió hasta que aparecieron los agentes que procedieron a su detención.

Señala como detalle la víctima del atraco que una vez que el asaltante vio que sus intentos eran infructuosos y que había llegado la Policía, se limitó a tenderse en el suelo boca abajo y con las manos en la espalda, sin ofrecer ya ningún tipo de resistencia a los agentes.

Tras el revuelo que supuso el altercado, pues ocurrió en la calle Góngora, junto a la calle Cruz Conde, fueron muchos los compañeros de comercios cercanos los que se acercaron a interesarse por Pedro Jiménez, interés que se prolongó durante todo el día, pues el asunto se convirtió en el tema de conversación de la jornada en el centro de la ciudad.

Este viernes por la tarde, este periódico intentó recabar el testimonio de los empleados de la empresa de Covap, sin éxito, pero personas cercanas indicaron que además de acudir a los servicios sanitarios para que le atendieran por la herida, tanto ellos como el propio Pedro Jiménez fueron llamados al juzgado para prestar declaración por lo ocurrido. Un daño colateral añadido a todo lo acontecido, pues como explica el comerciante, «ahora, para ir a la Policía como esta tarde al juzgado, tendré que cerrar el negocio y dejar de atender compromisos que tenía con clientes, algunos de los cuales vienen de la provincia»