Con motivo del Día Mundial del Alzheimer que se celebra mañana, 21 de septiembre, el equipo de profesionales del Instituto de Neurociencias del Hospital Cruz Roja de Córdoba, con el doctor Juan José Ochoa al frente, quiere insistir en la importancia del diagnóstico precoz de esta enfermedad que ayudaría a que la persona afectada tenga una mejor calidad de vida y disminuyan los problemas derivados de la discapacidad producida por la misma.

En este sentido, advierten de los posibles signos de alarma que nos pueden hacer sospechar de la existencia de esta enfermedad: 

  • El síntoma principal y el que habitualmente da inicio a la clínica es la pérdida de memoria episódica. Los pacientes tienen dificultad para aprender nueva información y olvidan rápidamente lo que acaban de aprender. Es frecuente que hagan muchas veces las mismas preguntas, les cueste trabajo manejar nuevos instrumentos o dispositivos, olviden eventos y citas. Aunque no en todos los casos, muchos de los pacientes no son conscientes de su problema y niegan insistentemente que les ocurra. Este hecho es un síntoma llamado “anosognosia”.
  • Dificultad para desarrollar tareas complejas como cocinar, hacer la compra, manejar dinero y participar en juegos (dominó, cartas, etcétera). Ello les lleva a evitar todas estas situaciones.
  • También pueden tener dificultades que afectan al lenguaje y no encuentran el nombre de los objetos o personas. Conforme este problema avanza, el discurso se va plagando de pausas para encontrar las palabras y de circunloquios. Es muy habitual el uso de palabras comodín como “cosa” o “eso” para suplir el déficit.
  • Dificultad para orientarse espacialmente, llegando a poder perderse en la calle con el tiempo.
  • La apatía, falta de interés y motivación por las actividades cotidianas, es muy frecuente. Los síntomas depresivos son muy frecuentes y se estima que el 50% de las personas con Alzheimer cumplirán criterios diagnósticos de depresión mayor en algún momento de la evolución.

Importancia de confirmar el diagnóstico a tiempo

El doctor Juan José Ochoa, neurólogo y coordinador del Instituto de Neurociencias del Hospital Cruz Roja de Córdoba, advierte: Estos síntomas no se deben minimizar especialmente si afectan la actividad de la vida diaria. Muchas personas no les dan importancia diciendo que son despistadas y comienzan a pedir ayuda constante a la familia. Lo principal es acudir a un neurólogo que confirme o descarte el diagnóstico. Es importante hacer un correcto diagnóstico diferencial antes de confirmar el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer dado que existen enfermedades que se pueden presentar con los mismos síntomas pero tienen distinto tratamiento".

Ochoa insiste en que un correcto diagnóstico es muy importante para evitar accidentes y problemas mayores: No es raro encontrar casos en los que se han sufrido accidentes en la cocina, con las tomas de medicación, conducción de vehículos o han tenido problemas económicos por falta de cálculo”.

Asimismo, informa que el diagnóstico a tiempo permite indicar el tratamiento de forma temprana, lo que permitiría mantener una mayor calidad de vida de la persona afectada y disminuiría los problemas derivados de la discapacidad producida por la misma.

Abordaje multidisciplinar del Alzheimer desde el Instituto de Neurociencias

Desde el punto de vista diagnóstico, el Instituto de Neurociencias del Hospital Cruz Roja de Córdoba cuenta con neurólogos que realizan el diagnóstico inicial mediante la presentación clínica y test neuropsicológicos de cribado o screening. Posteriormente, dependiendo de cada caso, se realizan pruebas analíticas y neuroimagen como TC y RM Craneal para evaluar otras posibles causas de deterioro cognitivo.

En algunos casos, el neurólogo considera preciso realizar examen neuropsicológico realizado por un neuropsicólogo experto, pruebas de Medicina Nuclear que evalúan los depósitos de Beta Amiloide en el cerebro o el metabolismo cerebral, EEG, determinaciones genéticas así como marcadores específicos y otras determinaciones en el líquido cefalorraquídeo.

Tras esto, se plantea tratamiento específico farmacológico con inhibidores de la colinesterasa (IChE) y los antagonistas del NMDA así como otros tratamientos para los síntomas neuropsiquiátricos.

Por otro lado, se ofrece tratamiento no farmacológico mediante estimulación cognitiva y terapia ocupacional.

El abordaje, aunque dirigido por un neurólogo experto, siempre es multidisciplinar, donde intervienen psiquiatras, neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales y logopedas que trabajan en conjunto para obtener los mejores resultados.