Diario Córdoba

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vuelta al cole

Infantil y Primaria, las aulas donde las mujeres mandan en Córdoba

Un 80% de la plantilla son maestras, que son mayoría también en puestos directivos

Imagen de archivo de una maestra conduciendo a un grupo de Primaria hasta su clase. Europa Press

Hoy lunes 12 de septiembre empieza la operación retorno a las aulas de miles de alumnos de Córdoba. Será el primer día de los que saltan a segundo ciclo de Infantil y de quienes empiezan Primaria. En los colegios les esperarán con su mejor sonrisa una legión de docentes entre los que predominan por mayoría aplastante las maestras mujeres. Según los datos de la Consejería de Educación, algo más de 4.300 maestros ocuparán su asiento en la escuela pública en Córdoba. De ellos, el 80% son mujeres y un 20% son hombres. 

Tanto CSIF como CCOO destacan que el cuerpo de maestros es uno de los más feminizados de la enseñanza, entre otras cosas, porque en las facultades de Magisterio la proporción de mujeres que eligen Infantil y Primaria es muy superior a la de los hombres. «Si en Primaria son mayoría, en Infantil, Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje representan casi el 99% de la plantilla, de hecho, a veces hay problemas para conformar tribunales de oposiciones paritarios porque faltan hombres y los pocos que hay siempre repiten», explica Francisco Cobos.

En Infantil y en otras especialidades, el porcentaje de mujeres se eleva por encima del 90%

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No solo son mayoría en las aulas sino en los equipos directivos, según el director de la asociación de Asadipre, Rafael Luque, el primer hombre en ocupar este puesto, que asegura que «hace una década, las mujeres eran mayoría en las clases, pero no en puestos de dirección, aunque ya se ha equilibrado y ahora son ellas quienes ocupan en torno al 55-60% de los despachos de dirección». Un techo de cristal que se ha roto. Las únicas especialidades donde esta situación se invierte es entre los maestros de Educación Física, donde hay mayoría de hombres, y en los que imparten Inglés y Francés, más equilibrado a favor de ellos.

El perfil de los maestros que enseñan a los niños más pequeños tiene rostro de mujer y edad mediana, más alta cuanto más se mire a la capital y a los grandes municipios y más joven cuando el zoom se pone en los municipios más pequeños de la provincia. Según los sindicatos, la mayoría de los maestros accede a su plaza en los pueblos, donde la edad media del profesorado está en torno a los 35 años y no es hasta que acumulan sexenios cuando pueden pedir traslado a la capital, por lo que en la capital el cuerpo de maestros está más envejecido, con una media de edad de unos 50 años. Y eso que la pandemia y la digitalización acelerada llevó en los dos últimos años a muchos docentes con 60 años cumplidos a jubilarse anticipadamente, propiciando así el relevo generacional. «Ya no quedan maestros de la Transición y cada vez menos de los que se incorporaron en los 80», asegura Antonio López, representante de CSIF Córdoba. Al mismo tiempo, interinos y maestros de refuerzo covid son, todavía este curso, los que rebajan la edad de la plantilla. 

Aula de Primaria en un colegio cordobés. CÓRDOBA

Diversidad de perfiles

La diversidad en cuanto a procedencia no es un elemento que defina a las plantillas y, salvo excepciones, la gran mayoría de los maestros cordobeses son andaluces. Apenas hay extranjeros y pocos vienen de otras comunidades. Otra cosa son las especialidades. Ahí sí conviven individuos de muy distinto perfil. Más de la mitad de los docentes son maestros de Primaria, a los que siguen los de Infantil. A mucha distancia, completan el paisaje los especialistas en Educación Física, Inglés, Francés y Música, y algunos de Alemán en colegios bilingües de este idioma. Este curso cabe esperar que los maestros acudan a trabajar con más alegría que el curso pasado, ya que desde este mismo mes se les aplicará el primer incremento en la nómina que las equiparará de aquí al curso 24/25 con la media nacional. Los maestros cobrarán de aquí a esa fecha unos 150 euros mensuales más que el año pasado. En tiempos de subida desorbitada de precios, nada como una mejora salarial para inyectar motivación al personal, por más que la queja siga siendo un curso más el exceso de burocracia que soportan y cómo ese exceso de papeleo les resta tiempo para centrarse en lo que de verdad importa, la enseñanza y los niños.

La edad media es más elevada en las ciudades mientras que hay más jóvenes en los pueblos

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Un bosque de siglas 

Pero volviendo a las plantillas, el mayor déficit de profesionales que se detecta en los colegios, según todas las fuentes consultadas, se da en las categorías más castigadas, que, a falta de una denominación sencilla, se les conoce por algunas de las siglas que componen el enmarañado bosque de especialidades escolares

En ese bosque de siglas conviven los AL y los PT (Audición y Lenguaje) y (Pedagogía Terapéutica), que arrastran convocatorias con plazas insuficientes que llevan a muchos de ellos a compartir centros y a saltar de colegio en colegio para atender como mejor pueden a los niños con necesidades especiales a los que deben ayudar a articular la voz, a expresarse correctamente o a desarrollar sus capacidades cuando no encajan con las del resto. A menudo, son los hermanos pobres de los maestros, no por el sueldo, que depende de otros factores como la antigüedad, sino por su condición de saltamontes, compartida en gran medida con los interinos. Un ejemplo de ello se da en un colegio de Fernán Núñez, que se encuentra dividido en tres edificios diferentes con niños de necesidades especiales, cuyos PTIS tienen que salir corriendo literalmente cuando se les necesita para atender al alumnado porque no tienen una sola aula asignada. 

Los maestros de ATAL (Aulas Temporales de Adaptación Lingüística) también escasean, según directores y sindicatos, y eso que ha habido una crisis migratoria y son ellos los que se encargan de ayudar a acelerar en los niños no hispanoparlantes el aprendizaje del idioma. Pese a todo, los poseedores de las siglas más maltratadas, que han sido objeto de protesta sindical reciente, no son los AL, los PT o los ATAL sino los PTIS (personal técnico de integración social) y los ILSE (intérpretes de lenguaje de signos), que, en colegios con un número creciente de niños con necesidades especiales, cumplen una función fundamental, sobre todo en las aulas no específicas, para que los maestros puedan dar clase. Los PTI también son un sector muy feminizado, pero en su caso, también precarizado.

Unos y otros acudirán desde este lunes a unas aulas que, según la Junta, tienen una ratio varios puntos por debajo de lo que marca la ley y según los sindicatos y los directores de los centros, no. «La administración hace una media con niños y centros y le sale que estamos por debajo de 25, pero la realidad es otra, hay centros en pequeños municipios con poquitos niños que bajan la media y otros, sobre todo en la capital y pueblos grandes, con 25 o rozando esa cifra máxima porque se han cerrado muchas unidades en los colegios públicos», asegura el presidente de Asadipre, «hay que aprovechar la bajada de la natalidad para mantener las unidades y bajar la ratio, no nos cansaremos de repetirlo». 

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