REPORTAJE

Piscinas contra la ola de calor

Las instalaciones públicas se convierten en las tablas de salvación de los cordobeses durante el verano más caluroso de las últimas décadas| De hecho, son la alternativa para los que no pueden salir fuera de vacaciones

Relax | Varios grupos de personas se bañan y toman el sol mientras disfrutan de un rato de conversación.

Relax | Varios grupos de personas se bañan y toman el sol mientras disfrutan de un rato de conversación. / A.J. GONZÁLEZ

La llegada del verano a Córdoba y sus característicos más de 40 grados han sido, desde tiempos inmemoriales, la excusa perfecta para que todos los cordobeses y cordobesas se den un baño refrescante y rebajar un poco las temperaturas. Para ello, la opción más popular es la piscina, que permite unas horas, o incluso un día entero, tomando el sol y bañándose a un coste ínfimo, en comparación con un viaje a la playa, que puede suponer mayor gasto, disponibilidad de vehículo o lugar donde dormir. 

Por este motivo, las piscinas públicas están recibiendo una gran afluencia de gente, tanto por la crisis económica a raíz de la invasión rusa de Ucrania, que ha menguado los ingresos de muchos cordobeses imposibilitándoles irse de vacaciones este año, como para aquellos que no disponen de piscina privada propia o de familiares y amigos cercanos.

Judit Laguna asegura que «es la mejor opción para aquellos que no tenemos piscina, por tan solo cuatro euros puedes ir a bañarte y echar el día con tus amigos». Un desembolso económico poco relevante, sobre todo comparado con alternativas que han llegado estos últimos años a la ciudad, como las apps de alquiler de piscinas privadas, con importes medios de unos 50 euros por un día completo.

Julia Nieto, otra bañista, cuenta que «este año ha sido la excepción a la regla; con el calor que está haciendo este verano, que calienta más el agua y la zona en general, prefiero hacer uso de la piscina del gimnasio, por ejemplo. Sin embargo, los años que no me he ido de vacaciones, he preferido aprovechar para venir más a la piscina, sobre todo por las tardes, cuando aún queda algo de sol». Asimismo, Inés Blázquez comenta que, «teniendo piscina privada, suelo aprovechar para ir a piscinas públicas cuando acudo con grupos grandes de amigos».

Club Figueroa 8 Las instalaciones llevan abiertas más de 50 años y tienen una gran cartera de socios.

Club Figueroa | Las instalaciones llevan abiertas más de 50 años y tienen una gran cartera de socios. / A.J. GONZÁLEZ

Por otro lado, José María Ruiz puntualiza que «con una piscina cerca de casa, como es la del Santuario, merece mucho la pena acercarse. Tanto si no tienes piscina propia como si quieres pasar un día con amigos, es un plan diferente y muy disfrutable». 

De la misma forma lo explica Isabel Molina, que opta por ir en horario de mañana y en grupo. «Antes aprovechaba más la piscina cuando no me iba de vacaciones; desde que trabajo solo voy cuando es con más gente», añade Molina.

De los testimonios se deduce que una de las principales razones para ir a estas piscinas públicas es hacerlo en compañía de un grupo, ya sean familiares o amigos. 

De esta manera, además de solucionar el posible problema de que ningún conocido tenga su propia piscina en la que reunirse, pueden disfrutar de otros servicios del recinto, como el bar o las pistas de tenis y pádel, entre otras.

Así, el plan de sustituir la playa, el voleibol y el chiringuito por la piscina, el tenis y el restaurante es una opción cada vez más escogida, con recintos como El Santuario, que cuenta con casi 500 abonados por toda la temporada, o el Club Figueroa, en activo desde hace más de 50 años y con una gran cartera de socios.

La búsqueda de una alternativa económica a las vacaciones de verano es cada vez más tangible, siendo la opción de la piscina pública una de las más preferidas.

No obstante, también hay quienes, ya sea por las especialmente altas temperaturas sufridas durante este verano, por tener piscina propia o cualquier otro motivo, han dejado de acudir a estos recintos públicos.

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