El pasado 10 de agosto entraron en vigor una serie de medidas pertenecientes al nuevo plan de ahorro energético aprobado por el Gobierno central con el objetivo de reducir la dependencia del gas natural, tras las amenazas de Rusia de cortar el suministro a Europa. Entre estas medidas se encuentra la regulación de temperatura en los edificios de uso público a un mínimo de 27 grados, así como el apagado de los escaparates e iluminación de los mismos a las diez de la noche.
Paralelamente, las consecuencias de la guerra en Ucrania y de la crisis postpandemia están provocando una gran subida de la inflación y, a pesar de las diversas medidas de apoyo que el Gobierno ha impulsado en el último año, la subida de precios de la energía ha pasado una importante factura al monedero de los españoles. Pero, ¿cómo se está respondiendo desde casa a esta situación?
Lo cierto es que, en general, las familias se quejan de que el ahorro energético en verano es especialmente complicado, así como de que están en una lucha constante por mantener el frescor en el hogar, sin que luego les cueste una gran factura.
La familia Peña Ojeda, por ejemplo, afirma que ha pagado, solo en este último mes más que en los dos anteriores juntos. «Hemos calculado que cada hora de aire acondicionado nos cuesta un dineral, así que intentamos aguantar el calor todo lo que podemos y encendemos el aire acondicionado solo cuando es estrictamente necesario, de las cuatro a las seis de la tarde». La familia afirma que su acción diaria para evitar altos pagos consiste en sustituir, en la medida de lo posible, el aire acondicionado por el ventilador.
El aire acondicionado
Todo ello lo respaldan, a su vez, los miembros de la familia Laguna Fernández, quienes se reafirman en la postura del ahorro a través de un menor consumo de aire acondicionado. «Nosotros estamos sobreviviendo a base del ventilador y, si alguna vez encendemos el aire, nunca es a menos de 25 grados». Ambas familias coinciden, además, en que ahora chequean continuamente el gasto energético, así como evitar poner la lavadora durante la noche, al ser más económico hacerlo en horas de sol.
«Nos hemos animado a colaborar por el alto coste de la energía», dice una familia
No obstante, «a muchos les está costando trabajo. Quizá, si nos animamos a colaborar con el plan de ahorro energético desde casa es más bien por el alto costo que ahora mismo tienen la electricidad y el gas, que, al fin y al cabo, son dos bases del día a día en el hogar, pero no porque seamos conscientes de la cruda realidad que vivimos».
«Intentamos aguantar el calor todo lo que podemos», asegura otro grupo familiar
La familia Ortigosa Ortega se muestra escéptica ante la disposición general de la población al sacrificio, y cree que, probablemente, será en los hogares con una renta inferior donde se vean obligados a hacer un ajuste en el consumo energético diario. No obstante, «aquellos que se lo puedan permitir mirarán para otro lado, pues estamos acostumbrados a vivir muy cómodamente... Se nos olvida la pandemia que hemos vivido, el cambio climático, la crisis y los muchos conflictos que hay en el mundo y mientras nos quejamos de tener que subir tres grados el aire acondicionado». En cualquier caso, esta familia afirma estar colaborando desde casa tanto cuanto puede con el ahorro de energía, por su bien y el de todos.
