REPORTAJE
Balcones al horizonte
Córdoba tiene cinco miradores desde los que contemplar la ciudad | El Balcón del Mundo, en las Ermitas, entre los lugares preferidos por las vistas que ofrece

Desde la torre de la Mezquita Catedral / A.J.González
La llegada del verano y las vacaciones, sumada al turismo que atrae Córdoba, hace que por estas fechas en las calles haya viandantes, aunque este agosto sean menos, buscando fotos para el recuerdo a pesar del calor.
Si bien es cierto que una ciudad tan rica en cultura como Córdoba, con un pasado tanto romano como árabe y cristiano, ofrece gran cantidad de planes turísticos alrededor de sus famosos monumentos, las visitas culturales no son la única forma de sacarle provecho. Desde las alturas de los miradores, Córdoba se vislumbra como una amalgama cromática que ofrece unas vistas de ensueño desde diferentes puntos y que pide a gritos ser fotografiada y almacenada para el recuerdo desde uno de estos balcones al horizonte, espacios desde los que se divisa la ciudad en todo su esplendor
La Torre Campanario
Para aquellos que, o bien vengan de visita o bien no hayan explorado Córdoba tanto como les gustaría a pesar de residir en la ciudad, el mirador que ofrece la Torre Campanario de la Mezquita-Catedral debería ser, sin lugar a dudas, la primera opción.

Mezquita-Catedral | El mirador de la Torre Campanario. / AJGONZALEZ
No solo brinda la posibilidad de visitar el monumento más emblemático de la ciudad, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sino que, además, provee de unas espectaculares vistas en el ascenso a la torre.
Tras entrar a la torre, y pasando una zona de exposición con el acceso reformado, llegamos a unos escalones cuyas muescas demuestran no haber salido indemnes al paso del tiempo, pero que preceden al campanario y una de las vistas más hermosas de toda Córdoba, una panorámica que ofrece toda la ciudad desde lo que antes eran los límites de la misma.

Osario Romano | El mirador permite ver la zona monumental / A.J. GONZALEZ
Osario Romano
El mirador del Osario Romano fue una iniciativa llevada a cabo por el Ayuntamiento de Córdoba con el fin de devolverle algo de vida a la zona sur de la ciudad. La reforma fue una antigua demanda vecinal y ha acabado resultando en un mirador abierto al público que da más de atractivo la zona.
Su muro conecta las partes baja y alta del barrio, rodeado de plantas y flores que nada recuerdan a los escombros previos al mirador. Sus vistas son asombrosas, con un primer plano de la Mezquita y una extensión que alcanza hasta la zona norte de la ciudad, perdiéndose en el horizonte de la Sierra.
Iglesia de San Lorenzo
Continuando con zonas modificadas recientemente, el mirador de la torre de San Lorenzo ha abierto sus puertas al público este mismo año. Esta construcción fernandina situada en el corazón del casco histórico de Córdoba permite, además de la visita a la bella iglesia, su subida al campanario a través de unas escaleras de caracol de ensueño. Un campanario que originalmente no existía como parte de la construcción pero que, al igual que otra serie de transformaciones que la iglesia ha ido sufriendo con los años, fue erigido hace casi 500 años.

San Lorenzo | Vistas desde el campanario / A. J. GONZÁLEZ
El paisaje que se vislumbra da pie al debate sobre su comparable atractivo con el edificio que sostiene al mirador, que ofrece un amplio vistazo a las calles, azoteas y patios de la zona, dejando ver la Mezquita arropada por los tejados de los edificios cercanos.
La Asomadilla
En la zona norte se encuentra otro de los escenarios que permiten divisar Córdoba desde sus alturas. Situado en la parte más alta del parque, suministra una de las vistas más completas de toda la ciudad, gracias a su elevación en comparación con el resto de lugares mencionados. Desde la propia Asomadilla, junto con las barriadas del Naranjo y Brillante en el lado opuesto, la vista alcanza hasta el Sector Sur, pasando por todo el centro de Córdoba, pudiendo peinar la zona con la mirada. El paisaje que se divida acaba en las montañas que actúan de límite natural y en un cielo que durante el atardecer se tiñe a sí mismo y a las nubes colindantes en un conglomerado rojizo sin parangón. Además, La Asomadilla ofrece la posibilidad de planes en plena vegetación, como un picnic con estas increíbles vistas de fondo, por lo que es un lugar perfecto para fotografías inolvidables.
Las Ermitas
A menos de diez kilómetros del centro de la ciudad, se encuentran las Ermitas de Córdoba. Para llegar hasta arriba, el interesado se puede valer tanbto de su vehículo propio como planear una ruta de senderismo y ciclismo, por un camino ya preparado para acceder. A través de la Cuesta del Reventón, por medio de un camino rodeado por la naturaleza, se puede caminar hasta llegar a lo más alto de los límites de la ciudad. Una vez arriba, se puede acceder a la Ermita de la Magdalena, que tiene un interior decorado en forma de convento antiguo, además de un pequeño monolito dedicado al antiguo protector de la zona, cuyos restos descansan en el interior de la piedra.

Ermitas | El mirador, con las vistas al fondo. / AJGONZALEZ
En la parte más alta se encuentra el Sagrado Corazón de Jesús, una estatua precedida de una pequeña escalera. La construcción, completamente iluminada, utiliza su luz a modo de faro para aquellos que deseen subir. Además, esta figura es el único punto luminoso de las Ermitas, que sigue siendo visible pese a encontrarnos en cualquier punto de la ciudad.
A su lado se encuentra, por fin, el mirador. El llamado Balcón del Mundo permite unas vistas únicas e irrepetibles, siendo considerado el mejor lugar para admirar el paisaje de Córdoba. Este paisaje natural lleno de vida rodea la panorámica de la ciudad con frondosos bosques de naranjos, que dejan entrever la totalidad de la urbe cordobesa, así como sus alrededores, campiñas, casas de particulares y una puesta de sol magnífica a ras de las montañas.
Para su mayor disfrute, el mirador cuenta con un telescopio, donado por el Hospital La Arruzafa como parte de la iniciativa Mirar la vida, que permite a todo visitante realizar un repaso ocular por todos sus alrededores, contando con un aumento de hasta 30 veces su vista inicial.
El Balcón
El Balcón del Mundo tiene en el centro de su terraza una cruz, así como una silla de piedra que fue instalada en 1803 por Pedro Antonio de Trevilla, que fuera obispo de Córdoba entre 1805 y 1832, por lo que recibió el nombre de Sillón del Obispo. Este sillón y los pequeños puntos de apoyo alrededor del mirador son los principales espacios de descanso. Para una ruta turística destinada o cuyo fin sean las Ermitas, el Balcón del Mundo es el lugar ideal en el que hacer un descanso y tomar un tentempié.
Después, podemos completar la visita, además del monolito y la estatua ya mencionados, acudiendo a la capilla y a los conventos que forman el conjunto de Ermitas de Córdoba, de las que 10 de 13 han sido recientemente restauradas para quienes deseen acercarse a Sierra Morena a admirar su hermoso paisaje.
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