Diario Córdoba

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FALTA DE SUMINISTROS BÁSICO

Las parcelas se quedan sin agua

Los vecinos afirman que ya hay familias con pozos secos y otras invierten en mejorar sus recursos | El Movimiento Ciudadano reclama al Ayuntamiento que prevea nuevas fuentes y cisternas

Josefa Ruz, de Nuevo Higuerón, muestra la falta de vegetación en su parcela. MANUEL MURILLO

El Ayuntamiento de Córdoba tiene que estar atento a seguir con las fuentes, que no falte el agua y ver si puede poner alguna otra donde sea necesario. Para los casos que van a venir pronto, estamos convencidos, tendrá que disponer cisternas para suministrar agua a la gente». Estas son las soluciones «inmediatas» planteadas por el presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano (CMC), Juan Andrés de Gracia, ante el «problema generalizado» de falta de agua en pozos de las parcelaciones, una situación que ya están sufriendo vecinos de la periferia y en la que han influido factores como la sequía de los últimos años.

Juan Andrés de Gracia afirma que las referidas son dos medidas que habrá que adoptar «este año, cuando venga el momento de mayor crisis, si no llueve», y explica que las cisternas tendrían que ser utilizadas en aquellos lugares «que se queden si agua definitivamente». No obstante, a su juicio, «lo que hay que hacer de forma urgente es seguir los procedimientos de posibilidad de acceder a los servicios básicos que el Ayuntamiento ya ha impulsado con la Oficina del Territorio. Esperemos que para el verano del año que viene algunas personas hayan mejorado su situación», avanza.

Acerca de las zonas donde el escenario es más grave, el presidente del CMC indica que «Las Quemadas nos preocupa mucho y también la que está por debajo del Camino Viejo de Almodóvar, en El Higuerón. Pero, en general, nos preocupan todas».

9.000 viviendas sin agua potable

De las 11.000 viviendas irregulares construidas en la periferia cordobesa, apenas 2.000 cuentan con agua potable suministrada por Emacsa. Este representante vecinal recuerda que estos son los inmuebles que se conectaron antes de que en torno al año 2002 los cambios normativos lo dificultasen e impusieran la necesidad de contar con licencia de primera ocupación para tener el suministro. «Otro mecanismo para enganchar oficialmente, el Asimilado al Fuera de Ordenación (AFO), tiene tales condiciones que solo en una veintena de casos se ha podido conceder», precisa.

Juan Manuel Luque, presidente del consejo de distrito Trassierra, abre su pozo.

Como resultado, Córdoba tiene 9.000 viviendas sin acceso a agua potable que tampoco pueden dar salida al agua que les sobra, sino que en la mayoría de los casos se deriva a fosas sépticas. «La salida del agua es tan importante como la llegada y la mayoría toma el agua de pozos, algunos legales, otros no legalizados, y tiene el problema de cómo sacar el agua. Habitualmente, lo hacen a través de una fosa séptica. Muchas, probablemente, estén expulsando aguas residuales al subsuelo y se esté contaminando», indica Juan Andrés de Gracia.

En estos momentos, además, «hay gente que se está quedando sin los pozos, que teme quedarse sin agua en los próximos días o semanas. Hay otras personas que han invertido en mejorar el pozo, en limpiarlo o hacerlo más profundo, pero esto requiere un coste que no todos pueden afrontar», admite.

Más consumo y menos agua

La falta de lluvia, el aumento paulatino de la población residente en la periferia (que en verano se multiplica) y las altas temperaturas son algunas de las principales circunstancias que están incidiendo en la falta de agua en los pozos. Juan Andrés de Gracia explica que un particular puede realizar una de estas perforaciones en su propiedad, «pero tiene un límite de uso de agua que da la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Además, esa utilización no es permanente, puede haber un momento en que la CHG te diga que no saques agua», comenta. Sin embargo, «estamos convencidos de que el agua que se usa es mayor, porque la mayoría de los pozos están autorizados para uso agrícola o temporal, pero no para un uso permanente de una familia viviendo», reconoce.

Junto a esto, desde el CMC comentan que el consumo de agua también se ha incrementado porque en algunas zonas, «sobre todo, en la Sierra, se han pasado, por ejemplo, a poner olivar de regadío y están usando más agua de la cuenta».

«Múltiples problemas»

La falta de agua potable provoca numerosos inconvenientes a los vecinos, que acuden a fuentes públicas o la compran para beber y cocinar. Asimismo, la sequía del pozo repercute en otras necesidades como la higiene y el cuidado de los huertos y las zonas verdes. En esta línea, Juan Andrés de Gracia hace hincapié en que se generan «multitud de problemas. Hay gente enferma que no tiene agua potable en su casa. Esto no es solamente usar o no una piscina», reivindica.

Las dificultades se extienden al cuidado del medio ambiente y es que, como apunta el presidente del Movimiento Ciudadano, en algunas zonas hay hidrantes (tomas de agua) que son utilizados para apagar incendios y que «están unidos a la red de agua de los pozos, lo que significa que si los pozos se secaran o no se les permite suministrar, estamos generando un problema de seguridad», detalla.

Hidrante del grupo de pronto auxilio Siete Fincas, habilitado para coger agua en caso de incendio.

Trassierra

El presidente del consejo de distrito de Trassierra, Juan Manuel Luque, confirma que «el agua de pozo se le está acabando a todo el mundo y a algunos se le ha acabado ya» en las 12 urbanizaciones de la zona. En este sentido, destaca que «todas las familias lo están pasando mal» y algunos vecinos han dejado de regar los huertos, mientras que otros no han llenado la piscina.

Entre las consecuencias de la falta de lluvia, comenta que cuando los pozos están muy secos y tienen poco caudal «baja la calidad del agua un 200%». Este representante vecinal, que pertenece al grupo de pronto auxilio Siete Fincas, confirma que «si los pozos se quedan sin agua, los hidrantes tampoco están preparados, no tendrían agua en caso de que haya un fuego», y «este es el gran peligro» a su juicio.

Alcolea

Isabel Sereno, presidenta del consejo de distrito de Alcolea, señala que los vecinos «se están quedando sin agua, sobre todo, en la zona de Las Cigüeñas, porque los pozos se han secado. Las familias están intentando ahondarlos, hacer pozos nuevos e invirtiendo más dinero y comprando agua». También lamenta, en referencia a las administraciones públicas, que «nadie se ha preocupado».

Eva López, una vecina de Ribera Baja, explica que en su parcela residen tres familias que dependen del mismo pozo y están «intranquilos». «No estamos llegando a no tener agua, pero falta mucho verano y no sabemos lo que puede pasar», comenta. Como medida preventiva, no riegan la parcela, solo un pequeño huerto y las flores. Esta familia acude a la barriada de Alcolea a coger agua de la fuente para poder beberla. En su opinión, la solución sería «que nos den permiso para acceder al suministro, porque nosotros pagamos los impuestos», afirma.

Por su parte, Juan Carlos Montero, responsable de periferia en el consejo de distrito de El Higuerón, manifiesta que en Las Pitas, donde reside, «se observa una bajada bastante importante en los niveles de los pozos, pero la problemática empezará a finales de agosto, porque la cota más baja siempre se ha alcanzado en esa fecha. Ha habido personas que han tenido problemas, pero los han subsanado realizando limpiezas del pozo. Presumiblemente, para finales de agosto más de una familia tendrá problemas», adelanta este representante vecinal.

La vicepresidenta de la Asociación de propietarios Nuevo Higuerón, Josefa Ruz, valora que «la problemática es grande, la mayoría de los pozos están secos y muchas familias se han quedado sin agua, están utilizando cubas y les está costando dinero», a lo que se suma que «hay que ir a la fuente cada dos por tres».

Josefa Ruz asegura que «este año lo estamos pasando muy mal. A la gente se le han secado los huertos y los jardines porque no puede regar. Es un gran problema lo que tenemos».

Josefa Ruz recuerda que «hemos hecho muchísimas manifestaciones para intentar conseguir el agua a través de Emacsa, aunque tengamos que pagar lo que haya que poner. Como cualquier ciudadano, estamos dispuestos a pagar el agua que se consuma y las instalaciones, pagarlas nosotros. Pero hay un gran hándicap y es que los colectores que tenemos son más bien chicos, Emacsa debería cambiarlos o ampliarlos, porque si no, no tendremos salida de agua por ningún lado. Estamos a base de fosas sépticas. Haría falta un desagüe normal, alcantarillado como Dios manda, para que el agua se fuera a esos colectores», defiende.

«35 años sin agua potable»

Por último, Carmen Bocero es vecina de la urbanización Los Girasoles, en Camino Viejo de Almodóvar, y asegura que «en este momento hay personas que no pueden estar aquí porque no tienen agua».

En declaraciones a este periódico, apunta que «todos nos imaginamos que en septiembre habrá cero agua en los pozos» y coincide en destacar que «debemos intentar que la administración nos dé acceso a los servicios básicos, pagando todo».

Carmen Bocero recuerda que se trata de una reivindicación histórica y asevera que «el problema son 35 años sin agua potable. Nos cuesta trabajo pensar que después de treinta y tantos años no ha habido alguna forma de facilitar el acceso. Algunas familias están sin luz», apostilla.

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