Diario Córdoba

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REPORTAJE

Oasis en las noches de verano

Parques como el de La Asomadilla o el Balcón del Guadalquivir se convierten en un refugio para los cordobeses desde que atardece

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Oasis en las noches de verano. Chencho Martinez y Óscar Barrionuevo

Con temperaturas superiores a los 30 grados, las noches más calurosas del verano en Córdoba reducen al mínimo los planes que no incluyen piscina o aire acondicionado. Sin embargo, las zonas verdes, especialmente las que se encuentran cerca del río o de la Sierra, se convierten en un oasis para muchos cordobeses y cordobesas que, provistos de sillas, hamacas, toallas e, incluso, neveras o termos, disfrutan de temperaturas y ambientes mucho más agradables.

Esta necesidad por salir un poco de los espacios más atemperados de las casas, aunque sea solo por las noches, se hace aún más acuciante durante la ola de calor que esta semana arrasa el país y que limita aún más los planes apetecibles.

Un grupo de jóvenes, en el parque de La Asomadilla. ÓSCAR BARRIONUEVO

Este es el caso de Alfredo y Yolanda, que disfrutan junto a su hija, Vera, de una cena en La Asomadilla. Él explica que, aunque en casa no tienen problema de temperatura, «porque tenemos aire», es necesario salir, sobre todo por Vera. «Además, otros planes se hacen muy complicados», asegura Yolanda, «como llevarla al parque y lo único que podemos hacer es llevarla a la piscina, pero como estoy embarazada, pues me resulta muy pesado».

Asimismo, para su perro, Wadi, que deambula sonriente alrededor de la familia, estas zonas también suponen un gran alivio durante el verano, cuando son muchas las horas del día en las que salir a la calle puede ser peligroso para los perros y sus patas. «También hemos venido por él, para que también pueda pasear un rato, porque lo pasa muy mal con el calor», añade Yolanda.

La familia Franco, cenando junto a su perro, Wadi. CHENCHO MARTÍNEZ

Habituales

De los más habituales en este parque son Josefina, Manuel, Antonio y Andrea, un grupo de cuatro amigos jubilados que, sentados en sus sillas, indican muy alegres que las noches de verano en La Asomadilla son «muy buenas» y dan las gracias «porque tenemos esto». «También nos cansamos del aire», comentan, «y, bueno, además habrá que ver luego cuando llegue la factura». Josefina destaca que es, debido a la ola de calor, una de las noches más calurosas que están pasando, aunque asegura que «habitualmente nos vamos casi siempre de aquí con frío, yo traigo un chal para echármelo muchas noches».

«Nosotros en el momento en que empieza el calor ya nos ven aquí todas las noches, desde que anochece hasta que casi cierran», explica Josefina, que comenta que antes se sentaban en los bancos, pero que, cuando les dejaron sentarse en el césped, después de la pandemia, empezaron a traerse las sillas y ya se ha convertido casi en una tradición. «Ya nos hemos acostumbrado a las sillas y se está estupendamente», indica Josefina.

La familia Blanco lleva años acudiendo a la zona del avión. CHENCHO MARTÍNEZ

Si La Asomadilla es una de las zonas verdes más populares, el rey de las noches de verano, al menos en cuanto a número de visitantes, es el Balcón del Guadalquivir, el parque en el que está el avión, donde la familia Jiménez pasa prácticamente todas las noches de verano. «Solemos cenar, hemos traído los bocadillos y, mira, aquí tengo mi fiambrera», afirma Vicky mientras saca una fiambrera roja de debajo de su silla. Sin embargo, hay noches tan calurosas que ni en las zonas verdes es posible escaparse del calor. «Eso le he dicho a mi madre cuando hemos llegado, hoy no corre nada de aire, nada de nada», asegura Vicky al ser preguntada sobre si esa noche podría ser una de las más calurosas de lo que llevamos de verano.

La madre de Vicky, Paqui, asegura que es una tradición de todos los años, ya que «otros planes no se pueden hacer porque económicamente la cosa está muy mal», y en la propia Córdoba también hace mucho calor a todas horas. «Te traes aquí tu picnic y echamos el ratito», comenta.

Una alternativa cada vez más habitual es utilizar las aplicaciones móviles para pedir comida de la que disfrutar en estos espacios verdes. Es por esto por lo que opta un grupo de jóvenes amigos, que disfruta sobre un tapete de la cena, junto a la hija de dos de ellos. «Nosotros solemos pedir algo por Glovo», comenta uno de ellos, mientras señala las bolsas del pedido. «A veces también nos traemos sillas y comida de casa, pero hoy ha sido más improvisado», explica otra de las amigas.

Y muchas son las familias que aprovechan para que sus hijos puedan jugar al aire libre y en un entorno natural, como es el caso de la familia Blanco Gallardo, que afirma que, aunque no recurre mucho a este plan, sí es una costumbre desde hace muchos años pasarse de vez en cuando por el parque del avión «huyendo del calor, porque no hay muchas más opciones en Córdoba», y «para que jueguen los niños», indica una de ellas. «Cenamos y, mientras los niños están jugando, nosotros charlamos», concluye entre risas.

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