Diario Córdoba

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SITUACIÓN DE LA SIERRA

Unas 1.700 viviendas irregulares están en zonas con riesgo de incendio

Suponen un 37% de las edificaciones que se encuentran en suelo no urbanizable

Incendio ocurrido el miércoles en la Sierra, donde hay una gran cantidad de viviendas irregulares. MANUEL MURILLO

Las dificultades para una regularización y la falta de servicios básicos, entre ellos el agua, no son el único problema que se encuentran las viviendas ilegales en Córdoba. El reciente incendio en las inmediaciones del Lagar de la Cruz no requirió desalojos de viviendas construidas en la Sierra pero sí puso en alerta a todos, tanto a administraciones como a servicios de emergencia y a los propios residentes. Dentro del suelo no urbanizable de Córdoba hay una treintena de parcelaciones con más de 1.700 viviendas que se encuentran en zona de peligro de incendio. Esas construcciones representan el 37% de las que se ubican en suelo no urbanizable y se localizan al norte del canal Guadalmellato, en plena Sierra. Estos datos se extraen del inventario que posee la Gerencia de Urbanismo desde el 2014 y que aprobó a raíz del decreto que la Junta de Andalucía realizó en el 2012 para impulsar la regularización y lograr el reconocimiento de viviendas a través de la figura del Asimilado al Fuera de Ordenación, que no tuvo éxito. 

Pese a ello, esas 1.700 viviendas tienen la posibilidad de realizar planes de prevención y autoprotección. Según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Córdoba en junio, de los 44 núcleos de población que existen en la Sierra (ahí no solo se incluyen los que están en suelo no urbanizable), 13 trabajan en los planes de autoprotección. Realizar estos planes no es tarea fácil, por la tramitación que necesitan y por su coste económico, según indica el presidente del consejo de distrito de Trassierra, Juan Manuel Luque. 

Otro documento, el plan de la Sierra, que se quedó a medio tramitar hace más de una década, contabiliza 1.600 viviendas irregulares en 24 parcelaciones de la Sierra, de las que 10 son reconducibles con planes de mejora del medio rural y 14 no porque están en suelo no urbanizable protegido. 

El Negrete, El Melgarejo, Casilla del Aire, las Siete Fincas, La Torrecilla-La Gitana, El Jardinito, Las Solanas del Pilar, Virgen de la Cabeza-Pinar de Torrehoria, Castro Picón-Barranco del Puerto, El Puerto, El Salado, La Gorgoja II, Alto Paso, Rancho Blanco, San Cristóbal, Las Rocas y Pino Alto, La Caballera Sur, La Caballera Norte, La Alberquilla, Nueva Dehesa Hornillo, El Altillo, El Cordobés, El Bañuelo, Finca Los Ballesteros, una zona de Cerro Muriano, Montón de la Sierra y Villa Pura son núcleos ubicados en suelo no urbanizable en los que persiste el riesgo de incendio.

La nueva ley Lista dibuja un panorama distinto para estos núcleos en cuanto a servicios básicos, ya que, según indica el presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, Juan Andrés de Gracia, parte de la base de que «toda vivienda tiene derecho» a los mismos, aunque haya que cumplir con unos requisitos. En el caso de las viviendas irregulares que están en zonas de riesgo de incendio «han de presentar cómo resuelven ese problema» y recibir el visto bueno de los informes sectoriales.

Riesgo añadido

La presencia de parcelaciones irregulares creadas sin planificación urbanística supone un riesgo añadido a la hora de controlar los incendios, según vecinos de la zona que gestionan fincas para la explotación agraria. Según indican propietarios como Enrique Urbano, la escasa rentabilidad de estas fincas hace que quienes las heredan acaben vendiéndolas por trozos a familias que edifican en ellas de forma desordenada, «lo que al cabo de los años ha hecho que se creen auténticas ratoneras que son de alto riesgo en caso de que se produzca un incendio porque supondrían una trampa para los equipos de extinción». 

También se quejan de que en las parcelaciones que se usan como segunda residencia hay a menudo perros durante todo el año, sin control por parte de los dueños, que en muchas ocasiones aprenden a salirse de la zona acotada y crean manada con otros. «Este año, un pastor de ganadería extensiva que trae sus ovejas para que coman en mi finca y ayuden a eliminar el pasto de cara al verano se fue antes de tiempo porque los perros atacaron a sus ovejas y se colaron en la zona cerrada que se instaló para que pasaran las noches a salvo», explica, «la gente no lo sabe, pero esto tiene consecuencias para la conservación del monte en condiciones óptimas y para la prevención de incendios en verano». 

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