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ENTREVISTA Tamara Cosano Autora del libro ‘Historia de una FIV... y alguna más’

«Todos conocemos a alguien afectado por la infertilidad»

Tamara, la historia de una gran mujer

Tamara, la historia de una gran mujer Manuel Murillo

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Tamara, la historia de una gran mujer M.J. Raya

Tamara Cosano Cantos (Barcelona, 1979), abogada laboralista, administrativa y auxiliar de enfermería, acaba de publicar el libro Historia de una FIV... y alguna más. Una publicación en la que cuenta su dura experiencia para tratar de ser madre y las consecuencias no siempre conocidas de los tratamientos de fertilidad, así como también cómo se encuentra afrontando en estos momentos un cáncer de mama. Tamara Cosano reside en Córdoba desde hace muchos años y sus raíces están en Puente Genil, localidad de nacimiento de toda su familia.

¿Por qué se animó a escribir ‘Historia de una FIV... y alguna más’?

En realidad, nunca me propuse escribir un libro. Mi psicóloga me mandó como terapia escribir lo que me había pasado. Era una manera de vomitar todo lo que llevaba dentro y que tan difícil me resultaba hablarlo. Con todo lo sucedido y una vez que finalicé de escribir, vi la posibilidad de poder ayudar a personas que estuviesen pasando por lo mismo que mi marido y yo. Mi vida no le interesa a nadie (excepto a las personas que me quieren). No soy famosa, pero si con el mensaje final, si con la conclusión a la que llego después de tantos años de sufrimiento puedo ayudar a alguien, me doy por satisfecha.

¿Estima que es importante que se muestre a la sociedad las vivencias que cuenta en su publicación?

¡Por supuesto! Una de cada seis parejas no consigue concebir un hijo. Todos conocemos a alguien que está afectado por la infertilidad, es algo con lo que vivimos. Hablar de ello es como desnudarse. Si te callas intensificas tu aislamiento y contribuyes a que el tema siga siendo tabú. Y, por otra parte, pienso que es muy importante hablar de ello para saber que todo tiene un límite y que esa obsesión y esas ganas de ser padres nos pueden pasar factura tanto física como psicológica.

¿Si pudiera dar marcha atrás en el tiempo volvería a seguir los mismos pasos para intentar tener hijos?

Esta pregunta es muy difícil de contestar. Evidentemente no llegaría tan lejos, no haría tantas locuras y tendría claro cuando parar, pero, por supuesto, que volvería a intentarlo por el simple hecho de volver a escuchar el latido de mis hijos y sentirlos de nuevo. Pero jamás volvería a jugarme la vida, primero por mí y segundo, por las personas que me quieren que han sufrido igual o más que yo todos los procesos.

«La obsesión y las ganas de ser padres nos pueden pasar factura física y psicológica»

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¿Qué apoyos fundamentales ha recibido durante todo este largo periplo?

El de mi marido, que no ha podido estar más a la altura. Cuando nos casamos y el cura dijo aquello de «en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad...» a él se le quedó grabado a fuego (se sonríe). También he contado con el apoyo de mis padres, que han sufrido en silencio conmigo, intentando disimular su dolor para aliviar el mío. Jamás hubiese querido que viviesen situaciones tan duras. He recibido además el respaldo de mis hermanos, que me lavaban, depilaban o vestían cuando guardaba reposo absoluto. Y estaban conmigo, que es lo más importante. Y he tenido el apoyo de mis amigos, los de verdad, los que han seguido ahí, a pesar de todo, y a los que quiero seguir teniendo en mi vida.

¿Alguna vez su marido o usted se plantearon la adopción?

Durante los tratamientos no. Mi única obsesión era tener y darle un hijo a mi marido, que llevase nuestros genes, que se pareciese a nosotros. ¡Error, grave error! Después de tantos fracasos, sí nos llegamos a plantear la adopción e incluso fuimos a varias reuniones para formalizarla. Sin embargo, en el transcurso de esas reuniones, me diagnosticaron un cáncer de mama. Es, a partir de ahí, cuando abro los ojos y me doy cuenta que llevo muchos años de mi vida desperdiciados con un único propósito y que ya es hora de disfrutar de todas las cosas buenas que la vida me ofrece. Fue entonces cuando decidimos dejar definitivamente el tema de ser padres.

¿Cómo está siendo enfrentarse a un cáncer de mama después de todo lo que ha pasado anteriormente?

Pues imagínate... Había superado la pérdida de tres hijos durante los embarazos. Había comprendido que la maternidad no estaba para mí. Había pasado página y era completamente feliz. Pero esa felicidad duró poco. Un día me palpé un bultito. Llamé corriendo a una compañera y a mi amiga y mejor radióloga de mama que conozco, a Cristina Márquez. Al día siguiente me hizo una ecografía y, en el mismo momento, una biopsia, ya que pintaba feo. El diagnóstico se confirmó en breve. Entonces yo trabajaba en el hospital QuirónSalud Córdoba y todos mis compañeros se volcaron conmigo. Tuve un diagnóstico rápido y actuaron muy pronto. Algo que les agradeceré siempre. El equipo médico y humano de ese hospital es excelente.

¿Qué tipo de cáncer le han detectado?

Me diagnosticaron un cáncer de mama hormonal. Diez años de mi vida hormonándome y mi tumor resultó ser positivo a estrógenos y progesterona. Mucha casualidad, ¿verdad? El bicho era pequeño, medía 5 milímetros. Me practicaron una tumorectomía y me lo extirparon. Me quitaron dos ganglios centinela y tuve que esperar catorce días para saber si había metástasis o no. Esas dos semanas fueron decisivas en mi vida, hubo un antes y un después. Fueron determinantes para que cambiase mi visión de la vida, sin pretenderlo, como explico en mi libro. No había metástasis, así que no recibí quimioterapia, pero sí radioterapia preventiva y la pastillita antiestrógenos durante cinco años, de la que ya solo me quedan tres años (señala sonriente). Llevo mis controles extraordinariamente con mi oncóloga, María Jesús Rubio, a la que tanto le debo. Esta doctora confía en que el bicho se ha cogido a tiempo y en que seguramente no fallezca debido a esta patología, aunque con el bicho nunca puedes bajar la guardia y debes estar alerta.

¿Qué mensaje querría hacer llegar a otras pacientes con cáncer de mama y a las mujeres en general?

Me gustaría destacar la importancia de la autoexploración de las mamas y las revisiones periódicas para el diagnóstico precoz, ya que nos pueden salvar la vida.

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